Samantha se había quedado con las ganas de tener sexo con Gerald, pero entendió que él se sentía un tanto inseguro por lo de las últimas veces y aparte, le pareció muy tierno que el CEO se quiera mantener sin tener relaciones sexuales hasta el día de su boda, aunque ya habían tenido intimidad, le gustaba imaginar que eran vírgenes hasta el día de casamiento.Amaneció y despertaron temprano, el cantar de los pájaros y las gallinas a primera hora eran el timbre perfecto de una zona campestre, los trabajadores se escuchaban por todos lados haciendo sus labores rurales, incluso, se levantaron antes que saliera el sol. Samantha y Gerald buscaron a Connie en otra habitación donde estaba durmiendo.— Hola hijita, buenos días — Exclamó Samantha.— Mami, ¿Qué hora es? Está muy temprano aun — Contesto Connie dándose vuelta en la cama con mala cara.— Levántate cariño, vamos a desayunar, quiero que paseemos un rato por el campo antes de irnos a la casa — Comenta Gerald.— Ven mi cielito, si quie
Entraron a la habitación y ambas se pusieron a conversar sobre sus parejas, a Samantha le dio curiosidad de cómo se podría comportar Isabel en la cama, ella sentía que Isa tenía mucha experiencia y pensó en pedirle consejos a su amiga.— Isa, ¿podrías decirme qué les gusta a los hombres? — Preguntó Samantha con vergüenza.— ¿Hablas del sexo? — Preguntó Isabel.— Sí, me explico, ¿cómo sabes que a tu pareja le gustas en la cama, cuando tienes relaciones sexuales? ¿Qué movimientos haces? — Preguntó Samantha sonrojada.— Amiga, primero que todo tú eres la que tienes el poder, a ellos les encanta una mujer, pero si te demuestras provocativa y con ganas dispuesta a satisfacerlo en la cama, lo lograrás. Ahora él te tiene que satisfacer a ti también, así que tienes que disfrutarlo moviéndote así, mira — Contestó Isabel montándose en la cama y colocándose en posición de perrito.Isabel empezó a darse nalgadas a ella misma bromeando, pero también estaba hablando en serio, hacía movimientos sens
Samantha tenía la cabeza abrumada de tantas ideas, la criada había envenenado su mente y ella se dejó intoxicar.El día pintaba lluvioso y al poco tiempo empezó a llover, Samantha había salido de la casa con un bolso dónde empacó algunos atuendos, cosméticos y productos de cuidado personal, iba por la calle sola y desamparada, estaba sollozando, sentía que todo conspiraba en su contra para que no estuviera con Gerald.«Maldita sea ¿por qué soy tan tonta?» Pensó Samantha.Estaba derrumbada, nunca se había sentido tan triste. Las calles estaban solas, se detuvo en medio de ella y gritó con todas sus fuerzas de la frustración y tristeza.— ¿Por qué? — Gritó Samantha durante un par de segundos arrodillándose en medio de la vía.Luego que Samantha entró en razón, se levantó y se dirigió a la parada de autobús dónde tomó uno directo a un condado un poco alejado, ni siquiera ella sabía cuál era el destino, simplemente quería salir del lugar y no ver a Gerald nunca más. El trayecto fue de una
Gerald White llamó a sus escoltas que lo acompañaran y se dirigió hacia donde estaba la criada.— Eres una mentirosa ¿Estás loca o qué? Le mentiste a Samantha diciéndole que tuvimos una relación, ahora se fue y no sé dónde carajos puedan estar. Te quedarás aquí hasta que regrese. Muchachos vigilen de que no se vaya de la casa — Le exclamó Gerald a la criada y le dio órdenes a los escoltas.Rápidamente empezó a llamar a todo el mundo, Samantha estaba perdida y él estaba entrando en desesperación. Le marcó a su amiga Isabel, a su padre, a algunos empleados que trabajaban directamente con ella en los perfumes, pero todos le dieron la misma respuesta, no sabían nada de Samantha, a Gerald no le queda más opción que llamar a la policía.— Por favor quiero reportar a una persona desaparecida, su nombre es Samantha Keane, lleva varias horas sin ser localizada.— Hola, le habla el cuerpo de investigaciones, enseguida atenderemos el caso.Luego de que Gerald contestara varias preguntas que le h
Samantha pidió que Gerald entrara para conversar con él, su amiga Isabel la había convencido de que hablaran y solucionaran las cosas.Gerald entró con la cara deprimida, levantó la mirada y miró a Samantha triste al igual que él.— Samantha, perdóname, todo fue un mal entendido — Exclamó Gerald entre lágrimas.— Estoy muy triste Gerald, no puedo vivir con alguien que no confío — Comentó Samantha llorando.— La criada está loca, ella inventó todo, escuché las grabaciones de los vídeos de seguridad.— Pero ¿cómo explicas que sabe lo del lunar? — Preguntó Samantha.— Fueron los vídeos de seguridad, ella robo los vídeos para verme desnudo, eso fue lo que pasó, tienes que creerme Samantha, yo no haría nada para lastimarte cuando te prometí mi amor. Quiero que seas mi esposa y no quiero perderte.Samantha no se encontraba del todo bien, había desarrollado una neumonía producto del agua que entró a sus pulmones, también estaba intoxicada por el salitre, su piel estaba irritada y tenía un pa
Las cosas se habían tornado color de hormiga desde lo que ocurrió con la criada y su persecución, todo esto para intentar separarlos, pero Gerald tenía que demostrarle a Samantha que él estaba diciendo la verdad. Iba a ser su futura esposa y lo último que quería era perder su confianza. «¿Por qué todos se empeñaban en separarnos?» se preguntaba Gerald mientras se alistaba para ir por Connie a la guardería.El ama de llaves estuvo cuidando de la niña por esos días en los que la casa estaba de cabeza, el CEO se sentía solo sin la presencia de su prometida. Ya estaba acostumbrado a ella, pero debía recuperarse bien para poder volver. Por ahora, los planes de la boda se habían dejado en pausa, no tenían mente para eso, y mucho menos después del malentendido.Gerald pensó darle un incentivo por agradecimiento al ama de llaves, que estaba haciendo su trabajo sin chistar, de por sí, siempre se encontraba dispuesta. Era una de las pocas personas en las que podía confiar a la pequeña, debido a
Así como Samantha, Connie también sintió una gran felicidad al verla, solo imaginaba lo terrible que se habría sentido al enterarse de lo que había pasado. Estaba dispuesta a protegerla, pero tenía que protegerse a sí misma primero, por lo que llegó a sentir un poco de culpa, pues en ese momento solo se cegó de ira y no pensó en lo que podría sufrir la pequeña si las cosas hubieran resultado mucho más graves.Solo quería ser feliz junto a Gerald y a la niña, pero todo se tornaba cada vez más difícil para ambos, como si la vida nos los quisiera ver juntos, y eso la entristecía. A pesar del amor que sentían mutuamente, llegó a pasar por su mente que el destino no era estar juntos.Pasaron los días y Gerald cada vez estaba más ansioso por ver la mejora en Samantha en su totalidad, el sentimiento de culpa lo carcomía por dentro, no quería imaginar lo peor. Todos los días se dirigía al hospital a cuidar de ella sin importar el tiempo que se mantuviera a su lado, tenía el apoyo del ama de l
En horas de la tarde, ya casi escondiéndose los últimos rayos de sol, Gerald se encontraba de vuelta en el hospital, lucía distinto, había cortado y acicalado su cabello y barba, se perfumó y vistió como de costumbre para dar a entender a su madre y a Samantha que todo estaba bien con él. Comió la comida que preparó el ama de llaves, compartió un rato con Connie, descansó y ya estaba como nuevo para cuidar a su prometida esa noche.—¡Hijo qué bueno volver a verte así! Me contenta que hayas podido sacar un tiempo para ocuparte de ti. — mencionó su madre dándole un abrazo.—¿Cómo estás? Mamá. ¿Cómo te sientes, cariño? — preguntó a ambas al entrar y acercarse.—Estoy bien, he conversado mucho con tu madre y me ha hecho sentir mejor. — confesó Samantha.—Vine para quedarme esta noche contigo, pero creo que mañana temprano debo salir a resolver un asunto de suma importancia en la empresa… — dijo preocupado.—No le des tantas vueltas, hijo mío. Tu padre se encargará de dirigir todo lo relac