Tras el almuerzo, Alessia se sentía cansada de estar encerrada allí en la habitación, por lo que tocar en el balcón no era suficiente, así que al ver el claro que la invitaba a tocar en medio de los árboles, se le ocurrió que sería una muy buena idea ir allí.
Por eso no dudó en salir, decir que daría una vuelta en el jardín para buscar un lugar cómodo en dónde tocar y sin perder la posición de su ventana, caminó directo a donde se suponía que iba. Y llegó.
—Este lugar es… es mágico.
La hierba estaba baja, había una roca en medio, en donde ella se podía sentar e incluso podría dormir. Pero primero, era tocar.
Sacó su violín, tocó un lindo La de cuatro tiempos y sonrió satisfecha, porque era mejor de lo que esperaba. Sacó su libreta, su lápiz y comenz&
Cuando Alessia abre los ojos a la mañana siguiente, se sienta en la cama y se ríe en lo que se levanta.—Sí, él… el CEO de uno de los conglomerados más importantes del mundo se iba a quedar cuidándome toda la noche… ni que fuera tan valiosa…Pero la puerta de su habitación se abre, dejándola callada cuando ve quien está entrando por ella.Luego de salir de la habitación, la noche anterior, Amaro bajó a comer algo rápido y luego corrió a su cuarto para bañarse, colocarse algo cómodo e irse a cuidar de Alessia. Veló su sueño toda la noche, mientras estaba sentado al lado de su cama en una silla incómoda leyó todo un balance de su empresa y le hizo algunas objeciones.Alessia tuvo un sueño tranquilo, sólo un par de veces se quejó y arrugó el ceño, como si algo le dol
«¿El príncipe de la Bella Durmiente?», piensa Alessia sin creerse esa respuesta tan boba.Alessia se lo queda mirando como si tuviera dos cabezas, mientras que Amaro solo se sienta en la cama, enciende la lamparita y apoya la espalda en el respaldo de la cama, con esa sonrisa que no es de satisfacción o suficiencia, sino una de honesta, genuina… Alessia no se la puede explicar.—¡¿Es en serio?! —exclama finalmente, porque si el silencio sigue, la aplastará.—¿Me ves cara de estar bromeando? —le dice él con calma—. Debo decir que me sorprendió despertar con semejante vista tan hermosa, no me pude aguantar a despertarte así.—¡Eres un… un… aprovechado! —dice ella girándose para salir de allí, muerta de vergüenza.Amaro salta de la cama y la toma del brazo, con delicadeza y la rodea ha
Ya que la cena Amaro decidió que sería mejor hacerla un viernes, pues ya es viernes y Alessia está con cara de perro a punto de hincarle el diente a alguien, en lo que se coloca aquel vestido de color azul, de escote strapless y de corte recto, pero que a ella se le ajusta dejando una vista increíble.No la malentiendan, el vestido lo eligió ella, le encanta, pero la razón para usarlo… no mucho.«Cambia la cara, que te saldrán arrugas y no quiero verme vieja, además tú fuiste la cobarde que no quiso responder». Sí, hasta su consciencia la molestaba y ella solo quería que se callara.Las cosas no eran sencillas, no era admitir algo y listo, porque nada con Amaro era sencillo.Ella había hecho un escándalo por tener que irse con él, los primeros días no había dejado de pelear, pero todo había cambiado y no entendía
Alessia se sentía aturdida, entre furiosa, asustada y avergonzada.Y es que no estaba preparada para que la mano del barón se posara en la mitad de su muslo, sin nada de pudor y de timidez. Nada.Aquel hombre había puesto su mano en su pierna y ella solo atinó a pararse bruscamente para salir de allí, porque si se quedaba, era obvio que terminaría dañando la relación entre Amaro y su socio. Podía ser su protegida, su orgullo porque estaba invirtiendo en ella mucho dinero para que le compusiera una melodía, pero no valía tanto como para perder dinero por una reacción de ella.Camina a la escalera, hasta que una mano la toma por el brazo, ella se gira asustada, pero al ver que es Vittorio, se relaja un poco.—Alessia —la tutea por primera vez en la noche y se siente bien decir su nombre—, ¿qué te pasó? ¿Por qué saliste as&
Alessia ya tiene casi un mes en la casa de Amaro y solo quiere regresar a la mansión Marchetti, porque sencillamente allí no se siente a gusto. Y no es por falta de atenciones o porque el hombre esté odioso con ella nuevamente, es más bien por lo que ella está sintiendo y se niega a reconocer.Por su parte, el italiano no sabe cómo abordarla, porque luego de la cena tuvo que irse, en ese momento pensó que por un par de días, pero el asunto se extendió casi diez días y estaba desesperado porque tan solo había hablado con Alessia un par de veces por teléfono.El tema era que entre ellos no había mucho que hablar, cuando en realidad los dos tenían tantas cosas que decirse. Por eso, ahora que Amaro va bajando del avión, siente mariposas en el estómago, el chofer lo acompaña al auto y le dice que ya está todo listo para que se vaya a la empresa.
Virginia Leone en cuanto se baja del avión, luego de un mes viajando por el mundo con sus amigas, decide que quiere ver a su retoño, saber cómo está en persona y así comprobar por sí misma que sus palabras son ciertas, que está bien.Por eso, al subir las escaleras sin que nadie la detenga, no espera a que cuando abre la puerta de la habitación de su hijo, no esté.—Señor Schwartz, ¿dónde está mi hijo? Usted me dejó claro que había llegado de su viaje, ¿me lo están ocultando?—Claro que no señora, debe estar aún en la habitación de la señorita Vitale, quien está enferma…Virginia no lo deja terminar, sale de la habitación y el hombre le indica la habitación de la chica, ella levanta las cejas al ver que está al lado de la de su hijo. Schwartz va a llamar a la puert
Para Alessia no era la mejor noticia, pero no podía negarse, de todas maneras era normal que la madre de Amaro quisiera ir a compartir con su hijo un almuerzo o lo que ella quisiera. Y eso la alegraba de cierta manera, porque al menos ese tonto de metro noventa y tres tenía un progenitor que le diera en la cabeza de vez en cuando.Termina de peinarse, respira profundo varias veces y se pone de pie para salir con rumbo a la sala, pero Amaro la detiene con su figura apoyada en el umbral de la puerta. Se ve tan guapo el condenado, que debería darle con el arco del violín por ser tan descaradamente atractivo.—¿Nerviosa?—Un poco, sí… pero creo que se me pasará con un besito.—¡Pero que rápido aprende mi novia!—¿Soy tu novia? —pregunta ella dudosa, porque no es algo que hablaran ni que él le pidiera.—¡Claro que sí
Han pasado dos días de la visita de Virginia, Amaro ha estado muy atento a las necesidades de Alessia, pero sobre todo, estuvo siguiendo los consejos de su madre al pie de la letra para poder conquistar a la muchacha.Lo cierto es que solo quiere escuchar esa palabra, tan simple, pero poderosa, aunque no se ha atrevido a preguntarle de nuevo, pero cuando termina de vestirse se decide que ese es el día definitivo.Sale de su habitación con ese porte de dueño del mundo, pero se desinfla en cuanto ve salir a Alessia de su habitación, con un vestido celeste pálido, con mangas hasta el codo, un par de centímetro por debajo de la rodilla, de falda acampanada y canesú de corte princesa con un escote cuadrado, que deja a la vista sus senos.—Buenos días —dice ella con suavidad, quien ha tratado de no tener tanta cercanía con Amaro, porque si lo hace ya no podrá apartarse más