A Gianna se le revolvió el estómago. Una cosa era saber que tu pareja tenía un pasado sexual bastante destacado y otra muy diferente poder verla con tanta claridad; además, sentir lo que él sintió, cuánto lo disfrutó. Gianna se reconocía bonita, no se consideraba poseedora de una belleza abrumadora como Irene, pero sabía que tenía lo «suyo». Sin embargo, sólo era una loba que había sido rechazada gran parte de su vida, algunas inseguridades habitaban en su pecho.—Gianna —llamó Darragh mientras la seguía en el salón de usos múltiples.Pero su Luna no se detuvo, sino que siguió andando hasta el fondo donde se encontraba el escenario improvisado con un micrófono. Sólo paró porque todavía no daría el discurso, se entretuvo revisando los papeles que dejó arriba del escritorio en el rincón y fue ahí donde Darragh la alcanzó.—Déjame explicarte —pidió él a través de su vínculo.Gianna levantó la mirada, luego la desvió hacia las mujeres que se encontraban cerca y que miraban con fascinació
No fueron a cenar como dijeron, sino que terminaron en un club nocturno en Manhattan comiendo cualquier chuchería, bebiendo y conversando; era todo lo que Beth necesitaba, aunque habría sido más cómodo sin la presencia de Irene.Beth no quería hablar de más con el alcohol que corría por sus venas. La mayoría sentía curiosidad por la relación entre Gianna y Darragh, querían saber cómo descubrieron su vínculo, si Darragh era igual de bestia con ella como lo era con Cornelia o si el lobo se había enamorado de verdad. Pero eso no era todo, sino que igual deseaban saber de la intimidad de la pareja y, aunque Beth sabía algunas cosas, prefirió callar absolutamente todo.—Por experiencia te digo que Darragh la tiene grande —soltó una de las chicas alrededor de la pequeña mesa—. Muy grande, ¿verdad, Irene?La aludida soltó un respingo y sus ojos marrones se detuvieron en el rostro apenado de Beth. Ella sabía que la rubia era la mejor amiga de Gianna.—No sé… —titubeó la morena.—Oh, vamos, si
Aleksi no sabía en dónde vivía Beth y descartó preguntarle a Harry, eso sería cruel y el lobo podría ser un asesino —cuando la situación lo requería, como cualquiera de los Ashbourne—, pero no un hombre que disfrute restregarle en la cara a otro una de sus pequeñas victorias. Así que recurrió a su hermano mayor, quien consultó con Gianna y en menos de cinco minutos ya tenía la dirección en el celular.El lobo condujo con calma. No quería despertarla tan pronto, pero Beth se adelantó.—¿A dónde vamos? —inquirió, todavía adormilada, mientras se frotaba los ojos y miraba las calles que la rodeaban.—Te llevo a casa.—No puedes llevarme a casa de mis padres —reaccionó un poco—. Si me ven así, no, no, lo que me espera… Dobla aquí, por favor.—¿Y dónde dormirás?Beth suspiró hondo.—Tengo mi departamento, está cerca.Aleksi la miró de soslayo, parecía que le dolía horriblemente poseer un departamento propio en Manhattan cuando suele ser el sueño de cualquier persona de su edad.Beth continu
El aroma dulce se metió bajo de su piel e inundó todo el cuerpo del lobo. Su instinto animal le pedía tomarla, el racional que no fuera un animal y actuara como el hombre que también comprendía el ser un licántropo. Aleksi cargó a Beth en brazos y la llevó hasta la habitación que alguna vez compartió la pareja que vivió ahí.La cama era enorme. Recostó a Beth en un extremo y la contempló unos segundos; lucía hermosa con la tenue luz de la luna entrando por la ventana. Sin embargo, no permaneció más tiempo ahí porque no quería retar a su sentido común cuando moría por estar entre las piernas de esa mujer. Aleksi salió del cuarto, cerró la puerta y recargó el cuerpo en ésta. La manada no se regía por las leyes humanas, si quisiera podría tomarla a la fuerza y preñarla; era un Ashbourne, un hijo suyo sería protegido y respetado, la madre tendría una vida llena de comodidades. Sin embargo, el lobo descubrió que no quería eso, sino que Beth lo eligiera y decidiera formar esa familia con
El cuerpo de Aleksi entendió a la perfección lo que Beth quería, era parte de su instinto, pero debía dominarse y no dejarse llevar.Él jamás se había detenido a reflexionar en si sus acciones podrían causar daño a la mujer con quien estaba a punto de acostarse, pero con Beth era diferente. No deseaba presionarla a hacer algo de lo que luego podría arrepentirse; después de todo, apenas un día antes aceptó el regalo de Harry y eso debía significar algo para ella.Beth se aferró a la meseta como si de eso dependiera su vida. Escuchó, con toda claridad, cómo se desenfundaron los colmillos de Aleksi cerca de su cuello. Sin embargo, el lobo la soltó, retrocedió y se marchó a grandes pasos por el pasillo.Beth volvió a respirar y se preguntó qué se suponía que había pasado, es decir, claro que entendía lo que pasó. Ella no sabía cómo funcionaba ese tema como los humanos, pero le habían dicho que era similar, sólo que en los licántropos todo era más intenso por el instinto animal que latía t
Fue un recorrido silencioso, mas no incómodo.Para Beth era agradable ir en el asiento del copiloto con Aleksi conduciendo y la música fluyendo por los altavoces a un volumen moderado. Sin embargo, no podía quitarse la sensación amarga del pecho por haber besado a ambos hombres. Harry no merecía eso. Aleksi no merecía eso.Ya habían pasado meses desde su separación de Oliver, pero la realidad era que no estaba lista para otra relación. Su indecisión era la prueba. Porque Aleksi le encantaba, mas no se consideraba tan madura como Gianna para manejar bien la vida libertina del lobo. En cambio, Harry era dulce y atento, claro que había estado antes con algunas mujeres, pero todo dentro de lo «normal»; entonces se planteaba que quizá se sentía atraída por Harry porque le brindaba calma a sus inseguridades, ¿pero no era eso lo que buscabas en una relación? ¿Calma? ¿Paz?Aleksi se detuvo en un semáforo y, de la nada, gruñó.Beth lo miró de soslayo. Sus ojos ya habían regresado a su tono g
—Ni he podido tomarme un café antes de esto —sollozó Beth entre los brazos de su mejor amiga—. Es demasiado temprano para este drama.Beth ya había contado todo a la pelirroja, a tropezones y llanto, pero lo hizo.—Eso te pasa por bonita —bromeó Gianna.Beth levantó la cabeza y entrecerró los ojos.—Es que me ves con ojos de amor.—No, es que en serio eres bonita y no es tu culpa que esos dos no se puedan controlar cerca de ti —insistió Gia—. Tranquila, Beth, yo sé que estás inquieta por todo lo que ha pasado con Harry y Aleksi, pero no estás obligada a corresponder a ninguno si no quieres…—Es que no estoy lista, Gia, ¿cómo podría estar con uno de ellos si encuentro al otro… encantador?Gianna suspiró y colocó un mechón rubia de su amiga detrás de la oreja.—Tu ruptura con Oliver es reciente.—Él hasta se va a casar…—Porque sabemos que no está muy bien de allá arriba —Gia señaló su propia cabeza—, pero no debes sentirte presionada por eso.Gia había dado en la herida. Beth se sentía
—No pueden ordenarnos escapar —negó Harry—. Ninguno aceptará.Aleksi sabía aquello. Ya le había dicho a Darragh que era una locura, que algunos de ellos eran tan leales que preferirían morir antes de escapar.»Lo sé, yo trabajo con ellos todos los días, no se marcharán… Pelearán y morirán ahí si es necesario, pero jamás los dejarán.Aleksi tragó duro. Nunca pensó que querría que su manada fuera menos leal, pero quería salvarlos. No quería que todos murieran por su culpa.—La orden será esa y… esperamos que la cumplan… —continuó Aleksi—. Al menos tú tienes que cumplirla, porque tendrás que salvar a Beth.—¿Qué…?—Yo no podré, Harry, creemos que atacarán durante la boda y me quedaré hasta el final sin importar el resultado, pero debes salvar a Beth.—Aleksi, yo…—Tal vez no sea necesario, quizá somos alarmistas y sobrevivamos, pero si todo sale mal tienes que salvarla, ¿entiendes?Harry dudó unos segundos, luego asintió.—Me encargaré de ponerla a salvo…—Bien… —Aleksi respiró hondo—. P