Como toda mujer que sabe lo que no quiere y que no sabe lo que quiere, Giselle se mira al espejo, se sonríe como si fuera la personificación de Maléfica y sale a su habitación taconeando con decisión, contoneando las caderas como si fuera una top model y rogando que no le dé por llorar cuando lo vea.
Se lo imagina ojeroso, demacrado por el rompimiento, también se imagina que en cuanto la vea con aquel vestido rojo ceñido al cuerpo, le saltará encima y le pedirá que regresen, por supuesto ella dirá que sí, luego de pedirle perdón por no confiar en él.
Cuando sale de su habitación, Lilly se queda boquiabierta y se cuelga de su brazo, desestabilizando a Giselle.
—Oye, no me rompas el estilo —dice mientras se alisa el vestido—, mira que hoy veré al patán.
—¡¿Tienen una cita?! —chilla emocion
La voz de Max la trae a la tierra abruptamente, con esa distancia que ha mantenido desde que llegó a la oficina.—Aquí está todo… lo mismo que tiene la policía, lo tienes tú, solo que no podemos divulgar esta información —se incorpora y regresa al sofá en donde estaba sentado—. Eres una chica lista, sabrás qué hacer con ella.—¿Tienes todo?—Sí, análisis de sangre —le dice con molestia—. Cámaras de tránsito de esta calle, del departamento, las cámaras de seguridad del edificio, el reconocimiento facial fuera del departamento y el cómplice que ayudó a Megan.—¿Co—cómplice?—Sí, Bryan, el encargado de pasear a Ferny, por eso mi fiel compañero no los atacó.Giselle siente que todo le da vueltas, esto es demasiado, esa mujer est
Unos cuantos días más pasaron y allí estaba Giselle, con el mentón apoyado en la mano, que estaba apoyada en el escritorio, observando como su mano libre hacia girar un lápiz sobre una hoja.Estaba aburrida, tapada de trabajo, pero aburrida al fin, porque además del trabajo, no había nada más en su vida.Tomy entra a la oficina, con más trabajo entre las manos y se regresa por donde vino, casi desvaneciéndose.—Ya entraste, deja todo… por ahí.—Tienes la cita con Hunter y Gloria Vanderguelt, en treinta minutos.—No quiero ir.—Pues tienes que ir, hay un contrato que debes cumplir. Tú misma dejaste a esa mujer en la lista de personas a las que Max no puede ver solo, así que mejor vas.—¿Acaso crees que esa mujer quiera algo más con él?—Nunca se sabe, nena.Ella hace un
En contra de su voluntad, porque lo consideraba una verdadera pérdida de tiempo, Giselle era arrastrada por su hermana por el centro médico, para hacerse los exámenes que el doctor había encargado se practicara.—No veo por qué tengo que hacerme estas cosas, si ya me siento mejor —toma asiento en una banca y se cruza de brazos.—Mentira —le reprocha Lilly, que se sienta a su lado—, Tomy me dijo que en la oficina te la pasas con sueño.—Eso es porque es aburrido ir a trabajar.—¿Sí te oyes? ¡Nunca antes dijiste que trabajar fuera aburrido!Lilly la mira como si tuviera dos cabezas y Giselle le saca la lengua. Se quedan en silencio unos minutos, hasta que una enfermera sale de una salita para llamar a Giselle, Lilly le pide entrar con ella, por si se siente mal al momento de sacarle la muestra de sangre.Al final, las dos entran y la enferme
Giselle termina de echar afuera lo que no tiene en el estómago, se incorpora para mojarse la cara y lavarse los dientes, se mira al espejo y sonríe feliz.Ese día no fue por los análisis, no los necesita para saber que espera un hijo de Max, es obvio. Por la tarde irá por los resultados, porque le interesa que todo lo demás salga bien, así puede iniciar el seguimiento de su embarazo sin complicaciones.—Te ves hermosa, hermanita —le dice Lilly cuando se encuentran en el pasillo—. Ese vestido te sienta de maravilla.—Creo que debo prepararme para cuando mi panza sea enorme, aunque falta mucho para eso.—Las dos iremos de compras y verás que elegiremos los vestidos más lindos para mamis.Giselle se ríe, porque Lilly está más emocionada de lo que se puede esperar. Es temprano para Phil, así que no se lo encuentran esta vez en la coc
Para ese día, se supone que Evan podría ir a la casa de ella, pero hasta entonces, no tenía idea de cómo sobrellevar esa preocupación, porque esa mujer no hablaba con sinceridad.—Es mejor que me vaya, tengo muchas cosas que hacer en la oficina.—¿Y vas a manejar así? —le pregunta poniéndose de pie y enviando un mensaje.—No, de hecho yo ya no manejo, Lilly me trajo y ahora me iré en taxi a…—Nada de taxi, te llevará el chofer que tenías antes, a donde tú quieras.—Pero…—Que estemos momentáneamente separados, no quiere decir que no me preocupe por ti —ella se pone de pie y Max la atrae a su cuerpo, atrapándola en un abrazo—. Nunca olvides que te amo.—Y tú tampoco… dame tiempo para demostrártelo.Ella se separa de él y sale de all
Tras cortar la llamada con Evan, decir que Max voló sería poco, pero como esa cosa que parecía una línea n3gra en las calles no tiene alas, solo diremos que corrió. Se encuentra el auto de Evan estacionado, un contingente camuflado por la calle en donde está el bar de Flofy, el lugar ya está cerrado para el resto del público, tal como cuando ellos se embriagaban para pasar las penas hace más de una década.Al entrar, se encuentra a Evan bebiendo tequila, se voltea para verlo y puede ver la preocupación en el rostro del hombre.—¿Qué tiene? —Evan le pasa un vaso de tequila y Max se lo recibe.—Siéntate —le dice con expresión pétrea—, bébete unos dos vasos para alcanzarme y en el tercero te digo todo lo que sé.Max se sienta a su lado, se bebe el vaso de un tirón y le pide a Flofy que se lo llene.
Tras pensar en la sorpresa de esos dos por la mañana, salen de la habitación, apagando las luces.—¿Vas a preguntarle a Lilly? —pregunta Lucy mientras caminan a sus habitaciones.—No, prefiero que mi hermano resuelva eso.—Me parece perfecto.Se despiden y cada uno se va por su lado, esperando que las cosas se resuelvan lo antes posible entre Max y Giselle.Por la mañana, dos gritos se oyen en la mansión, Lucy abre los ojos con una sonrisa maquiavélica y se levanta como si nada pasara.—Música para mis oídos.En la habitación de Max, ambos buscan su ropa y se cubren como si fueran dos extraños.—¡¿Qué haces en mi habitación?! —brama Max.—¡No lo sé! —responde Evan desesperado, tratando de recordar cómo llegó allí. Luego una duda lo atravie
Giselle se lo queda viendo, en este momento podría matar a Evan sin miedo a las consecuencias. La única razón por la que Max puede saber que está embarazada es por él.Le sonríe casi con inocencia y rompe el silencio.—Veo que tu amigo corrió con el chisme —camina por la sala, para dejar la mesa de centro como barrera natural, aunque sabe que es inútil, porque nada puede poner una barrera entre un padre y su hijo.—¡Y qué bueno que lo hizo o quién sabe cuándo me lo hubieras dicho! —dice él levantando las manos.—¿Crees que te lo iba a ocultar? —le pregunta ella, sin esconder el reproche en aquella pregunta.—Ya lo hiciste, ¿no? —sisea Max y ella niega con la cabeza, con una sonrisa irónica—. Ayer estuviste conmigo, te sentiste mal incluso, pero no hablaste.—Porque no era e