Klaus Santana
Me la lleve de la habitación, lo más rápido que pude, odie ver la escena, ni siquiera quiero imaginarme lo que hubiese pasado si no subiera cuando vi a Omar en la cocina. Suelto el aire cuando entramos en el despacho, escuchó como Peter baja por la escalera, pero por ahora esa no es mi prioridad.
– ¿te encuentras bien? – ella asintió, pero estaba algo pálida, con la respiración agitada – no te agites – tomó uno de sus mechones y lo coloqué tras su oído – Amanda ¡Mírame! – exigí – todo va a estar bien ¿ok? – ella asintió y en ese mismo momento se escuchó un golpe en la puerta del despacho.
– ¡ÁBREME! – grito Peter - ¡exijo hablar con mi esposa! – sus palabras me hacían arder, me iba a poner de pie.
– No, por favor no – susurro Amanda cada vez se hacía más pequeña y esas ganas de cubrirla con todo lo que tenía estaban cobrando vida, despacio me moví y la abrace, respire profundo y acaricie su espalda, por lo menos Peter había dejado de gritar.
Así nos quedamos hasta que poco a poco la respiración de ella se fue relajando, para cuando me di cuenta se había dormido, con cuidado la cargue hasta el sillón que había en el despacho, abrí la puerta del lugar y me di cuenta de que Omar estaba allí y una de las chicas de la cocina, a ella le pedí una manta y que pusiera más leña en la chimenea, mientras que a él le pregunté por mi hermano.
Peter estaba en su habitación, había hecho trizas el vestido de novia de Amanda, sonreí malicioso, cuando me vio se puso de pie y la rabia se podía ver a través de sus ojos, trató de lanzarme un golpe, pero lo detuve en seco, doblando uno de sus brazos caso hasta su límite.
– Detente – advertí – no me temblará la mano, aquí no está Amanda para detenerme – su mirada cambió – no provoques lo que no resistes – dejó de forcejear conmigo y yo lo solté.
– ¡no, esto no debe ser así! – vi cómo, de un momento a otro, perdía la cordura - ¡ELLA! Ella es solo una estúpida pueblerina, como es posible que me gane – dijo mientras se sentaba en la cama – no tiene aspiración, metas o sueños, ella solo quería ser esposa ¡Y YO! ¡YO! Cumplí eso, es momento en que ella cumpla – se puso de pie y caminó rápidamente a la puerta.
– ¿para dónde vas? – pregunte calmado.
– Eso, a ti, no te importa – resopló entre dientes.
– ¡No te atrevas! – se me quedó viendo, su estúpida sonrisa me irritaba.
– ¿te interesa la mosquita muerta? – pregunto, pero antes de que dijera algo más lo agarré del cuello.
– No digas que no te lo advertí – mis palabras salían entrecortadas, estaba furioso y no tenía intención de esconderlo – no te atrevas a dañarla, más de lo que ya lo has hecho, Amanda merece ese final feliz, ella es una princesa y que tú no hayas estado a la altura no es culpa de ella – su respiración era cada vez más pausada, y aunque se tratara de liberar, mi agarre era más fuerte, por eso decidí liberarlo y tan pronto como lo hice comenzó a toser y respirar con brusquedad – cuida tus pasos, yo no eres el pobrecito que fuiste cuando éramos niños.
Lo dejé, allí, en el piso, advertido acerca de lo que podía y no podía hacer, la rabia me invadía, estaba en un punto de no regreso, llame a mi padre para contarle lo que había sucedido y en menos de una hora él y la madre de Amanda estaban de vuelta.
Cuando terminé de decirles todo lo sucedido, la señora se retiró a ver a su hija, ellas estaban aún en el despacho, por lo que mi padre y yo subimos hasta la habitación que él había preparado para las mujeres y vio todo el lugar desordenado, yo también me sorprendí, pero sabía que Peter había estado allí, él quería encontrar algo.
– ¿Qué pasó con Peter? – preguntó mi padre de repente.
– Lo dejé en su habitación la última vez que lo vi, después me quedé al lado de Amanda – confesé.
– Esto debería ser más fácil, más ameno, pero tampoco puedo obligarla a actuar – sabía de lo que hablaba - ¿Qué harías en mi lugar? – pregunto sentándose sobre la cama, hace tiempo que no lo veía tan consternado, una sensación de preocupación me embargo.
– Me la llevaría lejos – mi voz sonaba con fuerza – la cubriría con mi propio cuerpo si necesitara protegerla – solté un suspiro y me senté en frente de él – ella es – busque las palabras – especial, puede ser, no lo sé bien, pero ella tiene algo, algo que te hace querer protegerla – acepte más para mí que para él – mi madre tenía ese mismo carisma, ella sabía lo que sucedía, pero no perdía su esencia.
– Lo sé, por eso me decidí a ayudarla – su mirada demuestra anhelo – tu madre era única, sin lugar a duda Amanda tiene algo parecido al de ella.
– Si no fuera por Regina, todo sería tan diferente – aquí es donde espera su reacción – sé que intentaste que no la odiara, sé lo que hiciste, pero no puedes ocultarlo todo – asintió y se puso de pie, la conversación lo hacía sentir incómodo. – Regina fue la culpable del accidente de mis padres, ella estaba embarazada de mi padre, por eso lo hizo, porque él no dejaría a su familia por ella.
– Lo sé, tu padre jamás dejaría a tu madre – solo asentí.
– ¿Por qué te hiciste cargo de Peter? – me atreví a preguntar.
– Sé lo que es ser huérfano, sé lo que es tener unos malos padres, no me hubiese quedado tranquilo si no lo criaba a él también – no hice comentario, no podía, no había estado en su situación y sería incapaz de cuestionar sus decisiones.
Esa noche hablamos de todo un poco, le mostré el resto de la investigación que había hecho Alex en NY, en donde mostraba los rastros que había dejado Regina en nuestras vidas, su complicidad con Richard Benson, el contacto que mantenía con Peter, un golpe bajo para mi padre que por años se había desvivido por hacer de él un hombre intachable.
La sola sospecha de que él tuviera contacto con su madre lo enojaba, pero ahora que tenía las pruebas lo veía demasiado tranquilo para mi gusto, sin decir nada, en un momento de la noche, tomó los documentos y se marchó, dejándome solo en mi recámara.
Solo con mis pensamientos.
Por la mañana ya todo había pasado, el desayuno fue particularmente encantador, y al medio día llegó Jorge, un entrenador que había mandado llamar, quería que Amanda aprendiera algunas cosas, después de recibir al hombre, me dedique a buscarla a ella.
La encontré en el estudio, estaba sentada ante el escritorio, tenía varios libros a su alrededor, mientras que escuchaba como la impresora dejaba salir hoja tras hoja, un listado tenía en su mano cuando se levantó a buscar otros libros, y entonces vi mi momento.
– Amanda – la llamé y ella volteó, enseguida me sonrió - ¿Qué haces?
– Quiero dar el examen de admisión a la universidad, ya sé dónde quiero entrar y necesito ponerme a estudiar lo antes posible – no sabía si aplaudir o solo felicitar, suspiré y me quedé viéndola, pero debía apresurarme.
– Puedes pausar eso unas horas, necesito que me acompañes ¿puedes? – ella asintió.
– Solo dame un minuto – sacó un par de libros los puso encima del escritorio - ¿Don Brian estará? – pregunto sin quitar la vista de la laptop, negué con la cabeza – de todos modos, dejaré una nota – tomo un post it y escribo algo, para luego dejar solo sobre su laptop.
Cuando salimos de allí, le pedí que se pusiera ropa deportiva, yo también me fui hasta mi cuarto a hacer lo mismo, estaría presente en su pequeño curso, solo necesitaba confirmar que se podía defender sola, siquiera para evitar que le sucediera algo como lo ayer.
La esperaba al comienzo de la escalera y la guie hasta el patio trasero, allí el maestro nos esperaba, mientras caminábamos le expliqué.
– Sé que no me lo has pedido, pero siento la necesidad de ayudarte – admití – al verte ayer, tan vulnerable, me propuse enseñarte a defenderte, por lo que llame a un profesional, él es de confianza – ella solo asintió y antes de que se separará por completo de mí, me abrazo.
– Gracias – dijo soltando el aire – no pensé que esta familia me ayudaría tanto, después de lo que sucedió con Peter, pero tú y mi suegro, son realmente personas que valen la pena, personas maravillosas.
Se puso de puntillas y me abrazo, me paralicé, como un cervatillo en el bosque, ella solo me abrazo y causó un nudo en mi estómago, una sensación placentera en mi corazón y como si fuera poco una enorme tranquilidad de esa que me decía que todo estaría bien. Mientras que me sentía culpable al solo pensar que ella me consideraba una persona maravillosa.
Amanda KingEl martes por mañana mi madre había querido ir a casa, por lo que allí nos encontrábamos, sentadas en el piso de habitación, con un camión fuera de esta y dos hombres ayudándonos, uno que conducía el camión y el señor Omar, seguridad que mi suegro me había puesto, después del encuentro con Peter, el hombre moreno, alto y musculoso no se le despegaba.Una caja brillante llamó mi atención, a gatas entré en el vestido de mi madre y con cuidado abrí la pequeña caja, cuando comencé a ver las fotografías allí guardadas, los recuerdos de mi padre, el anillo de compromiso, matrimonio, e incluso la ilusión que él le regaló siendo muy jóvenes, mis ojos se llenaron de lágrimas.Yo solo quería algo como ellos, ellos fueron felices siempre, mi padre adoraba a mi madre, se desviv&iacut
Klaus Santana.Un par de días había pasado, estaba sentado en el despacho, la pizarra que ocupaba estaba totalmente cubierta de algunos escritos apuntes y una que otra nota adhesiva, me reí al recordar cómo había visto a Amanda prepararse para dar la prueba para entrar a universidad, ella ocupaba todo el despacho, ponía música y luego comenzaba a hacer apuntes, había reconocido días atrás que no era muy buena en matemáticas, pero como es una de los exámenes obligatorios, tendría que estudiar de todos modos.Pero porque estaba pensándola, será porque últimamente la veo a cada rato, comparto con ella más que con cualquier otra persona, incluso entrenamos a la misma hora, suspiro derrotado al darme cuenta de que esto va más allá que solo querer mantenerme a salvo.Trato de centrar mi atención en los documentos que me ha enviado
Amanda King.Escucho risas que provienen del despacho, cuando entro veo a mi suegro y a Klaus sentados en el suelo, habían bebido, eso se podía notar a leguas, hable a Omar, él fue quien me ayudó a levantarlos, suspire al ver a mi suegro de esa forma, hace días que lo veo entrar y salir de la casa, solo, sin nadie que lo acompañe.Don Brian es un hombre maravilloso, de buen corazón, encuentro que no se merece todo lo que ha pasado con Peter, que, aparte de ser un mal hijo, solo le ha dado dolores de cabeza, deudas de juego, disgustos y más decepción tras decepción. Klaus por otro lado, a pesar de no ser hijo de don Brian, era mucho más parecido a él, ellos se llevaban muy bien, siempre estaban hablando, y aunque él viviera en otro estado, casi al otro lado país, era alguien mucho más presente en la vida de mi suegro que su propio hijo.Suspire cuando vi todo
Klaus SantanaTome mi carro y comencé a conducir, mientras mi personal averigua a donde estaba Peter, contacte a Alex, él había viajado para verme, pero en este momento se me hacía más útil en la estación de policía, allí uno de mis hombres lo llevaría hasta donde estaba mi padre, solo le había dicho que necesitaba que sacará a Amanda la sucia celda en donde la habían puesto según lo que Omar había dicho.Tome rumbo hacia el aeropuerto, era la opción más viable para encontrar a mi querido hermanito, él se había metido en un gran problema, yo sabía lo que había sucedido, estuve allí, incluso habría sido capaz de guiarla para qué le disparará donde se lo merecía, pero sabía que ella no sería capaz de hacer, por lo que no le di muchas vueltas.Pero, lo que él hab&ia
Amanda KingEn qué momento de mi vida, en que minutos, segundo, hora o día de mi vida, llegue a esta instancia, detenida, en una celda sucia, sin abogado que contactar, solté un suspiro cuando el guardia vine a la celda y dijo que me llevaría con mi abogado, en la sala de interrogatorios un hombre alto, moreno, elegantemente vestido me esperaba, se presentó ante mí como abogado de la familia Daniels, yo solo pude asentir.La verdad era que me sentía terriblemente incómoda, estaba mal vestida, tenía hambre y frío, ese cúmulo de sensaciones me tenían con una ansiedad que jamás olvidaré, fuera de que era mi primera vez en una estación de policía.Solté un suspiro, inevitable.– Me dicen que estás aquí por amenazas – dijo el abogado, casi riendo – yo que tú apretaba el gatillo y nos íbamos a juici
Klaus SantanaUna semana había pasado, desde que habíamos vuelto a nuestra vida normal, mi padre había decidió vender lo que tenía en aquel pueblito, e instalarse en NY, en resumidas cuentas, su vida estaba aquí, sus propiedades y empresas estaban aquí, y como buen hijo que soy le ofrecí mi casa para que se quedara y trabajara mientras acomoda sus oficinas en un edificio.De Peter habíamos sabido poco, solo que cuando fue a casa a rogar perdón, se había encontrado con sus cosas afuera, luego de eso vino a gritarle a nuestro padre, pero lamentablemente este último no lo atendió, tampoco le dio importancia, y luego de eso desapareció de la faz de la tierra.De las chicas habíamos sabido poco, sé que mi padre se mantiene en contacto con ellas, le envían fotografías y todo eso, en más de una ocasión me había mostrado como
Amanda King– Todo va a estar bien – sentencié, cuando vi a mi madre tan preocupada – seguridad lo sacara – Richard había averiguado en donde estábamos y nuestra luna de miel se había fastidiado – y nos iremos a casa.– Nos iremos directo a NY, allá estará nuestra casa de ahora en adelante – dijo ella recuperándose.Es fuerte, no puedo decir nada en contra de eso, pero me preocupa. Sé que mi madre al decir que lo quería, que se le había calado en el corazón, era sincera, y sentirse tan vilmente utilizada, no era la mejor sensación que la vida nos podía dar. Me dediqué a abrazarla, mientras esperábamos que Alhelí llegara, ella se había hecho cargo de la situación.Escuché como mi móvil sonaba en la habitación, pero no alcance a llegar a él, de hecho, ni siquiera h
Klaus SantanaPresente a mis amigos, cuando las primas King, también cuando Liam y Amelia se hicieron presentes, una vez todos presentados nos pusimos a hablar de lo que estaba sucediendo, Richard Benson las había venido a buscar, reclamando la venta de los terrenos, pero cómo podía ser tan desvergonzado.Después de escuchar sobre la escena que armo aquel estúpido hombre, herví en rabia, pero me quedé sereno, debíamos disimular y como mi padre había dicho durante el vuelo, había que llegar a un trato con aquel hombre, aún no aparecía la reina de su colmena, por lo que aún no podíamos culparlo de muchas cosas, la idea era meter a Benson, Peter y Regina en la misma cesta.Liam se dio cuenta y salió del lugar, disculpándose, por mensajes le pedí que viera la seguridad del hotel, o buscara uno donde nos permitieran implementar más segu