Capitulo 30

Kathy se preguntó a sí misma cuando estaba despertando: ¿Cuándo le tomó el gusto de meterse de cabeza en una amasadora?"

Parpadea, una, dos, tres veces. Los ojos pesan como yunques y el cuerpo metido en la amasadora ni que decir.

¿Dónde exactamente está?

Gira la cabeza hacia un lado y ve una ventana, trata de levantarse pero las cuerdas se lo impiden.

¡Está atada a una silla!

—¿Qué…?—mueve los brazos tratando de que la soga, ceda—. ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy?

El sonido de la puerta siendo abierta hace que mire por sobre el hombro.

—Oh—el hombre sopla el humo de su cigarrillo—. Ya estás despierta.

Kathy se estremece al ver sus ojos negros y su característica voz.

—¿Qu-Qué…? ¡¿Qué diablos?! ¿¡Tú me secuestraste y me trajiste aquí!?

—Cálmate. No hay necesidad de que te alteres.

Balanceó una hervidora eléctrica que Kathy no había visto, en una mano, con la otra una taza y el cigarrillo entre los dedos.

—El clima se ha vuelto muy frío, en éstos últimos días. Y este lugar no tiene nada de
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