Rahyra limpió ella misma la sangre del rey de la pared de la habitación, y cuando terminó se sentó en la cama a contemplar la mancha húmeda sobre la roca gris hasta que se secó por completo. Se preguntó cómo podría afrontar al consejo del rey y salir victoriosa y no pudo encontrar la solución. Ante aquellos hombres, miembros importantes del reino, su palabra no valía más que la de cualquiera de sus esposas, ni siquiera el ser la reina les importaría, para ellos, según lo que había escuchado, únicamente la palabra del rey era su palabra, así que no podía llegar con ese argumento, tenía que convencerlos de verdad. Se acostó en la cama mirando el techo adornado con runas extrañas talladas a mano. Las acciones de su hermana no tenían de verdad una explicación que pudiera librarla de un castigo enorme, ya era adulta ante la ley y la carta que le había dejado a su madre era una prueba suficiente para culparla. Rahyra sabía que Kaeira no podía librarse del castigo, pero lo único que quería
Rahyra salió de la habitación del concejo y se cruzó apenas con los demás miembros, Cleo la estaba esperando unos metros en un discreto segundo plano y cuando llegó con ella se le colgó del brazo.De una cosa estaba segura, según por lo que había escuchado, Maxwell era un rey que escuchaba mucho a su concejo, y Rahyra estaba segura que ellos escogerían asesinar a su hermana. Dario, haría lo que dijera Sr Donly y el comandante de la guardia quería la cabeza de Rahyra, entonces a su mente le llegaron las palabras que le había dicho Máximo aquella mañana “afuera es el rey, pero dentro de ese cuarto, ahí adentro es tuyo, aprovechalo”—¿Qué sabes de complacer a un hombre? — le preguntó Rahyra a su dama de compañía y la menor la miró con los ojos abiertos.— Bueno, majestad — le dijo la muchacha — no sé mucho, la verdad, pero mamá me ha hablado bastante, y las amigas con las que entrené aún más.—¿Qué me aconsejas para hacer feliz al rey? — a Rahyra no le agradaba mucho esa idea, pero esa n
El rey se acostó a su lado en la cama después de que sus respiraciones se acompasaron, y cuando Rahyra tomó la sabana para cubrirse se sintió extraña, un poco más liberada, como si se hubiera quitado un manto espeso que le impedía moverse bien.Maxwell sopló la única vela que iluminaba la estancia y todo quedó en las tinieblas, pero bajo la sábana Rahyra aún podía sentir el calor de la piel del rey y tuvo el irremediable impulso de acariciarlo nuevamente, pero se contuvo.—¿Ya estoy embarazada? —le preguntó ella y Maxwell se rio un poco, se notaba cansado y un poco adormilado.—La verdad no lo sé —le respondió él —eso se supone que lo saben las mujeres — Rahyra se rascó la cabeza. Cuando una mujer se va a casar, pasa largos ratos con su madre hablando de esas cosas, pero Rahyra había ocupado el puesto de su hermana en último momento y no tuvo tiempo de ninguna charla.—La verdad, no lo sé —se volvió hacia el rey —eso que salió… lo que salió de ti, de allá, ¿es lo que me embaraza? — Ma
Rahyra de verdad imaginó que su papel en el reino sería de utilidad, así lo quería, pero ya llevaba toda la mañana en su habitación rodeada de cientos de pergaminos que se caían de la cama y se esparcían por el piso. Cleo ya tenía los ojos cuadrados de leer todas las cartas de compromiso que tenían que revisar.—Lord Bermin Dorn quiere casar a su hija con el hijo mayor del lord de los bosques negros, estirpe Mardor — le leyó Cleo y Rahyra intentó hacer memoria, los Mardor era la familia más rica de los bosques oscuros y de su capital, Pozos negros, pero por más que intentó recordar no supo quiénes eran los Dorn. Volteó a mirar a Cleo que se encogió de hombros.—No sé quiénes serán los Dorn — le dijo la muchacha. Rahyra lanzó el pergamino que tenía en la mano, la ventana de la habitación estaba llena del excremento de los cientos de vencejos que llegaron ese día con las propuestas de matrimonio.—Esto me parece ridículo — dijo y Cleo asintió con la cabeza.— La mayoría ni siquiera ha l
Rahyra pasó toda la tarde con las viudas silenciosas, y cuando caminó hacia la salida no supo cómo sentirse. La organización de mujeres era bastante peculiar, y le asustó lo dispuestas que estaban para asesinar a su ornen sin consideración, pero al menos se encargarían de los trabajos desagradables como leer y aprobar todos los matrimonios del reino. Cuando salió a la calle la noche ya había caído y Sr Eliver estaba inquieto y con ganas de meter la cabeza dentro del lugar. —Ya estaba ansioso, majestad —le dio y ella le puso la mano en el hombro para que se calmara. —Estoy bien, Sr Eliver, volvamos al castillo —le dijo ella y cuando se volvió hacia la calle no encontró el carruaje — donde está… —Se fueron —le dijo él — el conductor dijo que tenía que hacer un recado del rey y que volvería en quince minutos. —¿Y hace cuanto se fue? —Unas dos horas — Rahyra miró alrededor, las calles estaban comenzando a quedarse vacías y el cielo se oscureció, solo algunas antorchas mal distribuida
Cuando la puerta de la casa se abrió, Rahyra vio como la cara de la mujer que se asomó se ensombreció. Era una mujer entrada en edad, pero aun así se veía en perfecto estado, era más alta que una mujer normal y de brazos fuertes. Cuando vio a su nieto en los brazos de la reina, pálido y sudoroso, estiró las manos y los metió a los dos de un tirón a la pequeña casa cerrando la puerta.—¿Qué pasó? — preguntó —majestad — saludó a Rahyra y entre las dos lo sentaron sobre una butaca de madera.—Nos atacaron cerca de aquí — le comentó Rahyra. La mujer analizó la herida de Eliver.—Tiene suerte, no perforó ninguna arteria, ¿puedes mover el pie completo, incluso los dedos? —Eliver asintió con la cabeza —genial —la mujer trajo de la cocina unos trapos y tambien un frasco lleno de un líquido transparente.Observó la herida de su nieto, rompió la punta de la flecha y luego de un tirón la sacó. Eliver apretó con fuerza los dientes, pero no gritó, parecía que ya estaba acostumbrado al dolor. La mu
Raeyron sintió como el corazón le palpitó con fuerza en el pecho, levantó la espada cuando estaba lo suficiente mente cerca del otro hombre y la descargó, pero la espada del pelinegro se interpuso en un tajo amplio que lo lanzó hacia atrás.El hombre del caballo era muy fuerte, más que él, así que debía ser rápido si quería salir victorioso de esa pelea. Mandó un tajo con su espada para enterrarla en el estómago, pero de un hábil movimiento el otro esquivó y con la empuñadura de la espada le golpeó la punta de la nariz y Raeyron se tambaleó hacia atrás.Cayó sentado en el suelo y Maiken le lanzó una patada al pecho, pero Raeyron tomó la pierna y lo lanzó de espaldas.Cuando la espalda ancha del hombre cayó al suelo levantó una humareda de polvo que se les metió en los ojos y los hizo toser.Raeyron, aun en el suelo, lanzó un tajo con la espada y cuando se encontró con el acero forjado de la espada de Maiken lanzaron chispas y ambos se quedaron ahí forcejeando. El enviado del rey sacó
Cuando Rahyra despertó, Maxwell ya no estaba con ella, había tenido una noche relativamente tranquila a pesar del par de pesadillas que la acometieron, pero siempre que despertaba el rey la abrazaba con más fuerza.Rahyra comenzaba a notar que Maxwell era un hombre de contacto, frecuentemente lo veía apoyando la mano en el hombre de sus hombres de confianza, como esa caricia firme que le dio a Sr Eliver en la casa de su abuela o el fuerte abrazo que le dio a ella en la noche. Pero era el rey, y Rahyra notaba como se contenía la mitad de la veces para no reír o hacer algo, ¿a esa esclavitud se refería su hermana?Cuando salió al corredor Cleo apareció de golpe y le dio un fuerte abrazo.—Mi reina, lo siento — le dijo después de que se apartó de golpe — estaba muy asustada anoche, y después de que llegó el vencejo, todo fue una locura…—Rahyra la abrazó con fuerza.—Estoy bien, no pasa nada — ambas caminaron lado a lado por los pasillos, las personas que se topaban eran menos discretas q