Decir que no le preocupaba Andrew con el alcohol sería mentir, pero Hannah era muy consciente de que él debía haber bebido muchas veces con sus amigos antes. Entre ellos y ella, la presencia más reciente en su vida era la suya, y tenía que controlar esos pequeños impulsos de protegerlo cuando no era necesario.En su mente también bailaban los hechos de más temprano, sus palabras y, cómo no, sus secretos.Mientras acomodaba la cama de Ali para que se fuera a dormir, poco después de las nueve de la noche, sus pensamientos se desenfocaron por unos segundos.—Mami, ¿estás pensando en papi?La vocecita de su hija la sacó de su ensoñación, y bajó la vista a la nena, que se cobijaba tranquila bajo el edredón a tonos pastel.—¿Crees que lo hago? —Hannah le dio un toquecito en la nariz y se sonrió.—¿Es porque quieres que papi te abrace mucho siempre, como en las películas?Su inocencia era destacable, y la mayor amaba que siguiera siendo así a pesar de todas las cosas que le había tocado vivi
Tras hablar con Hannah por más de una hora, y comer dos latas de papitas, Andrew se levantó, sin pizca de sueño, y fue a su estudio. Encendió su laptop y puso en marcha uno de sus juguetes para investigar la pista que Tyler le había dado.El nombre que mencionó su asistente era Emil Klein. Tras una búsqueda simple, Andrew encontró registros de vivienda y servicios públicos, pero eso no era suficiente.Comprendía que hurgar en las finanzas de Lenna ya no tenía sentido, porque no había nada raro, así que decidió ampliar un poco el cerco y centrarse en Harold Müller, cuyo nombre real ahora sabía era Jan Meyer.Comenzó desde los datos de Dominik y luego pasó a Harold, a sus finanzas y las de sus familiares registrados con esa identidad, cosa turbia considerando quién era en realidad Harold Müller.Sus dedos tecleaban con calma mientras en la pantalla aparecían y desaparecían cuadros. Logró infiltrarse con facilidad en la principal base de datos de ciudadanos del gobierno, y comenzó a hace
—¡¿Qué?!La sorpresa caló de inmediato en Andrew, junto a una tremenda urgencia que lo llevó a levantarse, con los ojos bien abiertos y una evidente tensión a pesar de que conocía las razones en el fondo de su corazón.Dominik y Ulrik lo miraron y se alarmaron al instante.—¿Dónde estás? ¿Estás sola? ¿Y Norman?—¡Papi, Norman está inconsciente…! Ellos chocaron y el no pudo hacer nada y… ¡se llevaron a mami, se la llevaron, se la llevaron, papiii!El castaño tragó entero, sintiendo que el corazón se le iba a la garganta, y apretó los dedos de los pies. Necesitaba mantener el control. Sabía que esto pasaría de alguna manera.—De acuerdo, Alisson, escúchame —espetó con voz firme pero tranquilizadora—. Quédate donde estás. Ya voy para allá, solo espérame, ¿de acuerdo?La niña sollozó, y se hizo un leve silencio.—Está bien, papi, te espero. Ven pronto, por favor.Los llantos se escurrieron por la línea, pero Andrew no desconectó la llamada, no podía.—Háblame, ¿estás herida? —preguntó. Bu
Andrew entró al auto, y el dolor de cabeza de más temprano se puso peor, pero lo tiró al fondo, sin tiempo para caer en eso. Necesitaba centrarse en encontrar a Hannah, en llevarla sana y salva a casa.Respiró hondo, se quitó la corbata, la tiró a un lado junto al saco y se sacó dos botones de la camisa.—¿Vamos al Centro? —preguntó Dominik.—Sí. —Se puso con la laptop, y casi enseguida su celular comenzó a sonar, pero no le prestó atención y solo dijo—: Ulrik, ¿puedes contestar por mí? Debe ser Tyler.El moreno, en la parte trasera junto a él, enseguida le sacó el celular del bolsillo. En efecto, era Tyler, así que contestó y lo puso en altavoz.—Señor, localizamos el grupo de furgonetas donde se llevaron a la señorita Roth, pero están vacías. No tenemos más pistas.Andrew frunció el ceño, pues justo al volver a entrar al mapa del rastreador se dio cuenta de que la señal de Hannah había desaparecido.—Están usando un jammer… perdí su señal —murmuró y apretó los labios. Un jammer era
Tras hablar con Andrew, Hannah le comunicó a Norman lo que este dijo, y ambos emprendieron camino a la escuela para buscar a Alisson.—La señorita Alisson de seguro se desinflará un poco al no ver a su padre —comentó el conductor, que también realizaba tareas secundarias en la empresa que complementaban su trabajo.—Es bueno que pase de vez en cuando. Está muy apegada a él, y eso no es malo, pero tiene que aprender que a veces también estará ocupado.—Tiene razón, señorita, aunque no deja de saberme un poco mal por ella.Hannah soltó una risita.—Eso es porque te dejaste hechizar por su encanto, Norman.Los dos volvieron a reír, y el camino a la escuela transcurrió sin problemas. Hannah nunca había visto a su hija ser realmente una niña «convencional». Ella no solía quejarse, ni siquiera cuando creía que Edward era su padre lo hacía. Era una niña muy sensata, demasiado para su edad, y que pensaba mucho las cosas antes de hablar. Por eso resultaban sorprendentes los instantes en los qu
—¡Aaaah!El cuerpo de Edward cayó al suelo y él se agarró de inmediato la pierna, de donde comenzó a rezumar sangre. Hannah, alarmada y sin entender qué pasaba, tiró como pudo la vista desde su posición y vio unas botas negras. Trató de acomodarse y el hombre avanzó, lo que de cierta forma le dio miedo; sin embargo, al ver quién era, de alguna manera su corazón se aligeró.No… no podía estar ligero.Apretó los labios, sorprendida por la expresión indiferente que Andrew tenía mientras apuntaba con el arma a un Edward que se revolvía gritando en el suelo; sin embargo, apenas verlo, sus ojos se afilaron.—¡Maldito, eres tú! ¡Maldito hijo de perra, desgraciado! ¡¿Por qué demonios me disparaste?! ¡Desgraciado, jódete!Pero Andrew hizo oídos sordos a sus palabras y miró a Hannah, suavizando su expresión apenas entonces.—Hannah, ¿estás bien?Ella asintió, incapaz de pronunciar palabra, y el castaño suspiró.—De acuerdo. —Al detallar su rostro, su mejilla hinchada, frunció el ceño.Se agachó
—¿Quién eres exactamente?La pregunta lo recibió apenas sentarse en el sillón junto a la cama, y los ojos cansados pero decididos de Hannah lo estudiaron.Él la miró, también visiblemente agotado, pero sabiendo que no tendría sentido darle largas.—Debes saber que fui a un programa de alto rendimiento cuando era niño. —Hannah asintió con la cabeza—. Fue alrededor de los siete años, un amigo de mi padre fue a casa a visitarlo y nos conoció a Tony y a mí, y le propuso la idea a mis padres de que fuéramos a Islandia al programa de alto rendimiento de su escuela.Al nombrar Islandia, Hannah pensó en que algunas veces Andrew hablaba en un idioma que ella no entendía, pero que luego identificó como islandés, y algunas cosas cuadraron en su mente.—Tony y yo le pedimos a nuestros padres que nos dejaran, y al final lo hicieron. El programa requería mucho estudio, pero era divertido, y tenía una parte física. Aprendíamos artes marciales y también inteligencia y muchas cosas que para unos niños
Sus labios eran como agua de Mayo. Suaves, tersos, cálidos, revitalizantes, y no quería separarse de ellos.Sin embargo, tenía y, aunque a regañadientes, Andrew se separó de ella y la miró a los ojos, esos que tanto amaba, y sonrió.—¿Quieres dormir conmigo? Solo estoy golpeada, no creo que sea un problema si nos acostamos juntos.La propuesta de Hannah no cayó en saco roto, y Andrew no dudó en quitarse los zapatos, apagar las luces y recostarse a su lado tras cerrar las persianas, y ella se abrazó a su pecho, deleitándose con el repiqueteo de su corazón.—Andy… eres como un soldado. Creo que si lo veo así puedo entenderlo mejor —murmuró quedo.Él empezó a jugar con sus cabellos y suspiró.—Es lo que soy, a fin de cuentas, solo que, en lugar de estar afiliado al ejército alemán, lo estoy a una organización privada que es utilizada por muchos gobiernos del mundo.—¿Has viajado mucho gracias a eso?—Bastante, he ido a lugares en guerra y visto muchos desastres, pero también estuve en lu