Capitulo 40

Un suave cosquilleo en mi mejilla me sacó de mis sueños, era tan agradable que me quedé quieto tratando de prolongar la sensación. La calidez que me transmitía Ranzes con su toque era tan exquisita que si pudiera sentirla cada segundo de mi vida sería totalmente feliz, es una pena que sólo sea una fantasía más.

— Buenos días — Digo sin abrir los ojos, si es un sueño no quiero terminarlo tan de repente.

— Buenos días, ¿cómo amaneciste? — Al escucharlo y confirmar que no es un sueño abro los ojos lentamente encontrándome con su mirada.

— Muy bien — Nos miramos en silencio y cuando mi vista se posa en sus labios se aparta rápidamente.

— Me alegro, bueno iré a pedir el desayuno — Salió de la habitación. Recordé la calidez en mi mejilla y llevé mi mano a esa zona, una sonrisa boba se formó en mis labios y decidí levantarme.

Busqué ropa limpia y entré al servicio para tomar una ducha. No quiero hacer esperar a Ranzes. Ayer no quedamos en los mejores términos y por la noche estuve pensando e
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