Por enésima vez dice: —No voy a quedarme.
—Vuelves a decir que no te vas a quedar y me lanzo del carro.
—No lo harías— Me reta. Yo cruzo mis brazos sobre mi pecho y lo observo alzando una ceja, con mi mejor expresión que diga «¿acaso no me crees capaz?» —¿Para qué quieres que me quede?— Ahora suena más dócil y yo sonrío triunfante —¿No dicen es de mala suerte que el novio vea a la novia con el vestido de boda antes de la ceremonia?— Me interroga sin dejar de ver a la carretera.
—¡Ay, por favor!— Chillo y pongo los en blanco —Para empezar, soy fiel creyente que eso es una bazofia. Mi papá nunca vio a mi mamá con su traje de bodas ¿y qué pasó? Igualmente tuvo mala suerte porque se terminó casando con él. Un traje de novia no rige el destino que va a tomar
Pongo mis ojos en blanco y entonces me giro para seguir avanzando, recorriendo el largo pasillo que me lleva hasta donde se encuentra Lucia. Allí hay una sección de la tienda diseñada para esperar y probarse los trajes. Hay varios juegos de sofás blanco, con mesas de cristal de centro. En uno de estos sofás están sentadas dos mujeres, ambas inmersas en sus respectivos teléfonos. Lucia me espera con varios vestidos entre manos, se acerca a mi y me dice—Podemos dirigirnos a los probadores mientras su novio espera.Yo me giro hacia Archie quien ha guardado la distancia y hago un gesto señalando mi oído:—Escuchaste, espera aquí mientras voy a probarme algunos vestidos.Archie no dice nada, pero bosteza, lo hace de forma exagerada y cubre su boca con una mano. Luego estira los brazos hacia arriba, como si estuviese cansado, o aburrido. O ambos. Yo lo fulmino con la mirada y en
Doy las gracias cuando me entregan las tres grandes bolsas con el vestido, las zapatillas y el conjunto de lencería respectivamente.Fue cuestión de suerte que mientras Archie traspasaba las reglas de la tienda y se encerraba conmigo en el probador, Lucia, la dependienta que nos atendió, se haya tomado el atrevimiento de ir a buscar varias opciones de calzado basado en el vestido que elegí. Al final, lo único que salió a mi favor fue que nos tuvimos que extender al menos veinte minutos más en la tienda. Veinte minutos extras que, estoy segura, Archie buscará la manera cobrármelos. Uno a uno.Subimos a su coche, después de dejar las bolsas en el asiento trasero. Bajo el vidrio de la ventana y dejo que el viento invada el interior del coche. Después de "el momento probador" ninguno de los dos parece demasiado interesado en dirigirle la palabra al otro. Así que yo ap
Me pregunto qué tendrá Archie en la cocina. Desayuna fuera todos los días, almuerza y cena también en restaurantes. Entonces ¿para qué demonios tiene una cocina? Me pongo de pie y camino hasta esta parte de la casa. Si me dice que nunca ha tocado este lugar de la casa, se lo creería, no solo porque mantengo la hipótesis de que Archie no cocina, sino que todo luce impecable.Sobre la isla, al menos hay una bandeja ovalada con frutas. Tomo una manzana, la limpio por mi playera y la llevo hasta mi boca para darle una mordida. También hay peras, uvas, duraznos y fresas. Camino hasta la nevera y abro ambas puertas. Me sorprende que esta esté tan surtida. Hay legumbres, algunos vegetales y bandejas con carne. También hay jamón, queso. Es toda una revelación descubrir que, aparentemente, Archie sí cocina después de todo. Tomo una jarra con jugo de durazno y de la alacena, que est
Me interroga diciendo: —¿Un qué?— completamente extrañado.—Ya sabes, como Christian Gray.—¿Quién?— Dice aún más confundido.—¡Grey!— Repito exasperada —Ya sabes, Cincuenta Sombras. Apuesto que tienes una habitación llena de juguetes para adultos— Digo con picarda—Ahora que lo pienso, tienes todo el aura de Cristian. Eres guapo, millonario y solitario. Probablemente con gustos sexuales... Peculiares.—No sabía que el vino te ponía a decir cosas sin sentidos.—¡¿Sin sentido?!— Dejo escapar una risotada —Pagaría el dinero que no tengo por saber en qué estás pensando. Que pensamientos mal sanos guarda tu cabeza.Él niega sacudiendo la cabeza y pone los ojos en blanco como si estuviese cansado de escucharme. Yo solo río. Es poco proba
Entro a la oficina sin decir nada, trato de no hacer absolutamente ningún ruido, tanto que me esfuerzo por todos los medios de ser lo más sigilosa al tomar asiento en el sillón que está ubicado frente al escritorio de mi jefe. El señor Simon me dedica una mirada que no es exactamente la que tenía en mente. Pensé que actuaría de una forma despiadada, o tal vez cínica. Pero todo lo que hace es sonreír de una forma divertida. Apuesto que el pánico que debe haber en mi mirada, es el causante de su expresión hilarante.—Así que Archie y tú, tú y Archie— Espeta con gracia mientras mueve sus dedos sobre la madera del escritorio.—Sip — Suelto, afianzando la palabra. Mientras el señor Simon ríe, yo aprieto mis sudorosas manos con fuerza, tratando de descifrarexactamente qué es lo que causa tanta gracia.—&iques
Si le digo que hablo en serio sabrá entonces que yo sí es lo quiero, en cambio, él no comparte los mismos deseos. Él solo ha reído como si acabase de contarle el mejor de los chistes «¿Eso soy para él?» Lo peor de todo es que bajo otras circunstancias, lo que Archie ha descrito como mi plan perfecto podría haber sido algo que perfectamente habría ejecutado. Pero ahora mismo, no. Hay muchas cosas que quiero aclarar por mi salud mental y esta es la única forma posible.Alzo mi rostro y dejo escapar el aire que contenía en mis pulmones. Esbozo una sonrisa y sacudo la cabeza un par de veces.—Lamento informarte que esta vez te equivocas, Archie. Pocas veces en mi vida había hablado tan en serio— Sentencio y me pongo de pie —Pero allá tú, te pierdes de la mejor oportunidad que has tenido en tu vida— Agrego con tono petulante —T
Yo sigo a mi mejor amiga por las escaleras. Me detengo en los tres últimos peldaños y espero a que ella encienda la luz.—¡Tarán!— Dice Lydia mientras amplía sus brazos al tiempo que todas las bombillas LED del lugar se van encendiendo.Tenía varios meses sin venir a este lugar después de haber vivido un par en él y aun me sorprende lo enorme que es. En mi pueblo ni siquiera había un gimnasio, si la gente quería mantenerse en forma, la única opción que tenían era correr alrededor de la plaza. Y ahora que lo pienso, nunca vi a nadie en ello. Tiene mucho que ver el hecho de que, en el pueblo que me crié, conceptos como "ejercicio" o "gimnasio" son sinónimos de vanidad. Si alguien allí escucha la palabra "entrenamiento" probablemente no lo van a asociar con ninguna actividad fitness, sino más bien con la práctica militar que muchos hombr
Con mis temblorosas manos plancho las inexistentes arrugas de la falda de mi vestido, repito la acción un par de veces, pero es por cuestión de inercia. Tomo una bocanada de aire silenciosa, contengo ese aliento y después lo dejo fluir fuera de mis pulmones como si así estuviese dejando fluir también el miedo que me embarga. Entonces levanto la vista, mantengo la frente en alto con un esfuerzo sobre natural y finalmente pronuncio tres palabras que podrían cambiar el destino de este plan:—Tenemos que hablar— Uno mis manos al frente y empiezo a entrelazar mis dedos de una forma torpe, digamos que mi cuerpo y mi mente están tomando rumbos separados ahora mismo y no soy consciente de mis movimientos, soy solo consciente de las palabras que estoy a punto de pronunciar: —Verás, he hablado mucho de mi trabajo en el crucero. Siempre digo que he dicho que fue mi trabajo favorito hasta que conseguí el tra