—De acuerdo niño genio, es hora de entrar a la cama —le digo a mi hijo, viendo como él corre de un lado a otro en su habitación.

Después de todas las emociones que vivimos hoy cuando mis hermanas regresaron a casa y Adan vino a despedirse de mí, finalmente pudimos pasar una noche solos como una familia, al igual que lo hacíamos al inicio cuando llegamos por primera vez a la manada del Sur. Andrei se notaba mucho más feliz y libre que cuando mis hermanas estaban aquí con nosotros, eso me dejó ver que a pesar de todo lo ocurrido, mi hijo sigue comportándose como un niño normal y alegre, lo cual yo siempre he adorado de él y de su carácter.

Pasamos una noche mágica, en la que Daniel y Andrei jugaron a la pelota hasta la cena, mientras yo los miraba sentada desde el sofá. Luego de eso yo cociné algo para ellos, y finalmente terminamos conmigo tocando unas canciones en el piano. Casi a la medianoche yo fui con Andrei y a su habitación, le ayude a ponerse su pijama, me aseguré de que se cep