JENNALos días que pasaron, Hugo hizo lo que me prometió y se mantuvo alejado para no incomodarme, aunque debo reconocer que eso me hizo sentir un poco triste ya que me he acostumbrado a sus constantes coqueteos.Esa mañana cuando llegué a la compañía, pasé directamente a mí oficina para comenzar con mis tareas diarias, pero en cuanto crucé la puerta, me encontré con una rosa roja sobre mí escritorio. Inmediatamente la tomé para inhalar su exquisito aroma y luego fui en busca de Dina para saber quién me había dejado esa flor.—Dina, ¿tu viste si alguien entró a mí oficina antes de que yo llegara?—Justamente vi salir al señor Montenegro de allí hace unos minutos, dijo que estaba buscando algo pero no me dijo qué —se encogió de hombros.Al oír eso, no pude evitar que una pequeña sonrisa se dibujara en mí rostro, la cuál tuve que disimular para que Dina no sé diera cuenta, o de lo contrario, iba a comenzar a molestarme.Estaba a punto de regresar a la oficina, cuando de pronto recordé q
HUGODespués de aquella conversación que tuve con Jenna, en la cuál me confesó que sentía cosas por mi, literalmente me sentía en las nubes. Debo confesar que es la primera vez que me pasa algo así con alguien, incluso me siento como un chico enamorado; me encuentro sonriendo a cualquier hora del día y cada vez que la veo siento miles de mariposas revoloteando en mi estómago.Para ser sincero, tengo que admitir que estoy completamente enamorado de Jenna, pero a pesar lo que siento por ella, debo mantenerme alejado ya que le prometí que le iba a dar espacio para que aclare sus sentimientos. Por otra parte, había algo que me tenía muy preocupado y exaltado, y eso era la repentina visita de mi hermano mayor después de tanto tiempo. Iván es un año mayor que yo, solo que él, es todo lo contrario a mi. Siempre ha sido la oveja negra de la familia y le ha dado muchos dolores de cabeza a mis padres, sin mencionar que también es un mujeriego y un jugador compulsivo. Después de cumplir sus ve
JENNAMe sentía como una tonta por haber confundido a Hugo con su hermano, aunque para ser honesta, ellos dos son bastante parecidos. Tienen la misma altura y color de cabello, lo único que los diferencia es que Hugo tiene los ojos negros y su hermano los tiene de color miel. —Lamento haberte confundido —le dije apenada —. No sabía que don Fausto tenía otro hijo.—Si, yo soy el hijo mayor de los Montenegro, pero como puedes ver, yo soy mucho más apuesto y simpático que mí hermanito. —Y sobre todo, más humilde —solté aquello sin darme cuenta creyendo que se molestaría, pero contrario a lo que esperaba, él soltó una carcajada que me hizo sonreír también.—Me agrada tu actitud. Soy Iván, ¿y tu eres? —me extendió la mano.—Jenna Taylor, la asistente de Hugo —correspondi a su saludo.—Vaya, mí padre tenía razón cuando dijo que mí hermano heredó su buen gusto. Claramente sabe elegir muy bien a sus empleadas —me dijo sin soltar mí mano y yo estaba tan nerviosa que sonreí como una tonta sin
HUGOEstaba molesto con la actitud de mí hermano, pero estaba mucho más molesto conmigo mismo por haberme puesto tan celoso y dejar que Jenna viese esa faceta mía. Al final siempre termino arruinándolo todo. Al menos la reunión por el cumpleaños de mi madre salió bastante bien, y tanto Sky como Jenna, se sintieron queridas y aceptadas por mi familia.Después de que mi niña se durmió, Jenna decidió irse, y yo le insistí en acompañarla para ayudarle con Sky. Al principio no se veía muy segura en aceptar mí ayuda, pero al final terminó accediendo. Obviamente yo estaba más que feliz de poder ir con ellas porque para ser sincero, mí sueño es que algún día podamos vivir los tres juntos.Cuando llegamos a la casa de Jenna, ella se adelantó a abrir la puerta y yo me encargué de cargar a mí niña hasta su habitación en dónde la acosté sobre su cama. Jenna se encargó de quitarle la ropa con cuidado para no despertarla y una vez que la arropó bien, ambos regresamos a la sala mientras yo iba pensan
HUGODespués de dejar la casa de Jenna, tomé un taxi hasta el hospital en donde estaba Emma. Al llegar ahí le pregunté a la recepcionista por ella, y la muchacha me indicó que estaba internada en el cuarto piso. Lo primero que hice fue buscar al médico que la había atendido para saber cómo sigue su condición; por suerte, él me dijo que Emma estaba fuera de peligro, pero igual se tenía que quedar unos días en observación. También hablamos sobre su estado mental y emocional; y tanto él como yo estuvimos de acuerdo en que necesita tratamiento psicológico urgente. Luego de conversar con el doctor me dirigí hacia la habitación de Emma para hablar seriamente con ella y hacerle entender que tiene que parar con todo esto. Una vez que llegue ahí, di un par de golpes en la puerta consiguiendo que ella volteara a verme. —Mi amor, viniste —me dijo con un hilo de voz.Ella extendió su mano esperando a que yo la tomara, pero sin embargo, yo no lo hice y en su lugar me quedé cerca de la puerta.—
HUGOEsa noche no pude dormir. Lo que había pasado con Emma me dejó tan afectado que no pude pegar un ojo; y para colmo, cuando comenzó a amanecer me llamaron nuevamente del hospital para decirme que ella había tenido otra crisis nerviosa y que necesitaban que yo fuera de inmediato.Al llegar a la clínica fui directo hacia el consultorio del médico que está tratando a Emma para hablar con él sobre su situación. —Por favor tome asiento, señor Montenegro —me señaló una silla que está frente a su escritorio en cuanto entré a su oficina.—Doctor necesito que me diga, ¿qué puedo hacer con Emma? Ella claramente no está bien y necesita tratamiento psicológico urgente.—Justamente de eso quiero hablarle. La señorita Stuart no está en condiciones de vivir sola, ya que podría intentar lastimarse de nuevo. Ella está atravesando una depresión muy grande, por lo cual, necesita apoyo y atención constante.—Lo sé doctor, pero yo no puedo hacerme cargo de una responsabilidad tan grande —le confesé.—
JENNANo estaba segura si había hecho lo correcto al pedirle a Iván que me acompañe al festival de padres e hijos, pero después de ver lo bien que la pasó Sky con él, me di cuenta que no fue una mala decisión después de todo. Lo que más me sorprendió es ver cuánto se divirtió mí pequeña con su tío, y es que hay que reconocer que Iván es muy gracioso, incluso parece un niño grande. Al final, ellos dos ganaron casi todos los juegos y debido a eso, Sky estaba eufórica y no paraba de presumir sus logros frente a sus compañeros. Cuando terminó el festival, Iván nos invitó a tomar un helado, y yo no pude decirle que no debido al gran favor que me había hecho.Luego de tomar el helado, decidimos regresar a casa en un taxi ya que mí automóvil había quedado en el estacionamiento del colegio y no pude ir a recogerlo debido a que ya era muy tarde.Cuando llegamos a casa, Iván bajó del automóvil para despedirse de nosotras y luego se marchó en el mismo taxi en el que veníamos. Sky y yo nos qued
HUGOMuy en el fondo de mí ser, guardaba la esperanza de que pasara algo entre Jenna y yo; pero para mí desgracia, terminé durmiendo en el sofá abrazado a un almohadón. Al menos pasé la noche cerca de ellas y con eso me conformo.Cuando comenzó a amanecer me desperté antes que mis mujeres favoritas y me dirigí hacia la cocina dispuesto a prepararles el desayuno. Nadie sabe esto, pero desde hace unas semanas, he comenzado a tomar un curso de cocina por internet. Lo cierto es que, quise aprender a cocinar para sorprender a mí hija, ya que siempre se queja que mí comida no sabe tan bien como la de su mamá, aunque no la culpo, porque hasta hace poco, yo no sabía ni encender la estufa.Lo primero que hice fue cortar unas frutas mientras se tostaba el pan, luego exprimí jugo de naranja y por último preparé unos huevos revueltos que acompañé con tocino. Una vez que estuvo todo preparado, puse la cafetera a andar y calenté un poco de leche para Sky. Estaba a punto de llamarlas para que vinie