Doy unos pasos extras hacia mi escritorio y lo primero que hago es encender mi ordenador. Espero a que este termine de cargar y abro la agenda del día para ver si tengo algo pendiente. Miércoles. Yo no tengo nada por hacer pero mi jefe sí. Y me olvidé de cancelar la cita. Bueno, no es que me olvidé. En realidad solo pospuse lo que tenía pendiente para la semana pasada, no pensé que iba a demorarse tanto en volver así que no modifiqué lo que tenía pendiente para hoy.
—No puede ser, no puede ser, no puede ser— Me recrimino a mi misma mientras, en medio de la desesperación, muerdo la uña de mi dedo pulgar.
—¿Qué ocurre?— Me pregunta Chloe mientras revisa unas hojas que sostiene entre manos.
—No pospuse una reunión que el Señor Simon tenía hoy y es con Pamela Lynch, según me informa el sistema, es
Espera un segundo ¿qué demonios está pasando?Archie acaba de recibir a Pamela Lynch, gerente del hotel de Palm Springs, y aparentemente también es su ex novia. Ha salido a recibirla y me ha ignorado por completo. Aunado a ello, tal parece que casualmente ayer ha comprado un anillo. ¿Podría ser un anillo de compromiso para Pamela?«No, definitivamente no. Es su ex ¿por qué querría pedirle matrimonio? Él está conmigo, a menos de mentira pero...»También es cierto que hasta el día de hoy, nadie a excepción de él, supapá y yo, sabemos lo nuestro. También es cierto que no estoy del toda segura que se lo haya contado al señor Simon realmente. Eso fue lo que él me dijo ¿y si no lo hizo? Recuerdo también que él es quien ha pospuesto hacer nuestro compromiso público,
Hay un largo silencio después de mis palabras. Me da tiempo para pensar que ambos deben de estar creyendo que lo que he dicho es una soberana tontería, por eso me sorprende tanto que la primera en hablar sea Pamela:—De hecho, esa es una mejor idea. No lo había pensado así—Por supuesto que no, o por el contrario hubiese propuesto esa idea y no la que ha dicho.—Vivian...— Mi nombre en los labios de Archie suena a regaño, como cuando un profesor reprende a un alumno que se la quiere dar de listo.Pero quien se supone debería estar ofendida, no lo está. Al contrario, ha soltado una carcajada sonora. Demonios, su risa, un poco ronca y ruidosa, resulta adorable. Me pregunto qué fue lo que le gustó a Archie de ella. Tal vez fue su roja cabellera, sus saltones ojos grises o su voz grave. Tal vez fue todo. No lo culpo.—¿Disculpa? ¿Tú quien e
Por enésima vezdice: —No voy a quedarme.—Vuelves a decir que no te vas a quedar y me lanzo del carro.—No lo harías— Me reta. Yo cruzo mis brazos sobre mi pecho y lo observo alzando una ceja, con mi mejor expresión que diga «¿acaso no me crees capaz?» —¿Para qué quieres que me quede?— Ahora suena más dócil y yo sonrío triunfante —¿No dicen es de mala suerte que el novio vea a la novia con el vestido de boda antes de la ceremonia?— Me interrogasin dejar de ver a la carretera.—¡Ay, por favor!— Chillo y pongo los en blanco —Para empezar, soy fiel creyente que eso es una bazofia. Mi papá nunca vio a mi mamá con su traje de bodas ¿y qué pasó? Igualmente tuvo mala suerte porque se terminó casando con él. Un traje de novia no rige el destino que va a tomar
Pongo mis ojos en blanco y entonces me giro para seguir avanzando, recorriendo el largo pasillo que me lleva hasta donde se encuentra Lucia. Allí hay una sección de la tienda diseñada para esperar y probarse los trajes. Hay varios juegos de sofás blanco, con mesas de cristal de centro. En uno de estos sofás están sentadas dos mujeres, ambas inmersas en sus respectivos teléfonos. Lucia me espera con varios vestidos entre manos, se acerca a mi y me dice—Podemos dirigirnos a los probadores mientras su novio espera.Yo me giro hacia Archie quien ha guardado la distancia y hago un gesto señalando mi oído:—Escuchaste, espera aquí mientras voy a probarme algunos vestidos.Archie no dice nada, pero bosteza, lo hace de forma exagerada y cubre su boca con una mano. Luego estira los brazos hacia arriba, como si estuviese cansado, o aburrido. O ambos. Yo lo fulmino con la mirada y en
Doy las gracias cuando me entregan las tres grandes bolsas con el vestido, las zapatillas y el conjunto de lencería respectivamente.Fue cuestión de suerte que mientras Archie traspasaba las reglas de la tienda y se encerraba conmigo en el probador, Lucia, la dependienta que nos atendió, se haya tomado el atrevimiento de ir a buscar varias opciones de calzado basado en el vestido que elegí. Al final, lo único que salió a mi favor fue que nos tuvimos que extender al menos veinte minutos más en la tienda. Veinte minutos extras que, estoy segura, Archie buscará la manera cobrármelos. Uno a uno.Subimos a su coche, después de dejar las bolsas en el asiento trasero. Bajo el vidrio de la ventana y dejo que el viento invada el interior del coche. Después de "el momento probador" ninguno de los dos parece demasiado interesado en dirigirle la palabra al otro. Así que yo ap
Me pregunto qué tendrá Archie en la cocina. Desayuna fuera todos los días, almuerza y cena también en restaurantes. Entonces ¿para qué demonios tiene una cocina? Me pongo de pie y camino hasta esta parte de la casa. Si me dice que nunca ha tocado este lugar de la casa, se lo creería, no solo porque mantengo la hipótesis de que Archie no cocina, sino que todo luce impecable.Sobre la isla, al menos hay una bandeja ovalada con frutas. Tomo una manzana, la limpio por mi playera y la llevo hasta mi boca para darle una mordida. También hay peras, uvas, duraznos y fresas. Camino hasta la nevera y abro ambas puertas. Me sorprende que esta esté tan surtida. Hay legumbres, algunos vegetales y bandejas con carne. También hay jamón, queso. Es toda una revelación descubrir que, aparentemente, Archie sí cocina después de todo. Tomo una jarra con jugo de durazno y de la alacena, que est
Me interroga diciendo: —¿Un qué?— completamente extrañado.—Ya sabes, como Christian Gray.—¿Quién?— Dice aún más confundido.—¡Grey!— Repito exasperada —Ya sabes, Cincuenta Sombras. Apuesto que tienes una habitación llena de juguetes para adultos— Digo con picarda—Ahora que lo pienso, tienes todo el aura de Cristian. Eres guapo, millonario y solitario. Probablemente con gustos sexuales... Peculiares.—No sabía que el vino te ponía a decir cosas sin sentidos.—¡¿Sin sentido?!— Dejo escapar una risotada —Pagaría el dinero que no tengo por saber en qué estás pensando. Que pensamientos mal sanos guarda tu cabeza.Él niega sacudiendo la cabeza y pone los ojos en blanco como si estuviese cansado de escucharme. Yo solo río. Es poco proba
Entro a la oficina sin decir nada, trato de no hacer absolutamente ningún ruido, tanto que me esfuerzo por todos los medios de ser lo más sigilosa al tomar asiento en el sillón que está ubicado frente al escritorio de mi jefe. El señor Simon me dedica una mirada que no es exactamente la que tenía en mente. Pensé que actuaría de una forma despiadada, o tal vez cínica. Pero todo lo que hace es sonreír de una forma divertida. Apuesto que el pánico que debe haber en mi mirada, es el causante de su expresión hilarante.—Así que Archie y tú, tú y Archie— Espeta con gracia mientras mueve sus dedos sobre la madera del escritorio.—Sip — Suelto, afianzando la palabra. Mientras el señor Simon ríe, yo aprieto mis sudorosas manos con fuerza, tratando de descifrarexactamente qué es lo que causa tanta gracia.—&iques