— Habla, ÂżQuĂ© es lo que tienes que decirme? — PidiĂł el Rey Lance, viendo fijamente a su Reina. Virginia tragĂł en seco. No estaba segura si era el momento apropiado para hablar de ello, pero debido a que saliĂł el tema de los hijos de ambos, sentĂa que tenĂa que decirle. No soportarĂa más seguir con esa presiĂłn. — Yo sĂ quiero tener hijos contigo… Te amo, Lance y me gustarĂa tener muchos bebĂ©s… — SonriĂł ella avergonzada, desviando su mirada azul de la dorada de ese hombre. — Tantos como nos sea posible. — AñadiĂł. — No veo nada malo en ello como para enfadarme contigo. — ComentĂł Ă©l sin entender las palabras anteriores de su esposa. — Bueno… Es sobre el primer hijo varĂłn… Quiero que sea de Gorian… — SusurrĂł ella nerviosa. El silencio reinĂł en el salĂłn comedor por unos segundos que parecieron eternos despuĂ©s de que ella dijera esas palabras. — Espera… A caso tú… — SusurrĂł Lance. Virginia asintiĂł. — Pienso quedarme un año en Gorian ayudando a Raynold a prepararse para ser un digno
— No voy a negociar a mis hijos… Es algo que nunca serĂ© capaz de hacer. — Lance se acercĂł a su esposa y apoyĂł sus manos enguantadas en los brazos de ella. La mirada dorada de ese Rey Maitano, veĂan a Virginia dolorosamente, casi somos si estuviera suplicando. — AsĂ me guardes rencores toda tu vida por esto. — ContinĂşo el Rey hablando. — Temo que debo negarme; no me importa si en un futuro hay una divisiĂłn en el Reino como pasĂł en Gorian, por la decisiĂłn que estoy tomando ahora… Mientras siga, no… Mientras sigamos con vida, es algo de lo que nos podemos encargar. Virginia negĂł lentamente con su cabeza. — Lo estás viendo con demasiado positivismo, Lance… VĂ con mis propios ojos, vivĂ en mi propia carne el caos interno ocasionado por la divisiĂłn de un Reino, es algo que tĂş jamás has experimentado… ÂżCĂłmo puedes exponer a tu naciĂłn y a Landel? — ¡Por que no vas a querer dejar ir a ese niño al nacer, ni yo tampoco! — ExclamĂł Ă©l exaltado. — ¡SĂ© que dices eso por que estás bajo presiĂłn!
••••••••••Dulce semana. Ăšltima noche. 9: 30 pm. — ÂżTenĂas que usar el traje de un guardián de alto rango? ÂżNo llamaras mucho la atenciĂłn? — Preguntaba Virginia viendo a Lance disfrazado, mientras ambos Reyes caminaban en las afueras del castillo principal. — AsĂ tendrĂa más sentido que estemos merodeando por el castillo del prĂncipe heredero. No cualquiera puede andar libremente por ahĂ. — Comentaba el Rey, caminando en direcciĂłn al territorio del prĂncipe heredero. Virginia por otra parte, iba disfrazada como una guardiana femenina de bajo rango, ella no pudo evitar reĂrse en ese momento. — Es gracioso que te obliguen a encerrarte en una habitaciĂłn con tu esposa~ jaja~ y para colmo debes salir disfrazado de tu propio castillo~ jaja~ — Se reĂa ella de Lance. — Es tu culpa. HubiĂ©semos podido ir mañana, pero tĂş quisiste que fuera esta misma noche. Ella sonriente se acercĂł aĂşn más a Lance y se aferrĂł al brazo de Ă©l. — Siiii~ y tĂş como un buen esposo me has complacido~ — Solo
….. Una vez Virginia y Lance se encontraban en la sala con el prĂncipe heredero. — Mamá Vini, mi tĂo me contĂł del evento que hay en la noche de mañana. — DecĂa el pequeño niño preocupado. Virginia sintiĂł su corazĂłn conmovido al escuchar que Ă©l le dijo "mamá Vini" con tanta naturalidad. La mujer Gorianita le sonriĂł con dulzura al pequeño niño. — SĂ, asĂ es Lan… Hay un evento mañana, es de mi presentaciĂłn oficial que me incluye a tu Linaje. — ÂżPo quĂ© no me invitaon? — Preguntaba Ă©l cabizbajo. — ÂżEh? — Virginia volviĂł a ver a Lance. — ¿Él no va a ir? Pero es un Lamparth… — Por su seguridad, es mejor que no se haga presente. — DecĂa Lance seriamente a Virginia. — ¡Pero yo quiero que estĂ©! — ExclamĂł ella reprochando a ese Rey. — No. — ContestĂł Ă©l tajante. — Está bien mamá Vini… No pelees con papá. — PedĂa el niño cabizbajo. — ¡No, no está bien! — ExclamĂł ella levantándose del sofá individual en el que se encontraba sentada. Virginia posĂł con molestĂa sus ojos azules en ese Rey
••••••••••— ÂżSeguirás enojada conmigo? — PreguntĂł Lance caminando de regreso al castillo principal, junto a Virginia. — No estoy enojada, hasta te pedĂ disculpas por como me comportĂ© frente a Landel… — DecĂa la joven Reina quien caminaba desde hace rato unos dos metros por delante del Rey. — Sabes que no podĂa permitirle asistir… — Lo sĂ©, ÂżSabes lo que me dijo? — Preguntaba Virginia hablándole a Lance aĂşn sin volverlo a ver hacia atrás.— ÂżQuĂ© te dijo? — Que me enviarĂa un lindo obsequio y que Ă©l entendĂa que no podĂa hacerse presente… ¡Es un pequeño niño encantador! Me derrite el corazĂłn cada vez que hablo con Ă©l. — Contaba ella haciendo un puchero que Lance no podĂa ver. El Rey sonriĂł mientras veĂa a su esposa caminar a pasos rápidos por delante de Ă©l. — SĂ, ya notĂ© cuan bien se llevan, pero aĂşn sĂ— — ¡Tienes razĂłn! — Lo interrumpiĂł la mujer Gorianita. — Yo lo sigo queriendo ahĂ, aunque entiendo perfectamente la situaciĂłn de Landel… — Virginia detuvo sus pasos cuando ambos y
Cuando el Rey de Maita abriĂł sus ojos, se encontraba solo en la cama. Lance se sentĂł de inmediato asustado volviendo a ver a su alrededor. Sus ojos dorados se posaron en el glamuroso reloj de pared. 8: 45 am. Él suspirĂł aliviado, aĂşn era temprano. Aunque su esposa no se encontraba a su lado, la puerta del baño a distancia se encontraba semi abierta y Ă©l supuso que ella estarĂa ahĂ. Lance se levantĂł de la cama y se dirigiĂł al baño, al ingresar, efectivamente Virginia se encontraba ahĂ, bajo el agua de la amplia tina, tomando su relajante baño matutino. — ¡Lance! — ExclamĂł ella sonriente. — Buenos dĂas~ — No me despertaste. — ReclamĂł Ă©l. — ParecĂas dormir bastante cĂłmodo… — DecĂa ella ruborizada evitando ver más abajo del pecho de ese Rey desnudo. — SĂ, lo hice. — ContestĂł Ă©l ingresando a la tina junto a su Reina. — Huele a rosas… — Es la fragancia que agreguĂ© en el agua tibia, es mi favorita~ — ÂżAcaso te preparaste el baño sola? — PreguntĂł Ă©l sorprendido. — Siii, no podĂa
Tiana sonriĂł al notar la curiosidad de Virginia. — El Rey Lance no tenĂa problemas en acostarse con otras mujeres aunque estuviera casado con la Reina Cassandra. — Contaba la guardiana. — SĂ© eso, pero Lance amaba aĂşn asĂ a Cassandra. — RecalcĂł Virginia. — Quizá, no soy una experta en el amor, aĂşn sigo soltera jaja~ — RiĂł Tiana. — Pero es distinto… La Reina Cassandra nunca se quedĂł en la habitaciĂłn del Rey y se sabe que Ă©l no le era totalmente fiel. Hubo un tiempo que si estuvo con ella nada más, pero despuĂ©s del nacimiento del prĂncipe Landel, el Rey se volviĂł cada vez más distante hasta que nuevamente comenzĂł a estar con otras mujeres. "SĂ© muy pocos detalles de lo que fue la relaciĂłn de Lance y Cassandra…""QuerĂa preguntarle de eso a Lance, aprovechando que le puedo pedir lo que sea en compensaciĂłn a que rompiĂł su palabra por tocarme" PensĂł la joven Gorianita. "Sin embargo… Ahora siento que eso serĂa como cobrarle por algo que despuĂ©s de todo… Me hizo sentir bien y una parte
— ÂżDĂłnde está el prĂncipe? — PreguntĂł Lance al llegar al castillo de su hijo, en compañĂa de su secretario principal. — Bienvenida su majestad, Rey Lance Lamparth. El prĂncipe heredero se encuentra en el jardĂn sur, en el invernadero con su tĂo materno, el marquĂ©s Forsten. — ContestĂł de inmediato el mayordomo. Lance no dijo más nada y se dirigiĂł hacia dicho sector. …..— AhĂ no. FĂjate bien, antes has dividido tus tropas, si mueves el primer grupo ahĂ caerás en las trampas que dejĂ©, voy a emboscar a tus soldados y morirán. — DecĂa el marquĂ©s, enseñando a Landel estrategias de guerra. El pequeño niño con un gesto pensativo veĂa el tablero grande en la mesa del tĂ©, el cual tenĂa un mapa de todo un escenario con montañas y pueblos. Las finas y glamurosas figuras de madera coloreadas eran de colores rojas y azules, ellos movĂan las fichas que con sus formas representaban campamentos, tropas, trampas, etc. — ¡No se! — ExclamĂł Landel inflando sus mejillas molesto y posando sus manitas