—¿Qué le a sucedido? —pregunté con intriga mientras me acercaba a él.
—Simples rasguños, estoy bien—respondió, pasando sus dedos por mi rostro—, ¿Te gustó el viaje?
—¿Por qué esos hombres nos atacaron? —preguntó—, No me gustó la forma en que fuimos traídas, sin saber a dónde nos llevaban.
—Eran enemigos antiguos, querían venganza—respondió—, No tienes nada de que preocuparte, pero te advierto que, si quieres estar conmigo, deberás estar dispuesta salir de la ciudad cuando sea necesario. Y por favor, tutéame.
—¿A que te refieres? ¿Estas…eligiéndome? —pregunté, con la voz entrecortada por la sorpresa que causó en mi escucharlo decir aquello—, ¿Si sabes que tendré que encontrar
Habíamos regresado a la tan aclamada ciudad, me costó trabajo convencer a Samuel de que no había escuchado mayor cosa en su conversación con aquellos hombres. Pero lo había conseguido, por suerte, le caía bien. Y no me delataría con Alessandro, quien ya por fin se encontraba bien. Las cosas habían cambiado bastante, ya no bailaba para él. Lo cual era algo aburrido, me gustaba bailar, es lo que soy una bailarina. Leo me había escrito y fue muy tentador decirle que volvería. Pero lo rechace inmediatamente, le había prometido a Alessandro que no bailaría para nadie nunca más. Annie había regresado a su colegio, tenía amigas y luego de las clases solía ir a sus casas o ellas venían. Era gratificante, verla tan feliz y alegre. Las niñas eran de buena familia y muy bien portadas, solo había una que era un poco rebelde.Les hab&iac
Baje desconcertada y con algo de temor, no entendía mucho sobre esa nota. ¿Quién podía ser? ¿Qué era lo que yo no conocía? Al llegar al lobby, saludé al guardia y salí al pórtico, Alessandro estaba parado al lado de su auto. Lucia impecable, con su traje de diseñador en color azul marino. Estaba recién afeitado y podía notar que también se había cortado su cabello. Baje las escaleras al encuentro y me acerque sutilmente hasta él, sentía un extraño cosquilleo por toda mi columna vertebral. Me atrajo hacia él con fuerza y deposito un suave beso en mis labios.—Estas hermosa, Mia—saludó al separarnos, por la falta de aire.—Gracias, tú también luces muy bien—respondí sonriente—, ¿A dónde vamos?—Es una sorpresa, mi lady—dijo galante, abriendo la puerta
Desperté sintiendo los rayos de la luz del sol en mi cara, se filtraban por la ventana abierta. Me removí un poco en la cama, empujando sin culpa a Alessandro. Lo vi dormido, disfrutando sus horas de sueño. La luz adornaba su rostro, dejándole verse mas guapo de lo común. Intente levantarme, pero me abrazo con fuerza, atrayéndome.—¿A dónde vas? —preguntó con su voz ronca, adormilada.—Quiero prepararte el desayuno…—iba a continuar, cuando fui interrumpida por disparos.¿De nuevo? ¿Disparos? Los gritos de samuel resonaban por toda la cabaña, me asusté y abrí mucho los ojos cuando Alessandro sacó un arma de su mesita de noche. Se vistió rapidísimo y yo solo alcance a colocarme el vestido, me tomo de la mano y me arrastró fuera de la cabaña, corría mientras me llevaba a rastras, me molestaba las
Había conversado con Shels todo lo que había sucedido, estaba tan asustada y confundida como yo. ¿Por qué todo era tan complicado? Nunca me había puesto en el plan de conocer o salir con nadie, ¿Por qué cuando por fin decidía hacerlo pasaban estas situaciones? ¿Acaso moriría sola? Respiré con profundidad y tomé mi bolso, eran cerca de las tres y media de la tarde. Estaba lista para saber un poco mas de quien era realmente Alessandro.—Shels, Annie, ya me voy—avise—, ¡Les deje preparado café con galletas!—Adiós tía, cuídate mucho por favor—respondió Annie.—Tranquila amiga, estaremos bien—respondió Shels.Baje tranquila en el ascensor, mientras mi mente daba muchas vueltas. ¿Quién era específicamente la mujer que se había comunicado conmigo? ¿Acaso a
Mi mente estaba nublada, había dejado de escuchar. Mi vista se desenfoco y trague mucha saliva al mismo tiempo. ¿Qué era esto? ¿Una broma de muy mal gusto? ¡No podía ser cierto! ¡Me negaba a creerle a esta extraña! Estaba mareada y tenía nauseas, no podía ser verdad, él no era un asesino, mucho menos un mafioso, no era ningún delincuente. ¿o sí?—Cálmate, Mia—dijo—, Estas muy pálida, toma un sorbo de tu café tiene azúcar—pidió y asentí. —, No me gusta mentir, míralo tu misma. Son los reportes de la medicina forense, los cuerpos de las chicas eran hallados en terrenos a nombre de Alessandro.Respirando profundo y armándome de valor, tome las hojas que me entregaba. Desdoblándolas y con mucho temor las leí. Habían sido tres chicas en total, las cual intentaron entra
Habíamos llegado a louisiana, tan mágica como siempre. Su aroma me envolvía, tomamos el autobús que nos dejaba en el pueblo al que íbamos. No quedaba muy lejos de la ciudad, si no poco mas de una hora. Era acogedor y muy rural, se vivía de las siembras y cosechas durante las estaciones. También era conocido por sus viñedos, los padres de Shels le heredaron una casa de campo cerca al lago, tenia un viñedo, siembra de café y algunas hortalizas. Era el lugar perfecto para pasar unos días hasta que saliéramos de la mira de la agente de la DEA y de Alessandro. El taxi se detuvo frente al enorme recibidor de la casa de Shels, la fachada era un poco antigua, pero seguía intacta, seguro la cuidaban muy bien. Entramos y nos recibió una señora.—¿Shelsey? ¿Qué haces aquí? —preguntó con sorpresa una señora muy mayor.&mdash
—¿Mia? ¿Sigues ahí? —preguntó con su voz ronca—, No nos hagas esto, podemos arreglarlo…—También te amo, Alessandro—respondí firme y pude escuchar un suspiro de alivio de su parte—, Pero Annie siempre estará primero que cualquier hombre, no estoy dispuesta a perderla. Lo siento…—¿A perderla? ¿De que estas hablando? —preguntó confundido.—Alessandro sé que eres perseguido por la DEA, me contactaron y amenazaron. —respondí segura, no quería estar en medio de nada—, Esa chica dijo que me quitarían a Annie si no colaboraba para ellos, no pienso hacerlo. Ella es lo único y lo mas importante que tengo, jamás la pondría en riesgo por nada ni nadie. —sentencie.—¡Por un carajo, Mia! ¿Por qué no me lo dijiste? Ellos no te harán n
—Sabes que no fue a propósito, no estábamos en la misma sintonía—intentó defenderse, el ambiente se colocó algo tensó.—¿Quién quiere algo de beber? —preguntó Esteban, rompiendo la tensión.—Yo, por favor—respondí alzando mi mano, me dio una sonrisa nerviosa y me tendió una cerveza. Le quité el seguro, abriendo la lata, le di un sorbo. —, ¿Y bien? ¿Qué ha sido de tu vida, Jace? —pregunté ignorando nuestro drama amoroso de hace años, no podíamos ser inmaduros, después de todo fue una relación jovial, de cuando éramos tontos adolescentes.—¿Quieres bailar, Shels? —le preguntó Esteban a mi amiga, quien asintió huyendo de nosotros.—Nada interesante, ya sabes. Herede la casa y producción de mis padres, estudio en la