CAPÍTULO 11
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Una muerte pausada.
Más allá de la isla de las siete cruces, sobre las rocas del ahorcado, junto al mar, no lejos de la playa más cercana, una sirena descansa, apoyando ambas manos sobre una enorme piedra aplanada, mientras escucha con atención los consejos de su protectora, la misma que cuidó de su pequeña hija cuando ella no pudo hacerlo, su fiel amiga Tuka.
Capítulo 13–¿Quién es ella?William llegó a casa antes de lo esperado, mientras su madre, que preparaba el almuerzo en la cocina le miraba sin comprender, y su hermano pequeño dejaba de prestar atención a la maqueta que estaba montando…Has llegado antes…- comenzó la mujer, mientras este cerraba la puerta de la cocina, dejando a su hermano al margen de aquello.Necesitamos hablar – espetó William, bastante serio, haciendo que su madre se preocupase bastante - ¿quién es ella? – preguntó, haciendo que la mujer le mirase sin comprender a lo que se refería - ¿Quién es Emily Forbes?Es mi ahijada – aclaró, haciendo que su hijo la mirase de compre
–La magiade los antiguos.Emily caminaba por el bosque, con pies descalzos, mientras sentía la neblina de la noche a su alrededor, aquel paisaje era oscuro y tenebroso, sin lugar a dudas se había adentrado en el bosque más de lo necesario.Se introducía más y más en aquella ciénaga, sin apenas darse cuenta de dónde se encontraba, mientras metía el pie en el agua y se percataba de que algo no iba bien, ese no era el lugar seguro hacia su nueva casa en el bosque, sin lugar a dudas se había perdido.Sacó el pie rápidamente de la charca, temiendo convertirse en aquello que evitaba a diario, una sirena. Pero ya era demasiado tarde, sus piernas se volvieron verdes y membranosas en un momento, y calló al suelo al sent
Capítulo 16–Si tuviera una oportunidad.Emily se encontraba en el jardín de su nueva casa, tendiendo la ropa que acababa de lavar.Marina aparece en escena y se acerca a ella, con la intención de hablar con ella, ya que en las últimas semanas apenas habla con su hijo, tan sólo se mantiene al margen y se marcha cuando están en la misma habitación. Ella está preocupada, no sabe que es lo que puede estar sucediendo con ella.¿podemos hablar?Por tu cara parece que no es algo bueno.¿Ocurre algo? ¿por qué has decidido volver? He escuchado que si te quedas demasiado tiempo fuera del agua…Ya me he ocupado de ello, gracias a
–Un corazónpor otro.William esperaba junto a la playa, mirando hacia la tormenta que caía sobre él, esperando a aquella joven que había prometido esperar, ni siquiera sabía por qué estaba haciendo todo aquello, todo le parecía una locura, incluido aquel estúpido colgante que había aceptado.Miró sobrecogido hacia él, admirando como este parecía estar apagándose poco a poco. Lo pegó a su corazón, asustado de que pudiese apagarse, de que ella volviese y que él se hubiese cargado aquel estúpido colgante.Estaba cansado de aquella mujer que vivía en el lugar de la fantasía, siempre hablando de cosas como aquellas, como la magia, los piratas y las sirenas.
–Una vidapor otra.Emily se encontraba en el lago, junto a los juncos, mientras pensaba en la conversación que había tenido con él. Se sentía como una estúpida al haber pensado en la sola idea de poder confiar en aquel humano.Un fuerte dolor en la espalda, justo donde se encontraba su cintura, la hicieron despertar de golpe, haciendo que cayese al suelo dolorida.Gritó tan fuerte que pensó que su garganta se desgarraría, mientras sentía como sus lágrimas caían por sus mejillas.Pero había algo extraño, sus lágrimas tan sólo eran eso, lágrimas, como las de cualquier humano, era como si realmente no fuese una sirena.Agarró su colgante, con la intención de quitárselo e introducirse en el agua, pues sa
–La muerte se acerca.En la playa, cerca de la orilla donde las olas majestuosamente mueren, una joven de cabellos castaños y melena larga, al viento, se encuentra, con la mirada perdida en el mar, como si estuviese esperando algo o a alguien.Lleva un largo vestido blanco y sus pies están descalzos, evitando que estos toquen el agua, pues aún no sabe bien lo que ocurriría.No lejos de ella, un bello rostro de una joven de cabellos dorados salía a la superficie, al mismo tiempo que sus agallas y las algas que adornaban su cuerpo y su rostro se iban marchando de estos.Nadó hacia su amiga, hasta llegar a tierra firme, arrastrándose entonces hacia la arena, donde ni una sola gota de lluvia pudiese tocarla.
–Un trozo de madera.Emily seguía en la playa, admirando la espesura del mar, pues su hermana se había ido a visitar a Marina a su nuevo hogar, con las indicaciones que le había dado para ello. No quería volver a ver a William, esa era la razón de no haberla acompañado.A veces … - comenzó, con ojos llorosos, recordando la primera vez que había visto a aquel hombre al que amó - … me gustaría volver a aquellos días. – reconoció, mientras sus lágrimas salían por sus mejillas, para luego ser derramadas sobre la arena, como dos simples gotas de agua, como si realmente no fuese una sirena. Ya estaba lejos de ser nada, ni siquiera era humana, pero estaba cerca de ser un simple cuerpo sin vida.
–Miedo a la lluvia.Marina hablaba con su hijo en el porche de la casa, mientras Agamenia recostaba a Emily en su cama.Ese colgante es extraño – comenzaba hacia su madre, haciendo que esta le mirase con atención – parece oscurecerse cuando lo toco.William…¿Por qué la lluvia es tan mala para ella? – Preguntó, tras largo rato, intentando pensar en que preguntarle a su madre, pues no quería que ella pensase que se había vuelto loco al hablar de sirenas y alucinaciones.Se podría decir que ella es alérgica a la lluvia.Mientras, Emily hablaba con Agamenia, justo después de ser arropada por esta en su reconfortable ca