JENNAVarios días pasaron después de que acepté regresar a mí antiguo puesto como asistente de presidencia, y durante todo ese tiempo, Hugo cumplió con su palabra de tener una relación estrictamente laboral conmigo. Además, dejando a un lado nuestras diferencias, él y yo hacemos un excelente equipo de trabajo ya que nos complementamos muy bien en esa área.Por otro lado, debo admitir que lo mejor de regresar a este puesto, es volver a trabajar junto a Dina, aunque hay momentos como éste, que me dan ganas de asesinarla.—Jenna, cariño, ¿Ya terminaste de organizar la agenda de Hugo? —me preguntó por milésima vez.—Si, ya terminé —le respondí dejando a un lado la laptop mientras rodaba los ojos de la molestia.—¡Al fin! Creí que ya no iríamos a la cafetería.Ni bien me levanté del asiento, ella comenzó a jalarme en dirección al ascensor, casi llevándome a la rastra.—¿Se puede saber porque estás tan desesperada por ir a la cafetería? —le pregunté entre risas.—Porque necesito contarte al
JENNADebo admitir que las palabras de esa mujer me dejaron desconcertada, puesto que, yo no la conozco y ni siquiera recuerdo haberla visto antes.—¿Se puede saber de dónde me conoce?, ¿Será que nos hemos visto en algún lugar?—No. Esta es la primera vez que nos vemos personalmente, pero yo sé muy bien quien eres tu —volvió a mirarme despectivamente y a mí ya se me estaba acabando la paciencia.—¿Y se puede saber quién soy para usted? —me crucé de brazos sin dejar de mirarla.—Tu eres la mujerzuela que se acostó con Hugo hace seis años atrás, y también eres la madre de esa bastarda, por la cual, él regreso a América. Al escuchar la manera en la que habló de mí hija, la ira me nubló la mente y sin pensar en lo que estaba haciendo, le dí vuelta la cara de una bofetada.—¡No vuelvas a hablar así de mí hija o te mato! De mí puedes decir lo que quieras, pero de mí hija no. —¡Maldita mujerzuela! ¿Cómo te atreves a golpearme? Esta me la vas a pagar, ya lo verás...—me dijo amenazándome mie
HUGODesde aquella vez que fui al bar con David y le conté todos mis problemas, él se ha vuelto un buen amigo para mí. Incluso me ha aconsejado que vaya con calma con respecto a Jenna, ya que él al igual que yo, sabe que ella es una excelente mujer, de esas que no suelen encontrarse fácilmente..Con respecto a los negocios, él ha demostrado tener un gran interés en llevar a nuestra empresa a un nivel superior y por eso, necesito a una persona así a mí lado. Alguien con una mente tan brillante para los negocios, necesita ser mucho más que un simple accionista y justamente por eso, decidí nombrarlo director ejecutivo de la compañía.—Y entonces, ¿que respondes? ¿Aceptás el puesto? —David aún no salía de su asombro, al parecer no esperaba recibir tal propuesta de mi parte.—¡Por supuesto que acepto!. Para mí será un honor trabajar a tu lado —me respondió entusiasmado.—Estoy seguro que haremos un gran equipo —le extendí la mano y él no dudo en estrecharla.—Te prometo que daré mí mayor es
JENNANo podía creer lo que este hombre estaba diciendo tan abiertamente en medio del estacionamiento y a la hora en que todos los empleados salen de la compañía. Mi rostro parecía un tómate maduro de lo colorado que estaba mientras un sudor frío humedecía mi frente, y es que para ser sincera, esta es la primera vez que alguien se me confiesa de esa manera.—¿Que dices? ¿Estás loco? —giré mi rostro hacia un costado para que no notara mi evidente sonrojo.—Por supuesto que lo estoy —tuve que mirarlo de nuevo ya que no entendía a qué se refería —. Estoy loco por ti.Esa respuesta fue tan tonta y cursi que no pude evitar reír.—Al menos te hice sonreír. Si supieras lo hermosa que te ves cuando sonríes.—Hugo, ya para por favor —le dije en voz baja al ver que se acercaban unos empleados.—Volvi a ser Hugo y no el señor Montenegro. Creo voy avanzado —me sonrió de lado sin dejar de mirarme —. Espero que algún día puedas llamarme de otra forma más íntima.—¡Ay por dios! ¿qué te pasa hoy? ¿Te
JENNANo sé cómo explicar lo que su cercanía y sus palabras provocaron en mí. Era como si esa convicción que tenía de mantener mí distancia de él desapareciera de repente, como si el pasado no existiera al igual que todo aquello que me hizo sufrir, como si no importara nada más que este momento que estamos compartiendo juntos.Para ser sincera, no quiero sentirme así, me rehuso a ser tan débil ante él; pero lo cierto es que, hay algo dentro de mí que ya no puedo controlar y crece desmedidamente cada vez que lo tengo cerca. Una sensación que hace latir mi corazón de manera desenfrenada y provoca cosquillas en mí estómago. No sé cuántas veces he intentado rechazar este sentimiento, incluso perdí la cuenta de las veces que me repito a mí misma que debo alejarme o saldré lastimada, pero, ¿como hago para hacerle entender a mi corazón que no sienta nada por él?, ¿como hago para odiarlo cuando mí cuerpo y mí alma me piden a gritos que lo ame?De pronto mí mente se convirtió en un terrible c
JENNALos días que pasaron, Hugo hizo lo que me prometió y se mantuvo alejado para no incomodarme, aunque debo reconocer que eso me hizo sentir un poco triste ya que me he acostumbrado a sus constantes coqueteos.Esa mañana cuando llegué a la compañía, pasé directamente a mí oficina para comenzar con mis tareas diarias, pero en cuanto crucé la puerta, me encontré con una rosa roja sobre mí escritorio. Inmediatamente la tomé para inhalar su exquisito aroma y luego fui en busca de Dina para saber quién me había dejado esa flor.—Dina, ¿tu viste si alguien entró a mí oficina antes de que yo llegara?—Justamente vi salir al señor Montenegro de allí hace unos minutos, dijo que estaba buscando algo pero no me dijo qué —se encogió de hombros.Al oír eso, no pude evitar que una pequeña sonrisa se dibujara en mí rostro, la cuál tuve que disimular para que Dina no sé diera cuenta, o de lo contrario, iba a comenzar a molestarme.Estaba a punto de regresar a la oficina, cuando de pronto recordé q
HUGODespués de aquella conversación que tuve con Jenna, en la cuál me confesó que sentía cosas por mi, literalmente me sentía en las nubes. Debo confesar que es la primera vez que me pasa algo así con alguien, incluso me siento como un chico enamorado; me encuentro sonriendo a cualquier hora del día y cada vez que la veo siento miles de mariposas revoloteando en mi estómago.Para ser sincero, tengo que admitir que estoy completamente enamorado de Jenna, pero a pesar lo que siento por ella, debo mantenerme alejado ya que le prometí que le iba a dar espacio para que aclare sus sentimientos. Por otra parte, había algo que me tenía muy preocupado y exaltado, y eso era la repentina visita de mi hermano mayor después de tanto tiempo. Iván es un año mayor que yo, solo que él, es todo lo contrario a mi. Siempre ha sido la oveja negra de la familia y le ha dado muchos dolores de cabeza a mis padres, sin mencionar que también es un mujeriego y un jugador compulsivo. Después de cumplir sus ve
JENNAMe sentía como una tonta por haber confundido a Hugo con su hermano, aunque para ser honesta, ellos dos son bastante parecidos. Tienen la misma altura y color de cabello, lo único que los diferencia es que Hugo tiene los ojos negros y su hermano los tiene de color miel. —Lamento haberte confundido —le dije apenada —. No sabía que don Fausto tenía otro hijo.—Si, yo soy el hijo mayor de los Montenegro, pero como puedes ver, yo soy mucho más apuesto y simpático que mí hermanito. —Y sobre todo, más humilde —solté aquello sin darme cuenta creyendo que se molestaría, pero contrario a lo que esperaba, él soltó una carcajada que me hizo sonreír también.—Me agrada tu actitud. Soy Iván, ¿y tu eres? —me extendió la mano.—Jenna Taylor, la asistente de Hugo —correspondi a su saludo.—Vaya, mí padre tenía razón cuando dijo que mí hermano heredó su buen gusto. Claramente sabe elegir muy bien a sus empleadas —me dijo sin soltar mí mano y yo estaba tan nerviosa que sonreí como una tonta sin