Amanda King
Cocine, por primera vez en un par de meses cocine, siempre que estaba molesta lo hacía, siempre que estaba por caer en una crisis de ansiedad lo hacía, eso me relajaba, aunque algunos de mis platillos eran incomibles.
Mi suegro y su ahijado me acompañaron, incluso se comieron lo que había preparado, y hasta yo me sorprendí por lo exquisito que había quedado, al terminar quise lavar los trastos, pero la llamada de mi madre no me dejó terminar, apenas el móvil sonó conteste.
– Se fue – dijo entre sollozos – se fue y se llevó todo – declaró y su hipido me dio a entender que todas mis sospechas eran ciertas.
La calmé y enseguida quise partir a su lado, seguida por mi suegro subí hasta su habitación en donde estaban mis pertenencias, él entró a los pocos segundos después que yo y entre jadeos, su respiración sonaba entrecortada, - por la escalera – pensé de inmediato, él se interpuso en mi paso y me condiciono, no saldría de su casa a menos que llevara seguridad.
Sin poder rechistar, con algunas dudas, pero finalmente acepté. No es que pudiera hacer mucho negándome, y fue así como partí hasta la casa de mi madre.
Apenas entré, subí a la recámara de mi madre, seguida por Omar, el hombre de confianza de mi suegro, que solo llegó hasta la puerta de habitación de mi progenitora, cuando yo la vi abrazarse sola sentada en el suelo de su vestidor la rabia me pudo, pero no, no la deje salir, eso vendría después, por el momento solo me senté a su lado y la consoló, sin decir nada la consolé.
Después de unos minutos, entre hipidos y sollozos me contó que él se había ido, no sabía bien a qué hora, pero cuando la llamaron del banco ya era tarde, suspiré y me di cuenta de que ya no quedaba nada, para mi sorpresa me sentí afortunada ¿pero de qué? Estábamos en la ruina, después de mi divorcio no nos quedaría nada, mi opción más cercana era hablar con Alhelí, pero ¿será lo correcto? Nosotros a ella no la ayudamos, cuando nos necesitó, Richard nos prohibió tenderle una mano.
El cúmulo de sensaciones que tenía se disiparon con la llamada de mi suegro, que, aunque no le correspondía, estaba de nuestro lado, le trate de explicar un poco lo que sucedía y él soltó un suspiro.
– Me lo llegué a imaginar – soltó algo consternado – ese hombre no es ningún santo ¿puedes traer a tu madre para acá? ¿Necesitan más tiempo? – sonreí, era evidente que se preocupaba, pero que a la vez no sabía tratar muy bien con mujeres.
– Deme un par de horas para calmarla – sonreí sin querer, era hasta enternecedor cómo se esforzaba.
– Avísame, mandaré preparar mi habitación para ustedes dos ¿está bien? – pregunto.
– Está bien, le avisaré – corte la llamada con una sensación de tranquilidad, por lo menos tenía un par de semanas para pensar.
Respiré profundo y me volví hacia donde mi madre estaba sentada, tenía que contarlo que estaba pasando, ella no merecía sufrir en la inocencia, debía saber la calaña de persona que era Richard, ella debía enterarse y no sufrir por un hipócrita, estafador y mala persona.
Baje a prepararle un té, necesitaba que se calmara un poco y mediante un mensaje en W******p le informe a mi prima todo lo que estaba pasando, ella enseguida me pidió que nos fuéramos hasta NY, allá podíamos estar seguras, que lo de la e****a de Benson lo solucionarían sus abogados, pero no lo tome en cuenta, primero quería que mi madre supiera todo y luego de ver su reacción tomaría una decisión junto a ella.
Apenas subí hasta su habitación y la vi tomar su té le dije todo, fue como una clase exhaustiva del tipo de personas que eran mi ahora marido y Richard, la vi digerir la información.
– ¿estás bien? – pregunto después de unos minutos en silencio – tú ¿te sientes bien? – iba a responder, pero pronto se giró hacia mí y me abrazo – oh, hija, jamás pensé que esto pasaría, siempre supe que en algún momento el karma por no ayudará a Alhelí nos llegaría, pero jamás pensé que de esta manera.
– Madre, estoy bien – mentí, descaradamente – tuve mi día, más bien mi noche, para asumir esto, pero jamás creí, bueno creímos que Richard se escaparía – ella suspiró – ¿qué ha dicho el señor Daniels?
No dije nada y ella asintió, le comenté que nos había pedido que nos fuéramos a su casa y ella sin rechistar, metió algunas mudas de ropa a su maleta y luego de un baño, cerramos la casa y nos fuimos hasta la casa de mi suegro.
Allí nos estaban esperando, Brian, de hecho nos esperaba en la entrada de la casa, con su suave voz nos invitó a tomar el té en la terraza de su despacho, allí conversamos de la situación, mi madre le confesó todo lo que había pasado, no escatimo en detalles, incluso habló de las deudas con las que la había dejado Richard, por su parte mi suegro nos contó que no éramos a las primeras que les hacía esto, años atrás lo había hecho.
Fue una conversación definitivamente rara, pero muy provechosa, luego nos instalamos en la que era la habitación de mi suegro, él me había dicho que prefería cederme su habitación, ya que era la que tenía mejor seguridad, no está dispuesto a correr riesgos cuando se trata de mi seguridad y en este caso de la mía y de la de mi madre.
Me dejé caer en la cama, mi mente estaba perdida en los acontecimientos recientes, sin darme cuenta la noche cayo, mi madre en compañía de Brian habían salido, él insistía en que se debía distraer, sé que no había más intención que darme un buen momento en él por lo que no dije nada, incluso ayudé a que ella se arreglara un poco, darle algo de color a su rostro.
Un toque en la puerta me saca de mis pensamientos, miro el reloj de la mesita noche, son las 9 pm, abro la puerta y me doy cuenta de que es Klaus, se ve algo somnoliento.
– Hola – saluda.
– Hola – le sonrió.
– Pensé que podíamos cenar juntos, mi padre salió con tu madre, ellos demoraran – arrastraba las palabras, estaba evidentemente nervioso, por lo que terminé con su tortura.
– Sí, puede ser en unos 30 minutos ¿por favor? – él asintió y pude ver una pequeña sonrisa, se notaba a leguas que no estaba acostumbrado a estas situaciones.
– Cenamos en el despacho ¿te parece?
– Perfecto – él se movió de la puerta y yo la cerré.
Me apresure a darme una rápida ducha, había estado toda la tarde sobre mi cama, en menos de 20 minutos me vestí con algo simple y me di un pequeño arreglo, salí de la habitación y vi a Omar sentado, le pregunté si había comido y negó con la cabeza, lo libere para que fuera a comer algo, le comente lo que haría y el hombre suspiró, pero me hizo caso, para mi mala suerte mi móvil se había quedado dentro de la habitación, por lo que volví a entrar y mientras lo buscaba escuche como la puerta se abría de par en par.
Me levanté rápidamente y vi a Peter, estaba furioso, su rostro estaba rojo y podía adivinar que venía por explicaciones, lamentablemente yo no estaba dispuesta a dárselas.
– Amanda – dijo suavemente – mi amor, tenemos que hablar – declaró.
– ¿de qué? – pregunte.
– ¡NO TE HAGAS LA ESTÚPIDA! – esas palabras me definía el día de ayer - ¿qué fue lo que le dijiste a mi padre? – se acercó lentamente a donde yo estaba de pie - ¡RESPONDE! – su rostro poco a poco se desencajaba, mostrando sus verdaderas intenciones – no entiendo – suavizó la voz – de verdad no te entiendo, ¡te querías casar!, nos casamos, ¡querías una bella boda!, te la di …
– ¡ME USASTE! – grite, dejándolo en completo silencio – eres un bastardo, me trataste todo este tiempo como si fuera una estúpida ¡Y VAYA QUE LO FUI! ¡¿CÓMO?! – suspire y trate de calmarme - ¿Cómo? ¿Por qué? Yo te amaba, ahora no eres nada más que un miserable, un gran miserable – se me quedó viendo, sabía que estallaría en algún momento, por lo que tome valor e intente salir de allí.
– Tú no sabes nada, nada, no eres más que una pobre pueblerina, una estúpida que soñaba con un cuento de hadas, donde lo único que serás por el resto de tu vida es ser una mantenida …
– ¿por quién? – me atreví a preguntar casi en un susurro - ¿por ti? O ¿por tu padre? – un movimiento rápido Peter me tomo por mi cabello, un grito no ahogado, trate de zafarme con todas mis fuerzas.
Me lanzo en contra de la cama, y cuando ya estaba preparada para lo peor, sentí un golpe, escuché como alguien caía y al darme vuelta Klaus había lanzado a Peter contra la ventana, este último lo miraba atónito, sin poder articular palabra.
Klaus me puso de pie y se puso delante de mí, respira profundo y mis manos comenzaron a hormiguear, trague saliva y cuando él trató de avanzar hacia el que fuera mi esposo, lo abrace, sin dejarlo avanzar.
– No, no lo hagas – escondí mi rostro en su ancha espalda y una corriente atravesó mi cuerpo – no vale la pena.
– Ok, salgamos – ordeno y solo asentí.
Klaus SantanaMe la lleve de la habitación, lo más rápido que pude, odie ver la escena, ni siquiera quiero imaginarme lo que hubiese pasado si no subiera cuando vi a Omar en la cocina. Suelto el aire cuando entramos en el despacho, escuchó como Peter baja por la escalera, pero por ahora esa no es mi prioridad.– ¿te encuentras bien? – ella asintió, pero estaba algo pálida, con la respiración agitada – no te agites – tomó uno de sus mechones y lo coloqué tras su oído – Amanda ¡Mírame! – exigí – todo va a estar bien ¿ok? – ella asintió y en ese mismo momento se escuchó un golpe en la puerta del despacho.– ¡ÁBREME! – grito Peter - ¡exijo hablar con mi esposa! – sus palabras me hacían arder, me iba a poner de pie.– No, por favor no – susur
Amanda KingEl martes por mañana mi madre había querido ir a casa, por lo que allí nos encontrábamos, sentadas en el piso de habitación, con un camión fuera de esta y dos hombres ayudándonos, uno que conducía el camión y el señor Omar, seguridad que mi suegro me había puesto, después del encuentro con Peter, el hombre moreno, alto y musculoso no se le despegaba.Una caja brillante llamó mi atención, a gatas entré en el vestido de mi madre y con cuidado abrí la pequeña caja, cuando comencé a ver las fotografías allí guardadas, los recuerdos de mi padre, el anillo de compromiso, matrimonio, e incluso la ilusión que él le regaló siendo muy jóvenes, mis ojos se llenaron de lágrimas.Yo solo quería algo como ellos, ellos fueron felices siempre, mi padre adoraba a mi madre, se desviv&iacut
Klaus Santana.Un par de días había pasado, estaba sentado en el despacho, la pizarra que ocupaba estaba totalmente cubierta de algunos escritos apuntes y una que otra nota adhesiva, me reí al recordar cómo había visto a Amanda prepararse para dar la prueba para entrar a universidad, ella ocupaba todo el despacho, ponía música y luego comenzaba a hacer apuntes, había reconocido días atrás que no era muy buena en matemáticas, pero como es una de los exámenes obligatorios, tendría que estudiar de todos modos.Pero porque estaba pensándola, será porque últimamente la veo a cada rato, comparto con ella más que con cualquier otra persona, incluso entrenamos a la misma hora, suspiro derrotado al darme cuenta de que esto va más allá que solo querer mantenerme a salvo.Trato de centrar mi atención en los documentos que me ha enviado
Amanda King.Escucho risas que provienen del despacho, cuando entro veo a mi suegro y a Klaus sentados en el suelo, habían bebido, eso se podía notar a leguas, hable a Omar, él fue quien me ayudó a levantarlos, suspire al ver a mi suegro de esa forma, hace días que lo veo entrar y salir de la casa, solo, sin nadie que lo acompañe.Don Brian es un hombre maravilloso, de buen corazón, encuentro que no se merece todo lo que ha pasado con Peter, que, aparte de ser un mal hijo, solo le ha dado dolores de cabeza, deudas de juego, disgustos y más decepción tras decepción. Klaus por otro lado, a pesar de no ser hijo de don Brian, era mucho más parecido a él, ellos se llevaban muy bien, siempre estaban hablando, y aunque él viviera en otro estado, casi al otro lado país, era alguien mucho más presente en la vida de mi suegro que su propio hijo.Suspire cuando vi todo
Klaus SantanaTome mi carro y comencé a conducir, mientras mi personal averigua a donde estaba Peter, contacte a Alex, él había viajado para verme, pero en este momento se me hacía más útil en la estación de policía, allí uno de mis hombres lo llevaría hasta donde estaba mi padre, solo le había dicho que necesitaba que sacará a Amanda la sucia celda en donde la habían puesto según lo que Omar había dicho.Tome rumbo hacia el aeropuerto, era la opción más viable para encontrar a mi querido hermanito, él se había metido en un gran problema, yo sabía lo que había sucedido, estuve allí, incluso habría sido capaz de guiarla para qué le disparará donde se lo merecía, pero sabía que ella no sería capaz de hacer, por lo que no le di muchas vueltas.Pero, lo que él hab&ia
Amanda KingEn qué momento de mi vida, en que minutos, segundo, hora o día de mi vida, llegue a esta instancia, detenida, en una celda sucia, sin abogado que contactar, solté un suspiro cuando el guardia vine a la celda y dijo que me llevaría con mi abogado, en la sala de interrogatorios un hombre alto, moreno, elegantemente vestido me esperaba, se presentó ante mí como abogado de la familia Daniels, yo solo pude asentir.La verdad era que me sentía terriblemente incómoda, estaba mal vestida, tenía hambre y frío, ese cúmulo de sensaciones me tenían con una ansiedad que jamás olvidaré, fuera de que era mi primera vez en una estación de policía.Solté un suspiro, inevitable.– Me dicen que estás aquí por amenazas – dijo el abogado, casi riendo – yo que tú apretaba el gatillo y nos íbamos a juici
Klaus SantanaUna semana había pasado, desde que habíamos vuelto a nuestra vida normal, mi padre había decidió vender lo que tenía en aquel pueblito, e instalarse en NY, en resumidas cuentas, su vida estaba aquí, sus propiedades y empresas estaban aquí, y como buen hijo que soy le ofrecí mi casa para que se quedara y trabajara mientras acomoda sus oficinas en un edificio.De Peter habíamos sabido poco, solo que cuando fue a casa a rogar perdón, se había encontrado con sus cosas afuera, luego de eso vino a gritarle a nuestro padre, pero lamentablemente este último no lo atendió, tampoco le dio importancia, y luego de eso desapareció de la faz de la tierra.De las chicas habíamos sabido poco, sé que mi padre se mantiene en contacto con ellas, le envían fotografías y todo eso, en más de una ocasión me había mostrado como
Amanda King– Todo va a estar bien – sentencié, cuando vi a mi madre tan preocupada – seguridad lo sacara – Richard había averiguado en donde estábamos y nuestra luna de miel se había fastidiado – y nos iremos a casa.– Nos iremos directo a NY, allá estará nuestra casa de ahora en adelante – dijo ella recuperándose.Es fuerte, no puedo decir nada en contra de eso, pero me preocupa. Sé que mi madre al decir que lo quería, que se le había calado en el corazón, era sincera, y sentirse tan vilmente utilizada, no era la mejor sensación que la vida nos podía dar. Me dediqué a abrazarla, mientras esperábamos que Alhelí llegara, ella se había hecho cargo de la situación.Escuché como mi móvil sonaba en la habitación, pero no alcance a llegar a él, de hecho, ni siquiera h