Cuando me di cuenta de lo que hacía, ya estaba orillando la Ducati en la acera y saltando de ella para ir a su encuentro. Me acerqué estando personas y con cautela dije su nombre, porque si la tocaba, se alarmaría.─Eloise... — la llamé suavemente. Por su sorprendente sentido auditivo ella se giró a mi dirección, su cara brillando de puro placer al reconocer el timbre de mi voz. Esto hizo algo en mí.─Daniel ─contestó apenas en un susurro emocionado─. ¿Qué haces aquí? ─preguntó.Estaba con alguien más, Elie.─Eso no importa. Quiero saber que haces tú aquí sola, fuera de un club nocturno en medio de la noche. Pueden hacerte daño, Elie ─advertí mientras me acercaba a ella y tocaba su hombro para que supiera donde estaba. ─No soy una niña, Daniel ─bromeó conmigo, con una pequeña sonrisa en sus labios. De nuevo tenía su mirada en mí cabello junto a esa sonrisa, y de nuevo mi muro contra ella se deshacía de un bloque más. Me sentí en el lugar correcto cuando ella tomó mí mano de su homb
Cerré mis ojos y pasé mis manos por mi largo cabello. Estaba parada en la mitad de mi habitación con unas botas altas hasta la rodilla, unos jeans, y una blusa suelta de tiros.Había sido un poco engorroso buscar la ropa que me pondría. No es como si fuera a llamar a mi madre para que viniera a buscarme un atuendo adecuado para la noche. En realidad, no sabía si había escuchado algo de lo que le dije a Daniel ayer mientras ella hervía en rabia. No sabía si vendría a verificarme para ver si todavía me encontraba en la cama como la chica buena que quería que fuera.Y no era como si me importara ahora si ella se levantaba ésta noche para no encontrarme. Podría estar pasándola bien todas las noches que estaba con él, pero siempre había una parte de mí que se preocupaba por encontrarla en el umbral de la puerta, con su tono severo de réplica, sólo esperando ahí por mí para volverme a encerrar en su cajita de cristal. Pero hoy no, estos últimos días sin Daniel por las noches me hicieron d
Dedicado a cada una de las personas que guardan un momento de su tiempo para pasarse por esta historia💕Jolly Rancher, Afterburner, Passed Out Naked on the Bathroom, Flaming Lemon Drop.Daniel los nombraba cada vez que me posaba uno en la mano. Él mencionó que los shots eran llamados así porque eran muy fuertes y se sentían como un balazo en tu pecho. Podía decir eso de los tres primeros. Pero después cada uno de ellos rodaba por mi garganta como si trata de agua y cada uno de ellos hacían desaparecer un poco más mis riendas. Me dijo también que podían ser peligrosos si te pasabas de la raya, yo le respondí risueña que para eso lo tenía a él. Rió junto conmigo. Después de un rato disfrutaba un poco más el ambiente; mi cabeza se meneaba al ritmo de la música, y mi lengua era mucho más pesada para hablar. No sé cuál fue el momento pero Daniel me llevó de su mano hacía la pista. Lo escuché reírse cuando nos detuvimos, rodeé mis brazos alrededor de su cuello y bailé para él con una sonr
Abrí mis ojos y recibí la negrura nuevamente, boca arriba, en lo que parecía un lugar caliente y cómodo. Mi cama.Como un rayo, los recuerdos de la noche anterior pasaron por mi cabeza; sonidos, personas, alcohol y música. Piel contra piel, manos unidas, sentimientos revelados y alientos que se unían para llegar a nada. Con un suspiro de arrepentimiento giré mi cuerpo de lado abrazando mi almohada.Había tratado de besar a Daniel y él me había apartado.Cerré mis parpados con fuerzas para apartar el remordimiento y presión en mi pecho. Estaba consciente en ese momento de todo lo que salía de mi boca. El inconveniente fue que mi subconsciente no logró razón para callarme o detenerme. El alcohol había resquebrajado esa habilidad y simplemente había hecho lo que en ese momento se sentía perfecto; tomar sus manos, sentir sus facciones... sus labios y ese suave cabello.Tenía mis dos manos en su rostro, su aliento enfrentaba el mío, sus labios se sentían a un centímetro de distancia. Era c
A medida que él bajaba la velocidad, el alivio que sentí por escucharlo llegar desaparecía, y daba espacio al entumecimiento. El balde de agua fría cayó de nuevo en mi cabeza al recordar la noche pasada. Todo lo que sentía ahora era una tensión entre nosotros.De todas las razones por las cuales se acercó a mi casa las menos probables eran: porque me quería, o porque había cambiado de parecer y quería lo que yo le había ofrecido ayer. Cuando despejé mi mente de la discusión con mi madre, esto había tomado su lugar dentro de la neblina.Estaba agradecida que me hubiera sacado de casa, de escuchar rugir a la Ducati de nuevo, pero esto no eran esas noches de disfrute. Me dije que esto debía ser una despedida. Paseos en motocicleta, noches divertidas, chapuzones en el oceano, risas contagiosas y conversaciones interminables. Todo fue parte de una bonita y corta aventura que recordaría con una sonrisa en mis labios. Aquél hombre que me dio la confianza de ser yo misma. Quien me dijo que po
Mi madre una vez me dijo que el corazón de una mujer no se compra, ni se vende. Se gana. El de ésta mujer yo me lo había ganado.Un hermoso regalo envuelto en lo que ésta chica era. Pero era un premio que no quería si tenía incluido una mentira omitida. Una mentira que si salía a relucir maltrataría su ser ya rasgado.Prefería decirlo ahora y no tenerla, que ver una mirada de traición cruzar por su cara. En este punto ya no era egoísta. Ella se lo había ganado con una personalidad sincera y unas sonrisas que no merecía.Una sonrisa que ahora sus labios no mostraban.Levanté mi mano y acaricié con el dorso de mis nudillos su mejilla. Ella cerró sus ojos y tomó mi mano para apoyar su cara en ella. Sentí contra mí, como su pecho subía y bajaba en un ritmo lento.─Mamá es sólo muy terca, cederá. Papá ayudará ─decía suavemente mientras cerraba sus ojos. Reí sin ganas.─¿A éstas alturas aún crees que el problema es tu mamá? ─pregunté tranquilo mientras retiraba un pequeño mechón de su rostr
Tiempo.Una pequeña palabra que abarcaba demasiado. Eso era lo que necesitaba en ese momento mientras estaba en el taxi rumbo a casa. Tiempo para asimilar lo que mis oídos habían captado de sus labios.─East Village, calle 85, Ben. Estoy cerca de casa como vez, campeón, pronto estaré ahí he iremos a comer pizza. ─En la lejanía escuchaba hablar en una voz rasposa al hombre. Bloqueé su sonido y me enfurruñé en el asiento mientras aguantaba mis sollozos en mi garganta. Sentía como mis ojos se inundaban de lágrimas.Lágrimas por saber que la vida solo me deparaba pérdidas.Daniel había dicho las palabras. "Te quiero"... y si él me quería podía tenerme. Malditamente lo hacía. Si él me pedía mi corazón, yo se lo daría complacida. Pero él añadió otras que simplemente destrozaron lo que ya poseía en sus manos.Ni en un millón de años pensé en sentir algo más que rencor por el causante de la ausencia de hogar cuando tenía ocho años.Cuando moría de frío en la estación de servicio prometí a qui
Los días siguientes pasaron en un borrón de entumecimiento. La comunicación con mi madre iba de mal en peor.Cuando había llegado aquella tarde del porche del señor Nicolás, no paró de preguntar por mis ojos rojos y mi voz ronca. No paró de decirme que me había advertido. Ni siquiera le había contado nada, y ya iba exclamando con todo gusto que ella tenía la razón y que debía lidiar ahora yo con mi corazón roto.¿Qué debía decirle yo en respuesta? ¿Que sí, que Daniel me había engañado? ¿Que hizo algo mucho peor que acostarse con otra mujer?Daniel no había sido nada más que un excelente hombre en lo que a mí respecta. Como nadie nunca lo había sido. Y, aunque, haya hecho lo que hizo, no iba a revelar su secreto para que ella pudiera regodearse en mí cara.Él no lo merecía...No podía ir y simplemente perdonarlo por lo que había hecho. Era solo que no lo merecía, y odiaba tener todavía esos pensamientos hacía él porque, ¿cómo se suponía que tenía que olvidarle si todavía seguía con sen