Capitulo 38

Ya había dicho que me encanta abrir los ojos y ver el rostro de Hannah de antes que otra cosa?

pues sí, es algo que me encanta, no me canso de verla, me gusta tanto que siento que es una joya preciosa y delicada que con cualquier toque podría romperse, pero mi necesidad de tocarlo es más fuerte que yo. Levanto la mano y me doy el lujo de tocar su mejilla, lo hago lento y con mucha delicadeza, rozando apenas la piel cálida y suave, con miedo a despertarlo. Tan hermosa, tan suave, mi hannah

— Buenos días — Dice de repente con una sonrisa y voz ronca asustándome por ser descubierto.

— Buenos días, ¿cómo amaneciste?— Retiro mi mano de su mejilla y le veo abrir los ojos lentamente.

— Muy bien — Me mira unos segundos y antes de que haga algo de lo que quizá me arrepienta me levanto de la cama.

— Me alegro, iré a pedir el desayuno — No espero su respuesta y salgo de la habitación.

Antes de ir a la boda necesito organizar un par de cosas, ayer por la noche le pedí a mi secretaria investigar s
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