Capítulo 10: Malos recuerdosEl bailarín era un presentador también, así que propuso la condición del juego, debía cumplir un reto, tres hombres fuertes y vestidos con tangas únicamente le bailarían sin que ella supiera quien seria, le vendarían los ojos y ella tendría que adivinar quién sería el danzante. Se habían colocado frente a ella para que los visualizara antes de ser vendada, acto seguido, sonó una música de buen ritmo y empezaron a moverse al ritmo de la música con pasos eróticos y sensuales. Se acercaron a ella y le tomaron las manos pasándoselas por el cuerpo para que Samantha sintiera sus músculos. Las mujeres gritaban eufóricas y les decían piropos y bromas a los hombres.Casi al finalizar el show uno de los caballeros se acercó a Samantha y le besó sus manos y luego le dio un beso minúsculo en los labios. Giró su cabeza como si no le gustara y arrugó la cara, era algo que ella no podía explicar, sí le gustaba los hombres, pero no de esa manera tan incómoda y forzada.Ge
Apenas amaneció, se levantó cuidadosamente para no despertar tan temprano a Connie, caminó directo al baño a lavarse la boca y ducharse, tenía los ojos un poco hinchados producto de llorar el día anterior. Se aplicó crema y algo de maquillaje en su cara para verse más fresca y disimular las ojeras, se vistió con ropa deportiva, se le había ocurrido salir a caminar luego, quizás después de atender a la pequeña, no quería estar en la casa, aún estaba molesta y no soportaría ver a la cara a Gerald.Agotada y cansada se dirigió a la cocina para preparar algunos wafles dulces y jugo de naranja. Mientras estaba cocinando, Gerald se acercó y se sirvió un vaso de agua.— Buenos días Samantha ¿Cómo amaneces? — Preguntó Gerald cordialmente.— Buen día, estoy bien, gracias – Contestó de manera seca y se marchó.A Gerald no le había gustado la manera de contestar de Samantha, se sintió ofendido al no recibir una buena respuesta de parte de ella, así que fue detrás, apurado para interrogarla y acl
La camioneta estaba encendida y lista para ser conducida por el dueño, Gerald quería manejar en vez de pedir que lo llevaran. Así que sentó a la pequeña Connie en el puesto de atrás y abrochó su cinturón de seguridad. Le abrió la puerta a Samantha muy amablemente, ella se sintió extraña al percibir ese gesto de su parte. Condujo por la autopista principal y mientras lo hacía no dejaba de verla.— ¿Quieres estar pendiente de la vía? — Le comentó en tono directo.— Disculpa.Gerald estaba bastante abrumado por todo lo que pasaba por su cabeza. Al pasar unas horas, llegaron a la casa de campo de su madre donde iba a ser la celebración. Era bastante grande la casa, casi tanto como una mansión. El terreno era de varias decenas parcelas, había animales como vacas, caballos, cabras, perros y distintos tipos de aves. También había un lago con un muelle y un bosque.Había muchísimas mesas con sillas al aire libre y varios faroles de luz para alumbrar el área, toda la gente estaba llegando al l
Luego de conversar con la madre de Gerald, empezaron a acercarse varios hombres para conversar con Samantha, su apariencia estaba atrayendo las miradas de todos, cosa que al CEO no le gustó mucho.Se sintió un poco incomoda así que los evadió alejándose hacia el bosque, se escapó del cúmulo de personas sin decirle a Gerald. Quiso tomar un poco de aire fresco entre los distintos tipos de árboles que la rodeaban, los pinos eran los que más abundaban, su esencia le causaba paz, gozaba realmente de ese olor, su pasión por los aromas a pino la complacían. Observó a dos parejas cuchicheando y teniendo intimidad a escondidas, hizo caso omiso de ello y siguió hasta un grupo de personas reunidas alrededor de una fogata asando malvaviscos y conversando, mientras que otros estaban recostados de un tronco que usaban como asiento mirando las estrellas. De repente se acercó un chico muy carismático y encantador.— Me encanta el resplandor de las llamas, se puede decir que soy piromaníaco, pero es a
Gerald estaba bailando horrible, no se movía al ritmo de la música y pisaba a la chica, él solo estaba pendiente de lo que Samantha estaba haciendo, no le importaba realmente si la acompañante de Andrew lo disfrutaba o no.Sonaron varias melodías, en un instante el animador de la fiesta propone un juego, sonarán varias canciones y a medida que cambien la tonada, cada persona tenía que cambiar de pareja. Los que se quedaran sin pareja durante unos segundos eran los perdedores, todos estaban entusiasmados, enseguida Gerald esperó la oportunidad.Apenas cambiaron la música, Gerald corrió como un león que caza a su presa sobre Samantha, la tomó del brazo y se la arrebató a Andrew.— ¡Vámonos a la casa a dormir! No quiero que estemos aquí — Le dijo tartamudeando con la lengua trabada de la borrachera.— ¿Gerald por favor? No hagas una escena, estás ebrio — Expresó Samantha con temor.— Tengo sueño, solo quiero que nos vayamos ¡es una orden! — Le contestó con los ojos entrecerrados.En ese
Amaneció y se despertaron temprano todos para planificar el día. Como la mañana estaba bastante calurosa, Connie propuso ir a la piscina a jugar y bañarse. A Samantha le pareció una excelente idea, así que se alistó para ir con la niña y llevarla, le dio igual si Gerald iría o no. La piscina quedaba en la misma casa de campo, pero un poco más alejada, era como una especie de club dentro del mismo terreno. Le pidió a la mamá de Gerald que la ayudara con algún atuendo para ella poder meterse al agua, por lo que buscó entre sus gavetas de ropa y encontró un bikini que pensó le quedaría perfecto. Se lo probó enseguida y vio lo bien que le quedaba, hasta ella misma se sintió sexy.— Volverás locos a todos los hombres con eso — Le comentó la madre de Gerald en tono de broma.— ¡Espero que no! — Expresó Samantha entre risas.Buscó un traje de baño para la pequeña y bajaron enseguida para decirle a un chofer del lugar que las llevara hasta el club, en lo que están llegando a la puerta para sa
Al amanecer, ya la mayoría de las personas se habían ido del lugar, por fin la fiesta había terminado y estaban llegando cuadrillas de trabajadores para recoger todo como las mesas y tarimas y también para limpiar los jardines, podar los árboles, recoger la basura, limpiar la piscina entre otras cosas de campo que tenían que hacer. Todo estaba muy bien organizado, los padres de Gerald no dejaban pasar nada por alto y eran maniáticos con la perfección.Samantha acomodó las cosas y se dispuso a empacar los bolsos. Al terminar bajaron de la habitación hacia la sala principal para despedirse de todos, tenía a la pequeña Connie cargada, pero esta se le zafó para ir a abrazar a su abuela, sabía que se irían pronto. Samantha les dio las gracias a los padres de Gerald por toda su atención.— Gracias señor y señora White, espero que nos veamos pronto — Expresó.— Gracias a ti, mi niña, cuida muy bien de la pequeña Connie. También cuida del malhumorado de nuestro hijo, espero que cambien su hum
Gerald se fue a la ducha y dejó que el agua fría le quitara la pesadez de su cuerpo y se le fuera el alcohol de su sistema. Estaba lloviendo fuerte con estruendosos relámpagos, Samantha salió corriendo en un instante a la ducha donde estaba él. Abrió el baño y lo abrazó, apenas estaba terminando de bañarse cuando sorprendido vio que Samantha lo abrazó atemorizada. Al momento de escuchar los truenos, a Samantha le vino un recuerdo tenebroso de su infancia. Algo que la habría marcado para siempre. Cuando estaba pequeña, Samantha se encontraba jugando en el patio de su casa, el cielo estaba grisáceo y había destellos de relámpagos, ella por su inocencia no le dio importancia del peligro que esto podría ocasionar, solamente quería jugar con su pelota. Al cabo de unos segundos, comenzó a lloviznar muy suavemente, casi como un rocío mañanero, el clima se puso frio en un instante, la brisa empezó a sacudir los árboles y hacerse más fuerte en cada segundo. Vio que las personas que estaban e