Regresando un poco en el tiempo a esa mañana, una mujer que tenía su puesto de comida frente a la imprenta saludo con la mano a Emma y a Valeria, quienes le devolvieron el gesto antes de ingresar a la imprenta.

La mujer siguió con su rutina de vender su mercancía, hasta que noto algo extraño: el camión repartidor busco bloquear la vista de la imprenta… eso fue extraño porque jamás lo habían hecho y al mirar de forma atenta noto que esos repartidores no eran los de siempre y casi al mismo tiempo aparecía el humano que le digieren que era peligroso.

Ante la presencia de ese viejo, ella no lo dudo y mando un mensaje de texto a esa persona, para luego cerrar su puesto de comida y alejarse del lugar rápidamente de forma discreta.

Unos minutos después se podía ver a un humano acomodándose en el balcón de una habitación de uno de los edificios cercano, el cual era algo llamativo porque estaba usando ropa negra y hasta un tenia pasamontañas para cubrir por completo su identidad dejando solo a