Gianna gimió cuando los colmillos de Darragh se enterraron en su piel; era el dolor más placentero, algo que jamás había experimentado. Entonces se miraron a los ojos, encontraron sus ojos en ese tono ámbar, los colmillos descubiertos y las respiraciones agitadas; no podían ocultar lo que querían que sucediera. Sin embargo, el sonido del celular de Darragh los interrumpió, aunque ninguno se movió para contestar o desviar la llamada. Darragh buscó el pecho de Gianna, inhaló hondo y besó el punto medio que sobresalía por arriba del escote. Gianna abrazó a su mate hasta atraer más su rostro.Y llamaron a la puerta principal de la habitación.—Maldición —masculló Darragh.—¿Todo en orden? —preguntó una voz al otro lado de la puerta.—Es Aleksi —dijo el lobo.Aleksi ni tenía que gritar, sabía que podrían escucharlo… si todo estaba bien.Gianna salió de su ensimismamiento, ¿había estado a punto de acostarse con Darragh?—Entraré —anunció Aleksi y abrió la puerta.Gianna se incorporó, alis
Darragh miró a los músicos quienes de inmediato retomaron los violines, aunque fallaron un poco para lograr recuperar la armonía. Entonces el futuro alfa continuó andando de la mano de su Luna hasta la mesa principal donde se encontraban sus padres. Nerea relamió sus labios, sujetó bien la corona de piedras preciosas que llevaba en la cabeza y que combinaba con su elegante vestido dorado; no tenían una monarquía, pero le gustaba sentirse la reina y se rehusaba a dejarle ese puesto a alguien tan poquita cosa como Gianna. Leonard, por su parte, trató de sonreír con amabilidad a su hijo y su Luna, aunque no le salió muy bien, sino como si tuviera un fuerte cólico.—Qué bueno que llegaste, hijo.—Sí, por un momento pensamos que quizá tu Luna quiso terminar lo que empezó hace tantos años —soltó Nerea con una sonrisa venenosa—. No me mires así, Gia, ¡sólo estoy bromeando!Gianna apretó los labios, mas no respondió.—Gianna me estaba ayudando con unas cosas —resumió él, aunque sonó peor de
—No me asustan —bramó Darragh. Gianna no se había equivocado—. Puedo contra todos ustedes.—Hijo, no… Pero los ojos grises de Darragh comenzaron a volverse ámbar y eso hizo callar a su padre; ¿pretendía pelear contra decenas de lobos? —El compromiso se mantendrá —sentenció la madre de Cornelia—. O habrán consecuencias. La luz parpadeó. Darragh desprendía un aura de ferocidad que hizo a todos retroceder un paso. ¿En serio lucharía contra todos ellos para mantener su unión con Gianna?, se preguntaban los presentes.—Calma —pidió Gia en un susurro—. Son muchos…Ella sabía que aquello no se terminaría con los que estaban en la sala, afuera habían muchos más que tampoco la querían; no podrían contra todos. —Sólo tiene que dar la orden, señor —le recordó la madre de Cornelia a Leonard—. Su hijo tiene que obedecerlo. Leonard miró a su hijo, supo que Darragh lo desafiaría y… ganaría. Él, a diferencia de su hijo, nunca fue un guerrero y sólo continuó con la línea de sucesión que dejó su
Gianna no se sorprendió cuando la llevaron a otro edificio de departamentos, uno mucho más lujoso que el hotel en el que estuvo. Pero lo que si logró sorprenderla fue enterarse de que en ese mismo sitio estaba el departamento de Darragh justo hasta arriba, en el penthouse.La loba caminó tímida por la recepción con el hermoso vestido de gala. Los hermanos Ashbourne caminaban detrás de ella; era una escena digna de película. —¿Y mis cosas? —preguntó Gia cuando se detuvieron frente a los ascensores y sin parar de mirar los tonos caoba y dorados que decoraban la recepción.—Harry ha traído todo —contestó Darragh.Gia asintió; no eran demasiadas cosas, pero le apenó que Harry tuviera que hacerse cargo de eso.»En un momento los alcanzo —agregó el lobo hacia sus hermanos.Aleksi se despidió con un beso en la mano de Gianna. Kilian sólo con un asentimiento. Ambos abordaron uno de los ascensores.Darragh estaba tenso. Detestaba la atención de Aleksi por Gianna, no era estúpido, era evidente
Gianna se movió en el sofá, parecía incómoda en esa posición y Darragh decidió llevarla a su habitación. Abandonó su asiento, se inclinó con ella y la cargó en brazos como si no pesara más que un lápiz; sin embargo, pudo sentir los músculos firmes y duros de su Luna por sus años de entrenamiento. «Qué vida tan triste has tenido», pensó con la mirada fija en ese rostro apacible mientras la conducía a su habitación, «me hubiera gustado hacer más por ti antes de todo esto».Gianna sonrió en medio de sus sueños. Darragh sospechó que sus palabras se mezclaron con sus sentimientos y viajaron hasta ella a través de su vínculo, no se equivocó.Los hermanos de Darragh acababan de marcharse luego de planear llevar las cosas en calma, buscar información y cuidar de Gianna. Era sencillo, ¿no? Aunque Darragh no quería ver a Cornelia. La estimaba y se sentía traicionado por no negarse al berrinche de sus padres.La habitación mantenía la decoración que ya traía el departamento. Kilian no pasaba mu
Gianna suspiró hondo frente a la compleja y costosa cafetera que se situaba en el centro de su cocina como si se tratara de un monumento.Ella siempre había soñado con electrodomésticos blancos en una cocina rosa y cursi, pero en su lugar tenía todos los aparatos eléctricos en color negro y las paredes en tonos fuertes como azules y rojos quemados. Y no se quejaba, en serio, en su vida habría podido comprar un departamento como ese, pero ya no sabía si aceptar ese obsequio fue algo malo o bueno porque desde esa noche no veía a Darragh.Primero pensó que podría ser por ese encuentro que tuvieron que no sabía si se podía llamar «encuentro» porque sólo ella llegó al orgasmo y él escapó, pero ¿por qué Darragh se mantendría en silencio después de eso? La virgen era ella, no él, de eso estaba segura; así que descartó esa opción. Por lo que sólo quedaba que el lobo se arrepintió de un regalo tan espléndido como ese departamento.Gianna volvió a suspirar hondo. Sólo llevaba una enorme playera
Gianna palideció. El muro mental de Darragh se desplomó por la impresión de verla ahí, pero ella ni quiso indagar en sus pensamientos.—Yo… —¡Oh! —exclamó Cornelia y bajó con un delicado salto del escritorio—. Perdón, ¿tenían una reunión?—Gianna… —empezó Darragh—. Puedo explicarlo.«Puedo explicarlo», esas dos frases hicieron hervir la sangre en Gianna. La loba apretó los puños, respiró hondo y dijo:—Me confundí, disculpen.Gianna retrocedió, cerró la puerta y giró sobre los talones. Beth, quien había visto todo, la dejó pasar. —¡Espera! —gritó él al abrir la puerta. Beth se sobresaltó—. ¡Gianna!Pero su Luna ya había salido de la oficina y caminaba grandes pasos entre las hileras de mesas. Las lágrimas se le aglomeraron en los ojos, sus puños temblaban de ira y estaba segura de que si permanecía un minuto más frente a esos dos terminaría estrellándole algo en la cabeza a su mate.«¿Mate?», se repitió y la primera lágrima cayó. Un mate no haría eso, jamás.—¡Gianna! ¡Te ordeno qu
—¿Planeas hacer un striptease? —preguntó Kilian a Darragh mientras éste se quitaba el saco y abría los primeros botones superiores de su camisa.—Tengo calor —contestó Darragh y abrió la ventana de la oficina, el aire acondicionado no estaba ayudando demasiado—. ¿Ustedes no?—No —contestó Aleksi—. Estás sudando.Darragh asintió y se paseó en círculos detrás del escritorio; no comprendía por qué de pronto sentía que estaban a cuarenta grados centígrados y no quince grados como indicaba su celular.Kilian subió los pies al lujoso escritorio de caoba de su hermano, pero Aleksi lo pateó para que los bajara.—No sé qué me sucede… Es como si el calor brotara de mi estómago —explicó Darragh—. Y me siento… desesperado, no sé.—¿Por ir a ver a Gianna? El amor te está pegando duro, hermano —bromeó Kilian.Darragh apretó la quijada y trató de intimidarlo haciendo cambiar sus ojos de color, pero su hermanito respondió igual; entonces el mayor sólo puso los ojos en blanco. Era complicado intimidar