El calor de sus brazos
Aunque están en alta mar camino al puerto de Venecia, durante la madruga sufren un horrible calor. El cuerpo del Don arde como si tuviera dentro un horno en plena noche buena. Se remueve en su cama y trata de encontrar una parte fría, pero nada. Todo el colchón está empapado por el sudor que brota de su cuerpo desnudo. Sale de las colchas y entra al baño, donde abre el agua fría de la regadera. Hace lo posible para que el calor de su organismo se vaya. Sin embargo, no pasa nada. Es como si lo quemaran.
—¿Qué mierda? —murmura frente al espejo por el insistente calor que siente, no solo en su cuerpo, también en su miembro, la cual está erecta. Frunce los labios cuando siente un dolor punzante en sus testículos, su calor de acoplamiento se ha adelantado por lo que para el hombre es extraño lo que sucede, ya que tiene en su mente los d&iac
Los castigosTodos los jeep se estacionan y Fer custodia a Kara hasta que están dentro donde la deja con Tamara y dos chicos de seguridad en el área VIP, el Don se pasa a otro lado para hacer sus negocios y jugar póquer con sus socios.—Como tienes cara de que no tomas ni un vino, te pediré algo no tan fuerte y así evito mi muerte —suelta Tamara alzando su mano para ser atendida por un camarero. KaraDespierto por la luz que se filtra por la ventana y por el horrible olor en mis extremidades aun permanezco atada trayéndome recuerdos horribles de cuando vivía en esa manada donde lo de más alto rango me humillaban y abusaban de mí solo por ser débil, por ser una omega. Odie por mucho tiempo mi naturaleza, pero cuando ya estaba cansada de todo y ya no tenía ganas de vivir me di cuenta que mi naturaleza era la más importante porque esta brinda paz en las manadas. Cuando el alfa estaba desestabilizado por no tener una luna o una mujer capaz de estar a su lado en tiempo de celos para calmar a su lobo, me querían utilizar después de tanto daño que me causaron por lo que una noche hui de ese lugar, No seas terco, bestia.Después de un largo recorrido marítimo, Kara al fin llega a la mansión del Don en Sicilia, se fue a su habitación para esperar por el pero nunca llego y termino dormida como la otra vez. La loba está preocupada por el Don y un pequeño desorden alimenticio se forma al comenzar a saltar sus comidas, son siete días lo que pasan para que el Don vuelva a verla.—Debes alimentarte mejor o no podrás aguantarme en uno de nuestros encuentro —le dice el Don a Kara que esta desnuda en su cama como cada noche en espera de algo que nunca llega—Me tengo que ir, espero que no me lleguen quejas de que no andas comiendo bien —regaña serio mirando el cuerpo desnudo de la loba y por más que quiere tomarla no puede.— ¿No te quedaras? —su voz es casi un pequeño susurro.—Por más que quiera no puedo, cachoCapítulo 8
Capítulo 9
Sentimientos encontrados.A la mañana siguiente todo era un alboroto porque el Don es alguien que no perdona los errores, su ceño fruncido mirando a su mano derecha por este descuido.—Si Tamara es una enorme distracción me veré obligado a mandársela a Dominicko —comenta serio.—Don le juro que no sabía de esos muchachos… —eleva su mano para que se calle.—Pudieron a verla matado por tu descuido —gruñe—Es u maldita obligación consultar quien entra y sale de mi casa —Fer asiente—Lárgate, no quiero verte o terminare clavando mi puño en tu maldita cara —ordena y Fer sale de la oficina enojado por lo que sucedió. En italiano le grita a uno de los guardias que reúnan a todos en el personal en el área de equipamiento, saca un cigarro y toma su arma. No pasan ni cinco minutos para que todo
LookEl sol ilumina la enorme mansión del Don donde ya las trabajadoras domésticas han comenzado a realizar sus labores para tener todo listo para cuando los integrantes de la mansión bajen a desayunar, Kara despierta atrapada entre los brazos del Don que se quedó a su lado después de haberla tomado.La loba se remueve entre los brazos del enorme hombre provocando que este gruña y despierte, suspira y abre sus ojos encontrando la cabellera castaña de Kara regada por todos lados, el Don retira el cabello del rostro de la loba para mirarla. Admira su belleza mira sus labios donde una pequeña cortada por la mordida que le dio anoche se vislumbra en ellos, Kara abre sus ojos encontrándose con la grisácea mirada del Don y sonríe al verlo a su lado, el Don frunce su ceño extrañado por la alegría de la loba.— ¿Por qué tan alegre? &mdas
Hasta que el sol salga.—Don, el cargamento será imposible de recuperarlo está bajo el FBI porque toco suelo americano cuando lo tomaron —informa Fer provocando que el Don gruña.—Estúpido Massimo, por esa rata hemos perdidos miles de dólares —pasa su mano por su cabeza y se siente bastante enojado—Dile a Kara que venga aquí ahora —ordena.—La señorita Kara no se encuentra en la mansión —frunce su ceño y mira a Fer en busca de una explicación.—Salió hace unas horas con Tamara —murmura.— ¿Dónde están?—De camino aquí, Don —asiente.—Cuando llegue que venga aquí, retírense —ordena y así lo hacen dejándolo solo, toma un trago de whiskey para aliviar la tensión de su cuerpo pero no es suficient
Noticias que cambian todoKara agotada cae sobre el pecho mojado de sudor del Don mientras siente el esperma caliente del Don llenarla. Ambos están agotados, pegajosos y sudados por todas las veces que el Don la tomo.—Duerme —murmura dejando una suave caricia en la espalda de la loba que se duerme sobre su amplio pecho. Desnudos y agotados los recibe un nuevo amanecer en Sicilia, el Don cumplió sus palabras de tomarla hasta que el sol alumbre su mansión. Despacio sale del interior de la loba y la acuesta a su lado, la mira dormir y tiene un debate interno de si dejarla en su cama o llevarla a su habitación pero no quiere despertarla y mucho menos alejarla de él.El Don siente que debe protegerla de todo y complacerla, no entiende porque se siente de esa manera, suspira y decide dejarla dormir, sale de la cama directo al baño donde toma una ducha y luego sale envuelto en una toalla mientras e
Un mestizoKara y el Don no salieron de la habitación, bueno el Don no la dejo salir de la habitación aún no cree que será padre, eso lo asusta pero tampoco es un mal hombre como para abandonarlos son suyos y no permitirá que nadie lo aleje de su lado.—Tengo hambre —murmura Kara con su cabeza descansando en el pecho del enorme hombre sobre él. El Don suelta un suspiro para luego pedirle que se levante y se empieza a vestirse.—Pasemos antes por tu habitación a que te pongas algo —murmura entregándole una bata que le queda grande a la loba. Ambos salen de la habitación con destino a la de Kara donde esta opta por un vestido floreado que la hace ver tierna antes los ojos del enorme hombre. Junto salen de la habitación hasta la cocina donde el Don da la orden de preparar algo y se va al comedor donde Kara se sienta a su lado—Mañana iremos a l