Natasha soltó sus amarres que afortunadamente no tenían cicuta, exasperada por no tener la fuerza de su loba y simplemente romperlos. —Nayla, por favor ayúdame… Dominic se puso alerta al escuchar a la chica hablar, se sentía como dopado, débil y desorientado, no podía ver nada a su alrededor, todo estaba muy oscuro. — ¿Dónde estamos? —Preguntó Dominic. Natasha sí podía verlo sin dificultad, se acercó a él a soltar los amarres de sus manos. — ¿Eres humano o también te han quitado tu lobo? Dominic parpadeó varias veces. — ¿Qué eres tú exactamente? —Eres humano —decretó Natasha que sintió como los latidos del corazón de Dominic se aceleraron y su transpiración delataba su miedo. — ¿Y qué vas a hacerme? —Comerte caperucito… — ¡Ahh! —Te estoy soltando las ataduras, no te haré daño, necesito que me ayudes, debemos escapar antes de que regrese ese maldito hechicero. Dominic sintió que realmente tenía las manos libres y ahora escuchaba como la chica g
Leonid pautó la asamblea para el momento en que Kaiser y su grupo regresaran. Kaiser junto a Aziza, su padre Nikolay y otros lobos llegaron, solos, por supuesto. Leonid lo lamentó, sabía que no sería nada fácil dejar a Aisha fuera de vestigio de dudas. Kaiser negó con la cabeza cuando Indira se acercó por respuestas, la madre desesperada una vez más se deshizo en llanto. —Supongo que el responsable de esto se llevó a la hija de Indira con él —murmuró Leonid. —Debemos atacar al aquelarre de los Hechiceros del Oriente —dijo el joven rescatado que ya había esparcido los rumores—. Quien nos tenía secuestrado era un hechicero del Oriente. — ¡¿Qué?! —Exclamó Aziza—, cuerda de malagradecidos, después de todo lo que hemos hecho mi hermana y yo por esta manada, ¿ahora quieren atacar a nuestro pueblo? —Que Aisha vaya con los hechiceros del Oriente, ella puede averiguar, es tu deber enviarla —indicó Indira a Leonid. —Mi luna no se alejará de mí, y es mi posición al
Leonid se puso de pie, se acercó a Aisha y Aziza, entiende que es el peor momento posible para que Kaiser marque a una hechicera, la manada no lo acepta y acaban de librarse de Aisha. “Lo hizo a propósito” “Las hechiceras los manipulan” “No pueden ser sus mates, es un hechizo” Los susurros eran tantos que en la desesperación de Kaiser y Aisha viendo como Aziza se desangra que no les importa. Leonid puede comprender a su manada; con justas razones desprecian a los hechiceros, pero no puede permitir que Aziza muera. — ¿Puedes curarla? —Le preguntó Aisha al verla indecisa. Aisha temblaba de miedo estaba perdida. «Cortó nuestra conexión en el peor momento» Indicó Akron. —No me atrevo, ¿y si mi magia falla? —Masculló ella. Leonid tomó las manos de Aisha y la miró a los ojos. —Puedes hacerlo, eres poderosa. Aisha negó con la cabeza. —Cuando estoy así de nerviosa no me resultan bien los hechizos, si me equivoco la mataré. —Veré a mi madre en el R
Mientras tanto en la cueva Dominic buscó en su bolsillo y halló su linterna de diagnóstico y la encendió. — ¿Qué bueno que funciona? —Entiendo que te sientas más cómodo viendo que hay a tu alrededor, pero creí que tenías algo que podría ayudarnos a escapar —manifestó Natasha con impaciencia. —Espera un momento quieres. Dominic desabrochó su pantalón. — ¡Wow! ¿Qué pretendes amigo? —De seguro no transformarme en lobo. Dominic sujetó la linterna con la boca y consiguió un bolsillo secreto en la parte interna de sus pantalones, de allí sacó una piedra, estaba engarzada y colgaba de una gruesa cadena de oro. —No me gusta usarla. ¿Qué persona normal usaría una cadena tan extravagante? Pero mi madre ha encontrado la manera de que siempre pueda llevarla desde que tengo uso de razón, ya es para mí costumbre no salir de casa sin ella. —Entiendo el suvenir, pero… En cuanto Dominic extendió la cadena Natasha abrió los ojos como platos y la puso en su palma. —No
Aisha corrió hacia los escombros y la tierra dejó de moverse. Como si solo hubiera continuado lo necesario para destruir la precaria casa. — ¡Leonid! —Gritó Aisha muerta de miedo. Kaiser corrió y comenzó a retirar escombros utilizando su enorme fuerza. — ¿Puedes sentirlo? ¿Está bien? —Preguntó Aisha moviendo también pedazos de concreto. —Ninguno me contesta —expresó Kaiser preocupado tanto por Leonid como por su padre. Aisha estaba muy preocupada y arrepentida de haberse desvinculado de Leonid y no poder saber como estaba. Indira se acercó y comenzó a ayudar a mover las grandes rocas, veía a Aisha tan preocupada que estaba sorprendida por su sufrimiento. Aziza también se acercó y aun débil comenzó a mover rocas más pequeñas. —Kaiser, el daño en la manada es tremendo, Alexey está ayudando a los más afectados —le comunicó Indira. Kaiser desesperado no dijo nada. Aisha lloraba y se daba cuenta que por más que tenían fuerza impresionante seguían teniend
Aisha entró a la habitación donde pusieron a Leonid después de que un sanador lo evaluó. Leonid estaba levantándose de la cama y Aisha se apresuró a sostenerlo. —Estás bastante herido —expresó angustiada al ver la cantidad de moretones y heridas abiertas en su cuerpo y también en el rostro. —El pelaje de Akron lo disimulaba —murmuró él con una mueca de dolor. —Debe dolerte mucho —murmuró Aisha angustiada. Leonid la miró intensamente. —No me duele más que lo que me dolió tu rechazo. Leonid vio como un par de lágrimas rodaban por el rostro de Aisha. —Sabes porque lo hice. —Tú no entiendes porque no eres una loba, pero no hay dolor más fuerte que el desprendimiento de un mate. —He allí el dilema, no soy una loba, y tú podrás superarlo al encontrar tu mate por derecho en tu propia raza. —Mi Isha, sabes que no quiero a otra, tú no eres corrupta y mi manada se dará cuenta, debemos enfrentarlos, no darles la razón. —En otras circunstancias sería posible, p
La mano de Leonid subió hasta el cuello de Aisha y ella sin poder evitarlo se apoyó en ella. Leonid se acercó y ella levantó el rostro, los labios de ambos se rozaron y la puerta de la habitación se abrió de golpe. Portia entró llorando muy afligida y sin importar que Aisha estuviera en medio se las arregló para abrazar a Leonid, gimoteando como niña sufrida. —Casi muero de preocupación por ti —dijo contra su pecho llorando desconsolada. Aisha quitó la mirada y mantuvo los ojos cerrados contando de diez a cero, la sola voz de Portia le causaba repulsión. —Estoy bien, Portia —la consoló Leonid. —Cuando me dijeron que te había caído una casucha encima pensé que habías muerto y que me habías dejado sola en este lugar horrible con toda esta gente extraña; me lo prometiste Leonid, no puede dejarme sola. Aisha caminó hacia la puerta. — ¡Aisha no te vayas! —le pidió Leonid con apremio. —Debo ir con mi hermana, sé que me necesita. Leonid apartó a Portia con
Portia salió de la pequeña casa de Indira muy furiosa, nadie le prestó atención, todos corrían de un lugar a otro haciendo censo por si les faltaba alguien que pudiera estar bajo los escombros de las casas que se destruyeron. Todos le pedían ayuda a Alexey que por más que quería ayudar era prácticamente nuevo en la manada, desde que se fue mucho había cambiado, Indira lo ayudaba a organizar. Lars aprovechando que Alexey no lo vigilaba se fue alejando poco a poco, ya estaba lejos cuando Portia lo vio y lo siguió. — ¡Esto es un lamentable desastre! —enfatizó Portia al alcanzar a su padre. —Me lo dices o me lo preguntas, este terremoto no fue natural, si no fui yo que necesito que aquí reine el caos, ¿quién carajo fue? — ¿Algún hechicero que se te ocurra? Lars rodó los ojos. —Hija mía, quizás seas buena memorizando canciones y bailando, pero eres un desastre como sobrenatural. —Bueno, fuiste tú quien dijo que el terremoto no fue natural. — ¿Y desde cuándo un h