Capítulo 4: Pacto

2. Pacto.

VALENTINE.

Comienzo a caminar hacia el edificio en el que vivo, ya que vivo cerca y no dejo de pensar en lo que me dijo minutos atrás: sacarle dinero a Elijah a cambio de no decir ni media palabra de lo que me hizo y si está muy desesperado por hacer que cierre la boca, es muy probable que acepte sin pensarlo muy bien. Aunque no me siento cómoda con la idea, no me considero oportunista.

Bueno, que pase lo que tenga que suceder.

Apresuro el paso por la hora, pese a que la zona es bastante segura, no quiero arriesgarme a que me roben. No es lo que precisamente necesito en este momento.

Camino aproximadamente quince minutos y suelto un suspiro cargado de alivio cuando entro al lobby del edificio, después de vivir un asalto a mano armada hace unos meses, me da un poco de miedo que vuelvan a apuntarme en la cabeza mientras se llevan las cosas que tanto esfuerzo me compro.

Saludo al muchacho que está todas las noches en el mostrador y noto en su mirada cierta picardía al verme, pero decido ignorarlo, estoy muy cansada como para prestarle atención a las tonterías de un adolescente de dieciséis años.

Subo al ascensor y presiono el botón del piso en el que se encuentra mi apartamento, estoy loca por llegar a casa, quitarme la ropa y darme un buen baño antes de ponerme a buscar detectives privados en internet. Mañana llamaré a papá y le propondré contratar uno, porque de otra forma no vamos a encontrar nada y va a ir a la cárcel.

Saco mi celular de la cartera y veo que me ha escrito Zoe informándome que ya está en su casa y preguntándome si yo estoy ya en la mía, le digo que estoy en el ascensor y me pongo a ver las historias de mis contactos.

El ascensor abre sus puertas y salgo, comenzando a caminar hacia mi apartamento con la vista fija en la pantalla, he recorrido tantas veces este mismo pasillo que ya sé cuánto tengo que caminar para llegar a casa.

Meto una mano en la cartera y saco las llaves, notando que frente a la puerta de mi apartamento hay un hombre vestido de traje, comienzo a subir la mirada lentamente, notando lo bien que le queda este, pero al ver el rostro del individuo frente a mí, la molestia me invade, ¿qué carajos hace Elijah Potter frente a mi apartamento y cómo consiguió mi dirección?

—¿Qué haces aquí? —Inquiero, sobresaltándolo, dado que estaba leyendo unos documentos—. ¿Cómo conseguiste mi dirección?

Levanta la vista de los papeles y me sonríe, logrando que se intensifique más mi molestia.

—Hola, Elijah. ¿Qué te trae por aquí? ¡Ay! Qué maleducada soy, ¿quieres entrar a mi apartamento? —Musita con un tono de voz divertido y yo procedo a ignorarlo mientras comienzo a abrir la cerradura de la puerta para dejarlo afuera—. Hola, Valentine. Estaba cerca y decidir venir a verte porque tengo que hablar contigo.

Ignoro su absurdo monólogo y entro a mi apartamento, estoy cansada y lo menos que deseo es lidiar con idiotas siendo casi las diez de la noche, ¿acaso no puede irse a su casa a descansar tal y como haría una persona normal. Intento cerrar la puerta, pero coloca su pie, impidiéndome realizar dicha acción. Dios mío, ¿acaso es mucho pedir que no me ocasionen imbéciles dolores de cabeza tan tarde?

—¿Podrías quitar tu asqueroso pie? Quiero irme a dormir y lo único que estás haciendo es molestar —espeto con muchísima más molestia que antes, si por escasos segundos el día de hoy llegué a considerar dejar de odiarlo, eso queda descartado—. Vete a casa, Harry Potter, no eres bienvenido aquí.

Tengo tantas ganas de reír por su cara de desconcierto al escuchar la manera en que lo he llamado, pero ni con eso quita su pie.

—Me ofende que me llames de esa manera, no es mi culpa que mi padre me haya heredado ese endemoniado apellido —contesta, observándome con recelo—. Puedo tolerar que me digas imbécil, idiota, estúpido y todo lo que quieras, pero, no Harry Potter, odio esas películas y libros.

Sonrío con satisfacción al verlo actuar tan ofendido, si hubiese sabido cuando éramos adolescentes que le disgusta que le digan así, le habría hecho el mismo bullying que él a mí.

—Y yo te odio a ti. Harry Potter, vete de aquí, te buscan en Hogwarts —intento cerrar una vez más, aporreando su pie con la puerta y el marco de esta—. Quita el pie o llamaré a la policía por acoso.

Deja de hacerse el gracioso y me mira con seriedad, no estoy para sus jueguitos y espero que se haya dado cuenta de ello de una vez por todas.

—Necesito hablar contigo, es algo delicado y no puedo hacerlo aquí en medio del pasillo —murmura y yo lo miro con burla, abriendo la puerta, invitándolo a pasar con una seña—. Gracias.

Comienzo a encender las luces y agradezco a los cielos haber limpiado esta mañana, no quisiera darle más motivos para que se burle de mí.

—¿Y crees que a mí me interesa lo que sea que tengas que hablar conmigo? —Inquiero, alzando la ceja izquierda y se acerca demasiado a mí, invadiendo mi espacio personal—. Te detesto lo suficiente como para desear no verte más por el resto de mi vida.

Contengo la respiración cuando me pega contra la pared y acerca su rostro a centímetros del mío.

—No te estoy pidiendo que te olvides de toda la m****a que te hice pasar, Baker, porque ni yo lo olvido —susurra Elijah en mi oído, erizándome la piel—. Solo quiero que finjamos que estamos saliendo y vamos a comprometernos porque estamos locos el uno por el otro hasta que mi padre me nombre Director Ejecutivo de Potter Inc.

Lo observo con desdén y suelto una risita cargada de incredulidad, alejándome de él. No puedo creer que me siguiera hasta mi apartamento para pedirme esto como si fuésemos los mejores amigos, es un cínico.

—¿Y qué gano yo si acepto esa estupidez? —Inquiero, enarcando una ceja—. ¿Acaso vas a pagar mis deudas y resolver mis problemas?

Elijah sonríe con aprobación, como si hubiese hecho las preguntas que deseaba escuchar y yo quiero golpearlo, de todas las personas a las que conoce y pudo proponerle esto, ¿por qué me eligió a mí?

—Puedo hacerlo, sin importar qué tanto dinero sea lo que debas, Valentine —dice con súplica—. Si aceptas, mañana mismo puedo acompañarte a pagar tus deudas y ayudarte a resolver los problemas que tengas, a cambio, solo tenemos que fingir que estamos en una relación estable durante seis meses, ¿qué dices? ¿Nos ayudamos?

Miro con desconfianza la mano que extiende hacia mí y la tomo durante breves segundos, sellando de manera silenciosa nuestro pacto y esboza una enorme sonrisa.

—Hagámoslo, pero, quiero que haya un contrato de por medio —me observa con desconcierto unos segundos, sin perder la sonrisa y termina asintiendo—. No confío en ti, Elijah, ¿por qué no le propusiste esto a tus amigas?

—Porque no confío en ellas, Valentine —contesta de inmediato—. Tú eres mi única opción y también la única mujer en Estados Unidos en la que confío.

Suelto una risa cargada de ironía y me recuesto contra la pared y lo observo, ni en mis más locos sueños habría imaginado terminar en una relación por contrato con Elijah Potter.

—¿Por qué confiar en mí? Puedo ir a delatarte con tu padre si así lo quisiera —señalo lo obvio y se encoge de hombros, restándole importancia.

Camina hacia la sala de estar como si lo hubiera invitado a hacerlo y aprieto los labios con molestia, no me gustan las personas entrometidas ni abusadoras.

—Porque me necesitas y yo te necesito a ti, por esa razón no vas a delatarme —sentencia y no me queda más opción que darle la razón—. Así que, ven aquí amada mía, sellemos nuestro pacto con un beso de amor verdadero.

Empiezo a reírme con fuerzas y lo veo sonreír, como si en sus planes hubiera estado hacerme reír esta noche. Más no voy a dar eso por sentado ni voy a bajar la guardia por ello.

—Vete a la m****a, Harry Potter, porque mis besos no se los doy a cualquier mago que se aparezca por aquí ofreciéndome una irresistible propuesta —digo con diversión y desaparece de su rostro todo rastro de diversión, aumentando mi risa, es graciosa la manera en que se molesta por algo tan tonto—. ¿Ahora si puedes irte a tu casa? Ya obtuviste lo que querías, hazme llegar esta semana el acuerdo con tu abogado y comenzamos a fingir tener citas románticas.

Suelta una risa divertida y se acerca a mí, acorralándome una vez más contra la pared, hago el amago de golpearlo, pero toma mis manos y las coloca encima de mi cabeza.

—No obtuve todo lo que quería —susurra sobre las comisuras de mis labios, poniéndome nerviosa por su repentina cercanía—. Porque desde que te vi entrar en la oficina de mi padre, no he dejado de fantasear con comerte la boca como cuando éramos adolescentes, Valentine Baker.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo