—Tranquilos bebés, es papi. ¿Qué pasa? ¿Por qué no quieren que se acerque a nosotros?Los bebés parecían escucharla y llorar aún más fuerte.—Ustedes no son los únicos que me odian—Easen sentía la angustia hasta en los cabellos de su cabeza—. A mí tampoco me agradan…Kathy detuvo su oración con un jadeo incrédulo.—¡No seas así! ¡Son tus hijos!¿Por qué se están comportando así tan de repente? Sería absurdo decir que están así porque su papi quiso forzarla a darle besos en público, en frente de toda la familia ¿Verdad?Ellos posiblemente no podrían entender algo de esa magnitud…—¡Oh! A Kathy se le acaba de ocurrir una idea ¿Grandiosa? No lo sabe. ¿Funcionará? Tampoco lo sabe, pero no se pierde nada con intentarlo.Bajó con cuidado a sus dos bebés en sus cunas y fue a traer a su padre, quién tenía la cara pálida y asustada por el rechazo de su descendencia.Lo abrazó por la cintura, repentinamente. Easen sin saber sus planes exactamente, le devolvió el abrazo, con calidez, colocando
En la mansión, al fin reinaba el silencio, la paz y la serenidad.El padre de Easen gruñía del dolor de cabeza en su alcoba, al menos le habían puesto un paño frío contra ese dolor insoportable.—Easen, mocoso, te he malcriado demasiado…—apretó los dientes en cuanto el dolor volvió a surgir, detrás de sus ojos, llegando hasta la parte trasera de su cráneo. El dolor es como si tuviera una banda elástica alrededor de su cabeza, a la altura de sus ojos—. ¿Cómo pudo hacer algo así sin decirle nada a su familia? ¿A su padre? ¿A su progenitor?La imagen de la mujer apareció en su mente. La pelirroja realmente lucía aterrada en la sala pero es bastante bonita, pero es extraño, no es del tipo de belleza que a su hijo le atrae. Es decir, las pelirrojas pequeñas y entrometidas nunca fueron su tipo. Más bien altas, de pelo claro, y con las piernas más largas del país. Las modelos, prácticamente.Movió la cabeza, negando.—¡Vayanse! Habló fuerte a la imagen creada en su propia cabeza de esa muje
Unas horas antes en la mañana…Easen arrugó el entrecejo, cansado. Había recibido millones de correos y llamadas de parte de su secretaria como también de parte de su abogado, no los culpaba, sin tener a tu jefe ahí para arreglar las cosas, cómo un simple empleado lo solucionaría? La empresa se había vuelto bastante inestable por estar cuidando desde casa a su esposa y a sus hijos, sin embargo, ya no podía posponerlo más, si lo hacía, las acciones caerían irremediablemente y la empresa iría a quiebre.Ajustó su corbata una última vez en el espejo y observó a través de esto último cómo su esposa lo miraba desde el marco de la puerta, embelesada, como una joven enamorada en la escuela secundaria. Eso trajo una pequeña sonrisita a su rostro y se dio media vuelta para hablarle.—La niñera tiene muy buenas referencias, no te preocupes—se acerca y pasa los dedos por la frente de Liam quien es el único que está despierto ahora. El bebé sonríe, sintiendo el afecto de su padre mientras se acom
Extrañado, Easen contesta el teléfono. Sin entender por que no tiene registrado el número en su pantalla.—¿Hola?—Ya que si recibe una llamada a su número personal, solo puede significar que es una persona cercana, ya que nadie más sabe el número de su teléfono personal—. Estás hablando con el CEO, Easen Mherp…-—Soy yo—una voz conocida y a la vez irritante contestó al otro lado de la línea.—¿Almer?—tuvo que cerrar el oído contrario con la otra mano, ya que Dyson estaba hablando con quién sabe en el celular, con un tono de voz extremadamente alto. Parecía divertido y a la vez, molesto—. Yo te bloqueé, ¿Cómo me has encontrado de nuevo? Los he bloqueado a todos, realmente. No solo a ti.—Trabajo contigo, hermano, en la misma empresa y nos tendremos que ver en algún momento del día. ¿Crees que no puedo conseguir el número de mi propio socio comercial?—Mira, voy a terminar la llamada porque me estás molestando y no quiero tener que…-—¿Dónde estás? ¿Por qué escucho voces y ruido de fond
Easen se preguntaba seriamente qué tipo de pecado en su vida pasada cometió para estar pagándolo en su vida actual. Su esposa, empecinada había comprado muchos pijamas ridículos y si no se los probaba cómo ella quería, en el orden que quería, lo amenazaba con dejarlo dormir en el sofá. ¿De cuándo acá el CEO, el dueño de todo tiene que dormir en el sofá por el simple hecho de que a su esposa le dio por hacer berrinches? Pensaba eso, sin embargo al mismo tiempo seguía abrochándose la camisa con volantes, amarillo. Iugh, parece que contrajo ictericia.Modeló frente a la pelirroja.—¿Qué tal este? ¿Es suficiente?—Hmmm—acomodó mejor a Hannah en su regazo, aprovechando para sacar su celular y tomarle fotos. Eso también estaba, la bendita mujer tomaba fotos a todas las ridículas prendas. Lo estaba volviendo loco—. Déjame ver…Unas cuantas fotos más, Easen estuvo a punto de estallar cuando la mujer habló con la rubia en sus brazos.—¿Cómo crees, Hannah?—fingió escucharla—. ¿Qué?—Hannah balb
Argo observa a la ciudad silenciosa, es muy extraño ver al país tan claramente a pesar de que ya anocheció. Las personas apenas van saliendo de sus casas para salir a divertirse y los autos van y vienen. Normal. Viviendo sus vidas, tranquilas.No para él. El espejo retrovisor le devuelve la mirada, la silueta de una persona acostada, acaparando completamente el asiento trasero de su auto deportivo. Maldición, cuidar a un borracho es una completa locura. No se quejaría si fuera su preciosa dama Ann, pero ese bastardo sin pudor lo irrita.—No sé dónde vives—golpea el volante con fuerza—. ¡Coño, despierta!Dyson ni se inmuta y sigue roncando como si estuviera en su casa.—¡Dyson, bastardo! ¡Tu casa! ¡Hemos estado dando vueltas por varios minutos!La misma reacción. Ninguna.Suspira y niega. Bien, es lo único que queda.(...)El hotel es el más lujoso de la ciudad, así que de eso no se va a quejar el muy maldito. Las habitaciones son todas suites, con jacuzzi, piscina y un montón de cosas
—Así que estás diciendo que ella es un genio en las lenguas ¿Eh? ¿Cómo pasó eso?Dyson está en conflicto. ¿Cómo es que una humana sabe sobre lenguas de hace miles y millones de años? ¿Lenguas muertas? ¿Lenguas extintas?—¿Sabes hablarlo?Kathy niega—. Extrañamente sé qué dice y cómo se pronuncia, pero mi lengua se niega a cooperar. Cómo si no pudiera siquiera encontrar letras en mi vocabulario o en el abecedario.Asiente. Obvio que no, porque esas letras no existen en el abecedario humano, o al menos no en el actual. Esos idiomas son lenguas que fueron combinadas con letras humanas, en un pasado en donde los demonios y humanos llevaban una vida pacífica, en donde los seres podían ir en su forma original y ningún humano gritaba amargamente.Los demonios proveían de protección, poder y los humanos de recursos, organización social. Era una relación de ganar-ganar.Luego llegó la revolución humana… Y es historia para otro día.El caso es que ella no debería saber ese lenguaje. ¿Tiene algo
Kathy sigue lamiendo.—Tiene un sabor muy rico.—Maldito seas tú y todo tu séquito—maldice hacia arriba, hacía cualquiera que lo está manipulando así y luego atiende a su esposa—. Terminé en toda tu cara—se acerca a limpiar como puede su rostro con sus propias manos—. Lo siento…-La mujer es rápida de cojones cuando se lo propone porque en un milisegundo toma su rostro y lo besa de nuevo, pero esta vez, lentamente, disfrutando de su propio sabor en su lengua. Se estremece. Nunca jamás en su vida pensó que pasaría algo así.Kathy terminó el beso con una sonrisa pícara, sensual y satisfecha. Rubor cubriendo sus mejillas, el sudor perlado su frente por su arduo trabajo.—Está bastante bueno ¿No?Echa la cabeza hacia atrás ante la grandiosa carcajada que soltó. Maldición, en serio, gracias al cielo que es el único que la vio en el estado actual, de lo contrario hubiera tenido sexo con quién sea que se le atraviese si es que su conclusión es correcta: De algún modo ingirió ginseng y maca.