Capítulo 3: Pacto

2. Pacto.

VALENTINE.

Lo menos que pensé que podría pasar cuando me levanté en horas de la mañana fue ver a Elijah Potter, pese a saber que su padre es el propietario de la multinacional para la que algunas veces realizo trámites legales.

No había pensado que me encontraría con él desde hacía más de cuatro años, cuando fui las primeras veces a reunirme con el señor William Potter para finiquitar algún asunto legal.

Odié verlo tan bien, creí que lo estaría pasando mal después de todo lo que me hizo. Sin embargo; me doy cuenta que, el karma no les llega a todos. Más lo que aumentó mi odio, fue que quisiera disculparse conmigo y su «No soy la basura que crees conocer, Valentine Baker.»

¿Acaso se convirtió en un buen samaritano? Porque si es así, no le creo una m****a y no le queda bien ese papel. ¡Ah! Odio estar pensando una vez más en él, como cuando era una estúpida adolescente y cometí el error de enamorarme del chico que no debía.

Nunca supe cómo se enteró que me gustaba, ya que a nadie se lo había dicho, ni siquiera a mis amigas. Después de ese suceso, convirtió mi vida un infierno y el amor que sentí por él se transformó en un profundo odio que, trece años después, aún conservo.

—¿Por qué estás tomando de esa manera? ¿Sucedió algo? —Inquiere mi mejor amiga, enarcando su ceja izquierda—. ¿A quién tengo que golpear?

En vez de contestarle, me sirvo y tomo un trago de Soju, cuando sepa el motivo por el que estoy tan molesta, lo más probable es que quiera irse a golpear al imbécil de Elijah Potter, debió haberse quedado en Londres y no venir a Nueva York a arruinarme la vida.

—Estoy muy molesta, he pasado todo el día así —mascullo y hago el amago de servirme otro trago, pero ella me detiene y la miro mal, haciendo que sonría—. Tuve la desgracia de ver y convivir con Elijah Potter después de diez años sin saber de la existencia del otro, ¿por qué me pasan estas cosas a mí?

Zoe sirve dos tragos y casi de inmediato nos los tomamos, veo la hora en el reloj inteligente que reposa en mi muñeca y frunzo el ceño, ya casi es hora de ir a casa a descansar.

—¿Te hizo algo ese bastardo? ¿Cuándo vamos a golpearlo? —Pregunta y sonrío, soy una tonta, no debí haber permitido que me afectara tanto verlo como para estar un miércoles en un bar bebiendo, aunque nunca cae mal un poco de alcohol entre semana.

Papá me dice «la abogada borracha», dado que, la única manera de convencerme para ir a una celebración es si mencionan que habrá alcohol.

—Intentó disculparse por todo lo que sucedió cuando éramos adolescentes y obtener mi número —digo con diversión y ella vuelve a alzar la misma ceja de manera inquisitiva para que continúe hablando, es una chismosa—. No acepté sus disculpas y tampoco le di mi número, no me importa lo que tenga que decir.

Ambas chocamos las palmas de nuestras manos y soltamos una carcajada, atrayendo sobre nosotras la atención de varias personas.

—Sé que sucedió algo más, desembucha.

Me hago la difícil, ya que me gusta verla impacientarse cuando quiere que le cuente algún chisme que ella no sabe. Extrañaba mucho a Zoe, muy pocas veces nos vemos ya que ella es una modelo bastante cotizada en su mundo y se la pasa viajando.

—Hubieras visto su rostro cuando escuchó mi nombre y apellido, casi se caga encima del susto —suelto otra sonora carcajada al recordar esto y Zoe no tarda en seguirme—. Por lo tenso que estaba el ambiente en la oficina de su padre cuando entré, algo grande debe estar ocurriendo y Elijah me considera una amenaza por lo que pasó entre nosotros, ya que de otra manera no logro explicar su reacción exagerada e insistencia.

Zoe no dice nada, pero toma su celular de la mesa y me pide mediante señas que posemos para hacernos una foto y la complazco, me gusta tomarme fotografías con ella y con papá, es una manera de guardar los momentos buenos.

—Es lo más seguro y créeme, lo vas a volver a ver no una, sino muchas veces —musita y me sonríe con picardía—. Lo vi hace unos días en el periódico y está buenísimo, así que, úsalo y luego lo mandas a freír espárragos. Sin embargo; te daré un consejo, no te enamores de él, es un mujeriego de primera que no va a dudar un segundo en romperte el corazón.

¿Enamorarme de él otra vez? Eso no está en mis planes, así como tampoco tenerlo en mi vida.

—No está en mis planes volver a enamorarme de Elijah y menos tenerlo en mi vida, Zoe —contesto y me tomo lo último que queda de Soju en la botella—. Gracias por el consejo, lo tendré muy en cuenta.

La pantalla de mi celular se ilumina por escasos segundos en la mesa y lo tomo de inmediato, veo que es papá preguntándome si el juez aceptó las nuevas pruebas que reunimos y yo cierro los ojos, si no me apresuro en terminar de reunir la evidencia para probar su inocencia, va a ser declarado culpable y va a ir a la cárcel por una e****a que no cometió.

También vine a tomar hoy porque quería olvidar ese asunto al menos por lo que resta de la noche, pero no creo que sea posible. Empiezo a recoger mis cosas bajo la mirada confundida de Zoe y me siento mal por ello, casi no nos veos y ahora la voy a dejar tirada aquí.

Tengo que pensar en algo si no quiero que papá vaya a la cárcel.

—¿Te irás ya? Ni siquiera son las diez de la noche —se queja y yo asiento con un poco de pena—. Por la cara que tienes, ha ocurrido algo malo. Dime, ¿qué sucedió?

Suelto un suspiro cansado y le arrebato su bebida y me la tomo de un solo trago, quisiera no saber nada sobre esto al menos por unas horas. Es frustrante estar con las manos atadas y ver cómo cada día empeora la situación.

—El caso de papá se ha complicado y tengo que solucionarlo antes del juicio y presentar nueva evidencia, sino, él irá a la cárcel por un delito que no cometió —contesto y la veo palidecer—. El bastardo que lo estafó a él y a las otras personas, hizo todo tan bien como para que la evidencia encontrada inculpe a papá como el autor de la e****a y no a él. Además, mi reputación como abogada se vendría abajo y nadie me contrataría.

Zoe se levanta y me abraza muy fuerte, ¿de qué me sirve ser reconocida como una de las mejores abogadas de Nueva York si no puedo siquiera salvar a mi padre?

—¿Qué puedo hacer por ustedes, Val? —Inquiere en mi oído—. Me siento muy mal al saber la delicada situación en la que se encuentran y estar sin aportar mi granito de arena, tu padre y tú me han tratado mejor que mi propia familia y son el padre y la hermana que siempre deseé tener.

Le devuelvo el abrazo con mucha más fuerza y cierro los ojos, aunque me queje de mi pasado, nuestra vida era mucho más fácil cuando era una adolescente.

—Sé que podrás reunir las pruebas necesarias antes del juicio, por algo eres una de las mejores abogadas de Nueva York —susurra en mi oído—. Te has ganado a pulso dicho reconocimiento, has trabajado muy duro para ello, así que es hora que demuestres el por qué lo eres. Contrata a un detective privado, si no tienes dinero para pagarlo, dime que yo lo hago o sácale dinero a Elijah, pero no te quedes de brazos cruzados.

No se me había pasado por la cabeza contratar a un detective, con tantas cosas que tengo que hacer a diario, vivo de un lado a otro y no me da tiempo de nada. Ni siquiera tengo novio o un ligue desde hace mucho tiempo, vivo por y para trabajar.

—Buscaré detectives privados cuando llegue a casa, pero, me tengo que ir —murmuro y rompo nuestro abrazo—. Gracias por anímame cada vez que tengo un bajón, eres la mejor amiga del mundo. ¿Te parece bien si nos reunimos mañana a eso de las nueve? Estaré libre hasta las dos de la tarde.

Zoe también recoge sus cosas y caminamos juntas hacia la salida del bar, al ser miércoles, está prácticamente vacío y la música es muy baja, así que no tenemos la necesidad de gritar para escucharnos.

—No puedo, mañana en la mañana tengo una cita con el cantante que te comenté hace algunas semanas —dice con emoción y le sonrío de la misma manera, me alegro mucho por ella—. ¿Qué te parece si quedamos el domingo? Así pasamos el día juntas como cuando éramos adolescentes, ¿qué dices?

Suelto un chillido y la abrazo, había estado esperando que me propusiera algo así, tengo ahorrado algo de dinero para comprarme ropa ¿y qué mejor que una modelo profesional para que me aconseje sobre qué prendas escoger?

—Me parece perfecto, Zoe. Así vamos juntas de compras, ¿te parece bien? —consulto y espero que me dé el visto bueno, no le gusta ir a lugares muy concurridos desde que es algo famosa, porque las personas comienzan a pedirle fotos y no la dejan en paz hasta que lo consiguen.

—Me parece bien, hace mucho que no salimos de compras —contesta con una sonrisa en los labios y detiene un taxi con su mano—. Entonces nos vemos el domingo, si ocurre algo, recuerda que estoy a una llamada de distancia, te amo.

Se marcha tan rápido que no me da tiempo de despedirme y yo niego con una sonrisa en los labios, siempre hace esto.

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