5: 40 pm. Un nuevo atardecer veraniego pintaba el cielo en el pueblo de Luterd. El Rey de Maita tomaba un poco de vino mientras veía el escenario desde su balcón. Su secretario, quien había estado informándole de todos los temas a tratar en la cena de esa noche con los representantes del pueblo y el Márquez Forsten, finalmente se retiró. — Su majestad. — Le llamó un informante que recién ingresaba. — ¿Mmm? — El Rey no hizo más que un gesto mientras su mirada seguía fija en ese atardecer y el calmado paisaje, no se movía ni una sola hoja de los árboles. — El Márquez Forsten estuvo hablando con la Reina hace aproximadamente una hora. No se sabe que le dijo o para qué, la charla fue rápida, pero la Reina parecía afectada. El Rey hizo un gesto con su mano para que el informante se fuera. ¿Que le importaba a ese tirano si Virginia era amenazada por el Márquez?
"¿Ah? ¿Reemplazo de su mascota? Esa… ¿Qué él terminó matando?"Pensó Virginia nerviosa. — Vámonos pequeña ave, pronto será la cena con esos nobles y tú estarás presente. — Sonrió Lance mientras se dirigía a la salida. "Que rayos… No entiendo para nada a este Rey… ¿En qué está pensando?" Tras esos pensamientos, Virginia le siguió rápidamente. — No sabía que iría, me dijeron que no estaría presente. — ¿Quién dijo eso? — Tiana, que su majestad no lo tenía en sus planes.— Cambie de planes. — ¿Ah? Pero… Ni siquiera estoy lista, no puede hacer eso… Yo—— ¿El Rey no puede cambiar de planes dices? ¿Quién me lo va a impedir? — Preguntó Lance altivo viendo a Virginia. Ella se sintió nerviosa y negó lentamente con la cabeza. — Deja de hacer eso. — Exigió Lance. Virginia se asustó sin saber ahora po
— Príncipe Landel yo— — ¡No! Dime Lan, Vini ante llamaba así a mí. Ella sonrió y se acercó al pequeño niño. — Es cierto, prometo que volveré a visitarte cuando lleguemos a la capital príncipe Lan. Lo haré con más frecuencia y pintaremos juntos, yo también necesito practicar, ¿Qué le parece? — Preguntó la Reina con una dulce expresión viendo a ese pequeño y animado niño de cabello oscuro y ojos dorados como los de su padre. Una vez el pequeño estuvo satisfecho con la respuesta recibida se fue junto a su guarda espaldas. Virginia quedó nuevamente en su habitación con Tiana. — Él es un niño encantador, es todo un ser inocente y puro… — Comentó Virginia cabizbaja. "¿Cuánto tardará en corromperse al lado de una familia como los Forsten y con un padre como el Rey Lance?"Se preguntó la joven Gorianita preocupada por lo que le podría esperar en el futuro a tan dulce n
"Ahí está…"Pensó Virginia, una vez llegó a la cima de la alta colina, sintiendo su corazón latir acelerado por lo agitada que estaba y su cuerpo sudando como nunca antes en su vida lo hizo. "Llegar aquí no parecía algo difícil, pero… Parece que la subida hasta esta zona era más alta de lo esperado" Pensó Virginia posando sus hermosos ojos azules zafiros en aquel Rey que estaba recostado sobre su capa viendo hacia el cielo azul a unos diez metros de ellas. — ¡Su majestad, hemos llegado! — Gritó Tiana acercándose aún más. La zona tenía un césped bastante bajo, verde y bien cuidado, no había ni un solo árbol en el centro más si algunos altos árboles a los alrededores y más lejanamente, sectores con arbustos que tenían algunas flores silvestres. "¿Cómo puede Tiana tener energías después de toda la caminata que hemos hecho hasta aquí?"Pensó Virginia sintiendo un poco de envidia.
— No, sería un desperdicio de mi valioso tiempo. No es algo que alguien como tú vaya a aprender tan fácilmente. — Confesó Lance acercándose a su esposa y viéndola con frialdad. — Lo que realmente busco, es que seas una carnada que dure un poco más de tiempo, ¿Cuánto? Eso dependerá únicamente de ti. Virginia sintió un escalofríos recorrer su cuerpo. ¿Carnada? ¿Mascota? ¿Herramienta desechable? No importaba que. Ella sabía que a ese hombre no le importaba la vida de ella en realidad. — He hablado con Tiana, ella se ocupará de tu preparación básica, cuando tengas la suficiente resistencia para sostener una espada y no atentar contra tu propia vida en el proceso, entonces, yo te enseñaré. — Comentó el Rey en tono aburrido. "Vaya que está emocionado" Pensó Virginia con sarcasmo. "Es lógico que este hombre me ve inútil, como esa mascota
— ¡Listo Vini! Sigamos las lecciones. — Sonrió Tiana al volver al salón. Virginia volvió a verla y levantando un poco su mano, mostró la carta que sostenía. La soldado se acercó de inmediato y la tomó viendo el emblema usado en la cera al sellarlo. — ¡Abril Brown! ¿Por qué esa mujer le ha enviado una carta? Virginia suspiró con pesar y Tiana le devolvió el sobre. — Ella quiere que vaya a un almuerzo, el día de mañana… ¿Tengo que reunirme esa tarde contigo a entrenar? ¿No podría decirle al Rey que asistí y saltarme esos tediosos ejercicios? Tiana se echó a reír en ese instante. — JAJAJA~ Oh su majestad, no entiende. Él Rey estará pendiente, él irá todos los días y solo se irá cuando esté seguro que usted se lo está tomando en serio. — ¡¿QUÉ?! ¡¿Qué le pasa a ese hombre?! ¿Cuan controlador puede ser? Tiana le vió confundida. — No en
Virginia se dejó caer sobre su cama. La hermosa Reina seguía con su mirada perdida en la nada y su mente hecha un lío de pensamientos. ¿Por qué le estaba sucediendo todo esto a ella? Ahora era obligada a entrenarse y fortalecerse. Ahora debía fingir ser una mascota obediente de ese Rey tirano o moriría. Cómo si eso fuese poco, tenía a la concubina Abril que la acechaba como el depredador a su presa. Tenía al Márquez que la amenazaba y esperaba que ella se volviera estéril. Y… Estaba ese barón que le ofrecía su ayuda, pero que tenía el caso de la inocencia de ella en sus manos y parecía poco importarle. ¡No había nadie en quien Virginia creyera que realmente podía confiar! Ni siquiera Tiana, quién a veces actuaba sospechosa o frente a poderosos del Reino dejaba a Virginia completamente de lado. Ahora la joven Reina de solo diecinue
El Barón Jones sonrió dulcemente, aún teniendo sus ojos marrones dirigidos en la hermosa Reina de origen Gorianito. — No te preocupes Vini, yo no pienso exponerte, no a ti, jamás haría algo así contigo. — No le puedo creer señor Jones, en la posición en la que estoy, no puedo confiar ni depender de nadie más que de mí misma. — Decía Virginia tensando su rostro. Allen exhaló pasando su mano enguantada por su cabellera rubia. — Entiendo, sé lo que debes estar pensando Virginia. — Comentó Allen, ahora con una expresión bastante fría. Virginia solo había visto esa expresión en ese Barón una vez y fue cuando ella llegó la primera vez cautiva a Maita y ese hombre la vió toda desaliñada y con desprecio hablándole fuerte pero únicamente por las órdenes del Rey. Ella había olvidado ese primer encuentro que tuvo con el Barón Jones, quien en ese entonces hace más de un año atrás, estaba vestido impon