— No, sería un desperdicio de mi valioso tiempo. No es algo que alguien como tú vaya a aprender tan fácilmente. — Confesó Lance acercándose a su esposa y viéndola con frialdad. — Lo que realmente busco, es que seas una carnada que dure un poco más de tiempo, ¿Cuánto? Eso dependerá únicamente de ti. Virginia sintió un escalofríos recorrer su cuerpo. ¿Carnada? ¿Mascota? ¿Herramienta desechable? No importaba que. Ella sabía que a ese hombre no le importaba la vida de ella en realidad. — He hablado con Tiana, ella se ocupará de tu preparación básica, cuando tengas la suficiente resistencia para sostener una espada y no atentar contra tu propia vida en el proceso, entonces, yo te enseñaré. — Comentó el Rey en tono aburrido. "Vaya que está emocionado" Pensó Virginia con sarcasmo. "Es lógico que este hombre me ve inútil, como esa mascota
— ¡Listo Vini! Sigamos las lecciones. — Sonrió Tiana al volver al salón. Virginia volvió a verla y levantando un poco su mano, mostró la carta que sostenía. La soldado se acercó de inmediato y la tomó viendo el emblema usado en la cera al sellarlo. — ¡Abril Brown! ¿Por qué esa mujer le ha enviado una carta? Virginia suspiró con pesar y Tiana le devolvió el sobre. — Ella quiere que vaya a un almuerzo, el día de mañana… ¿Tengo que reunirme esa tarde contigo a entrenar? ¿No podría decirle al Rey que asistí y saltarme esos tediosos ejercicios? Tiana se echó a reír en ese instante. — JAJAJA~ Oh su majestad, no entiende. Él Rey estará pendiente, él irá todos los días y solo se irá cuando esté seguro que usted se lo está tomando en serio. — ¡¿QUÉ?! ¡¿Qué le pasa a ese hombre?! ¿Cuan controlador puede ser? Tiana le vió confundida. — No en
Virginia se dejó caer sobre su cama. La hermosa Reina seguía con su mirada perdida en la nada y su mente hecha un lío de pensamientos. ¿Por qué le estaba sucediendo todo esto a ella? Ahora era obligada a entrenarse y fortalecerse. Ahora debía fingir ser una mascota obediente de ese Rey tirano o moriría. Cómo si eso fuese poco, tenía a la concubina Abril que la acechaba como el depredador a su presa. Tenía al Márquez que la amenazaba y esperaba que ella se volviera estéril. Y… Estaba ese barón que le ofrecía su ayuda, pero que tenía el caso de la inocencia de ella en sus manos y parecía poco importarle. ¡No había nadie en quien Virginia creyera que realmente podía confiar! Ni siquiera Tiana, quién a veces actuaba sospechosa o frente a poderosos del Reino dejaba a Virginia completamente de lado. Ahora la joven Reina de solo diecinue
El Barón Jones sonrió dulcemente, aún teniendo sus ojos marrones dirigidos en la hermosa Reina de origen Gorianito. — No te preocupes Vini, yo no pienso exponerte, no a ti, jamás haría algo así contigo. — No le puedo creer señor Jones, en la posición en la que estoy, no puedo confiar ni depender de nadie más que de mí misma. — Decía Virginia tensando su rostro. Allen exhaló pasando su mano enguantada por su cabellera rubia. — Entiendo, sé lo que debes estar pensando Virginia. — Comentó Allen, ahora con una expresión bastante fría. Virginia solo había visto esa expresión en ese Barón una vez y fue cuando ella llegó la primera vez cautiva a Maita y ese hombre la vió toda desaliñada y con desprecio hablándole fuerte pero únicamente por las órdenes del Rey. Ella había olvidado ese primer encuentro que tuvo con el Barón Jones, quien en ese entonces hace más de un año atrás, estaba vestido impon
— ¿De… Dejar de… Ser el Rey? — Preguntó Virginia titubeante. — ¿Por qué dice algo como eso Barón? Es… Es su Rey, su amigo. — Decía Virginia tartamudeando. — Era. No lo es más desde que hizo un baño de sangre en la familia Jones todo por su ira descontrolada. — Recalcó Allen molesto. — Pero usted lo traicionó al ayudarme… — Recordó Virginia confundida. — Sabía que había consecuencias y dijo no arrepentirse de ayudarme… — No lo hago, no me arrepiento de ayudarte a ti…pero él pudo castigar al único culpable, que fuí yo. — Allen apoyó su mano en su cabeza suspirando con pesar. — ¿Necesitaba ir al extremo de acabar con mi familia? Fue ahí, cuando realmente supe cómo tú debiste sentirte, tú como la princesa Gorianita, Virginia, a la que le quitaron todo. Virginia apoyó sus manos sobre los fuertes brazos de ese Barón que la retenían de la cintura, ella los fue apartando y en esa ocasión, Allen Jones sí permitió que ella se al
La Reina Virginia iba caminando por el pasillo interno en su castillo. Ella apoyó su mano derecha en el costado del mismo sector de su cuello, justo donde el Barón Jones la había besado con dulzura solo minutos atrás. Virginia hizo una expresión de tristeza. "Él me aconsejó sobre Lady Abril, como… como si realmente la conociera muy bien…" "Por supuesto que lo hace, ¿Cuánto tiempo deben estar viéndose antes de la fiesta de compromiso?" "Seguro, mucho antes de que yo llegara de regreso a Maita…""Él señor Jones no ha hablado de eso ni una sola vez, pero…""¿Qué tanto ha avanzado la relación de él con Lady Abigail Haltón?""¿Qué tan bien la a tratado?""¿Qué tan cariñoso ha sido con ella?""¿Es solo caballerosidad?"Tras esos pensamientos Virginia detuvo sus pasos y volvió a ver por la enorme ventana de cristal en el pasillo
En el castillo del Rey Maitano. — ¿Qué has dicho? — Preguntó Lance quien apenas se dirigía a tomar su almuerzo. — Su majestad la Reina, aceptó una invitación de la concubina Abril para almorzar. — Informó uno de los secretarios del Rey. — ¿Por qué no me lo habían dicho antes? — Su majestad, ha estado muy ocupado estos días con los asuntos del príncipe y el título de heredero. Lance se molestó. — ¡Tienen que decirme todo lo que sucede alrededor de esa mujer! ¡No me importa que tan pequeño sea, hagan bien su trabajo! — Exclamó el Rey tomando otro camino. — Su majestad, ¿Hacia donde va? — Preguntó uno de los mayordomos que acompañaban al Rey. — A ver a mi Reina. — Respondió él seriamente. — Me saltare el almuerzo de hoy, prepara alguna merienda para esta tarde. — Sí, su majestad. — Obedeció el mayordomo retirándose. Los demás guardia
— ¡No me importa si estamos en Maita! — Exclamó Virginia estando aún sobre Abril. — Si tienes a muchos que te respalden, si solo soy una extranjera a la que todos menosprecian… ¡No hables de mi Reino, mi gente, ni familia creyendo que saldrías ilesa! — Gritaba molesta Virginia a Abril. — ¡Quítate! ¡Déjame en paz! — Gritaba Abril. Chantelle quien había estado riéndose, dejó de hacerlo y corrió en ayuda de Abril, en ese instante, Abigail Haltón quien ya se había puesto de pie, la detuvo. — ¡No te metas! — Pidió la hija del archiduque Haltón. Chantelle frunció el ceño y ante la familia que respaldaba a esa mujer rubia, la amiga de la concubina decidió no hacer nada. — Suficiente las dos. — Pidió autoritaria una voz masculina, que ambas mujeres reconocieron de inmediato. Las dos se habían quedado inmóviles y nerviosas. Sabían perfectamente como era ese hombre y no tenían idea de