Leonid se sentía agotado, aunque no físicamente, su mente era un torbellino. Estaba en la conocida casa de la manada. La casa asignada para el Alfa y su familia, sentado en la mesa de reuniones donde vio a su padre en la visión que tuvo antes, en una asamblea decidiendo el destino de los hombres de Boris que tienen en custodia. —Mi Alfa, piedad, yo solo seguía las órdenes de Boris creyendo que era mi Alfa, nos aseguró a todos que usted era un impostor. —No me importa que hayan querido matarme —espetó Leonid—. Se les juzga por permitir la tortura de lobos de la manada. — ¡No lo sabíamos! —Contestó el hombre que era encargado de la seguridad de la manada. — ¿Cómo es que no sabían lo que ocurría? —Inquirió Kaiser—. Son idiotas, pero no tanto, ¿se perdía gente y ustedes solo lo ignoraban? —Teníamos entendido que eran fugitivos, renegados al poder de Boris —emitió ahora el Beta de Boris. — ¡Tu propia sobrina! —Gritó Indira a su hermano—. ¿Cómo pudieron? —Mírame h
Por un instante todos quedaron en silencio, solo Kaiser asumió que esto no era de extrañar, no confiaba en Lars al igual que sus hijas Aisha y Aziza. Indira solo deseaba respuestas. — ¡Ese hombre!, mataré a ese desgraciado, pero primero le sacaré la verdad —declaró Indira y fue hacia la puerta, pero Alexey le bloqueó el paso con su cuerpo moviéndose más rápido que ella —. No me impedirás que le saque la verdad a ese hombre porque es tu suegro... —A mí no me hablas así mujer, comienza por tener algo de respeto por mí que soy el Beta de esta manada. —Alexey, trae a Lars —indicó Leonid. —Está medio muerto, cayó de un despeñadero—. Además no creo en la palabra de este hombre, todos sabemos que quien tenía a los jóvenes prisioneros era un hechicero del Oriente, lo dijo una víctima, alguien que sí está interesado que se haga justicia. — ¡Yo lo terminaré de matar si no me dice que hizo con mi hija! Indira pasó como una bala rumbo a la casa de Alexey. —Kaiser ve con
Dominic estaba en una habitación cómoda, pero cerrada con seguro. Estaba molesto y con razón, no le habían dado la libertad. —Los Alfas supremos, tuvieron mucha diplomacia, pero igual me dejaron encerrado. Dragos el rey de los vampiros no había tenido la delicadeza, había dicho: el humano se queda mientras no pueda borrarle la memoria. —Acaso cree que soy un disco duro, imbécil prepotente, de haber sabido el poder que tenía con ese objeto extraño lo hubiera utilizado en matar unos cuantos de esos despreciables monstruos —espetó furioso. Pero entonces escuchó ruidos fuera de su habitación. “Dorian. ¿Te has vuelto loco? Deja al humano en paz” Dominic supo que era la voz de la mujer del vampiro. —Desgraciada asesina —musitó y se quedó atento escuchando, ella discutía con un hombre, otra mujer estaba de acuerdo con ella. “Dorian, eres un condenado lobo terco, escucha a Sophia” “Debo verlo, ese hombre merece explicaciones, no pensé tener la oportunidad de ped
Aisha y Aziza se acercaron al círculo que formaron todos alrededor de una fogata, en segunda y tercera línea estaban el resto de la manada. Leonid y Kaiser se pusieron cada uno junto a Aisha y Aziza, protegiéndolas y demostrando que no creían que ellas fueran conspiradoras en contra de la manada. Aisha y Leonid quedaron en frente de Portia y Alexey, lejos pero mirándose. Portia se las había arreglado para llorar de manera tal que su maquillaje no se le regara fuera de lugar. Era notable ver su belleza, aun con tanto que había llorado, todos veían ternura en ella, menos las hermanas. Agatha se sentó al otro lado de Aisha, entre ella y Aziza. —A mí tampoco me gusta esa mujer, huele a maleficio, el olor me trae tristes recuerdos, después les contaré —expresó observando el hiyab de Aisha—. Créeme que te entiendo más de lo que imaginas. —Señores, por primera vez desde que tengo memoria disfruto de estar en Selenials y eso que hace siglos viví por aquí —comenzó Ke
Portia gritaba de dolor y el olor a carne quemada era terrible. —Portia, ¿qué ocurrió? —Preguntó Alexey preocupado. — ¡AHHH! Me quema… — ¡¿Qué te quema?! —Indagó Alexey buscando la causa del sufrimiento de Portia, pero no encontró nada. Ella dio vueltas en el suelo y su piel humeaba en contraste al hielo. — ¡Ayúdame! —Rogó Portia. Alexey la cargó y corrió a toda velocidad de vuelta a la manada. Al llegar encontró a Aisha tratando de canalizar de nuevo el poder de la luna, ahora con un mechón de cabello de Natasha. — ¡Ayuda, no sé qué le pasa! —rogó Alexey. Leonid que estaba retirado conversando con los Alfas Supremos corrió en primer lugar al escuchar los gritos desesperados de Portia. Los ojos de Portia cambiaban de la oscuridad tipica del iris de los lobos al espesor negro que cubría hasta lo blanco del ojo como los demonios. El olor de la carne chamuscada era asqueroso, aunque esta vez no dejaba ver la piel de serpiente, solo la quemadura de su piel
Aziza veía a Aisha con ojos agrandados, en su mente rápida que ahora empieza a abrirse a los conocimientos milenarios de los Azaky puede entender claramente algo de lo que Aisha no tiene ni la menor idea. —Sigo sin comprender —dijo Aisha totalmente perdida. —Aisha, ella es un demonio, no una loba —Aziza soltó a Aisha y comenzó a caminar—. Ahora lo entiendo todo, incluso viene a mi mente el hechizo que haría presentar ante mí un demonio del inframundo. — ¡Aziza! ¿Qué es lo que pasa contigo? No harás tal cosa, podrías volverte una hechicera oscura —le reprendió Aisha que teme perder a su hermana por sus instintos de hechicera Azaky. —Tranquila, no me estoy volviendo maligna, pero quizás es hora de aceptar que soy una Azaky, puedo invocar criaturas del inframundo entre otras cosas; desde el inicio de la historia los Azaky han estado unidos a las tentaciones del inframundo. Aisha negó con la cabeza. —Sabes lo que dicen de los hechiceros del Oriente, la mayoría de las
En la casa del Alfa de manada atendían las heridas de Portia mientras esta gritaba de dolor y llamaba a Leonid pidiéndole ayuda. A Leonid le partía el alma ver a Portia sufrir tanto. Portia había estado en su vida desde que fue a vivir a Los Ángeles. Él siempre estaba con Dominic y Portia a menudo cerca por ser sobrina de Lorenzo, eso le habían hecho creer. Leonid podía jurar que Portia no era maligna. Era una chica a menudo triste, que aparentaba mucha seguridad ante el mundo, pero con él dejaba ver su parte más vulnerable. Desde pequeña había estado metida en concursos de belleza, canto y actuación, audicionando y obteniendo diversos papeles para televisión; hasta que cuando eran adolescentes ella obtuvo un papel en un show juvenil donde era protagonista y también cantaba. Portia le decía a Leonid que mientras él fue libre de estudiar lo que quiso y acostarse con quien quiso en fiestas siendo libre, ella lo había pasado siendo esclava del medio, hasta que empezó
Leonid paró junto al lago y puso a Aisha en el suelo, estaba Aziza sentada en la orilla mirando el lago. —Leonid, debes regresar, yo me iré con Aziza después de que hablemos con la hechicera de los Alfas supremos. —No tenemos tiempo, obviamente los Alfas supremos no tienen nada en contra de los hechiceros, pero igual para conservar la paz puede que estén de acuerdo en encerrarlas. —Leonid no puedes huir de tu propia manada. —Ya déjalo Aisha —pidió Aziza de acuerdo con el plan de huir—, yo no quiero ni puedo estar encerrada en una celda, necesito más que nunca estar contacto con la naturaleza, hasta que no me consagre estoy débil. Aisha afirmó con la cabeza. — ¿Hasta cuándo tendré que estar de aquí para allá?, en el aquelarre del Oriente también me necesitan, Aziza en problemas por ayudarnos, Leonid está vuelto un lío... —Perdón por sumar problemas a tu vida, para variar, parece que es lo único que he hecho en tu vida —se lamentó Leonid. —No digas eso Leonid —A