El largo suéter fue lo suficientemente extenso como para cubrir las partes nobles del muchacho. Aunque a Nila no le alcanzaron los dedos para cubrir su rostro enrojecido de vergüenza, algo que de todas formas no le impidió mantener la mirada firme en él. Quedó fija en las piernas desnudas más segundos de los que podría considerarse apropiado. La única pupila que tenía paso libre entre los dedos de la chica subió hasta localizar el rostro del joven que la observaba con una expresión nula. Fue la primera vez en su corta estadía que ella demostró una reacción sincera, sin embargo eso no evitó que el Asher fuera ajeno a esas emociones y se dispusiera a quitarse el suéter tomándolo por la parte de abajo. —¡Espera! —gritó Nila desde el pasillo—. ¡¿Qué haces?! ¡¿Eres degenerado o algo así?! —¿De qué estás hablando? —se confundió él, interrumpiendo su acción—. Eres tú la que está parada ahí husmeando en mi habitación… —Pero al menos cierra la puerta… —ella sabía en su interior que aquella
La vegetación a su alrededor estaba completamente humedecida. Tanto por el paso de la lluvia como por el cotidiano rocío matutino, aunque claro, no había manera de diferenciar entre ambos fenómenos. Las botas se hundían un poco en el barro con cada paso y le resultó casi imposible camuflar el sonido de su avance entre los árboles que se interponían en su camino. El rifle imponía todo su peso sobre el hombro de Bastián, aunque su postura no se veía afectada por ello, su mirada al frente desbordaba seguridad, pues al parecer su prodigioso olfato le indicaba exactamente dónde se hallaban los invasores. Una tenue niebla cubría el ambiente, un vaho silvestre imposible de fracturar, pues hasta la más espesa bruma es capaz de amoldarse incluso en los terrenos más hostiles. Tras subir una pendiente el hombre dio de súbito con una escena que a estas alturas ya le resultaba familiar. Chasqueó los dientes con desprecio al ver a un grupo de tres lobos devorando a una oveja, o al menos lo que qu
Una tenue calma se deslizó en el terreno, se mezcló con el aliento emanado por ambos contendientes. La humedad ambiental hizo visibles aquellas respiraciones, el vaho salía de las bocas con una frecuencia casi constante, pues aquella templanza no era más que una ilusión, un engañoso anuncio de la violencia que estaba a punto de estallar. —Sabía que no tardarías en aparecer, Gratter —entonces lanzó al animal que tenía apretado entre sus dedos con tanta fuerza que llegó hasta los pies de la imponente criatura—. Te he estado buscando en las largas noches… —Por supuesto que una alimaña como tú se esconde entre la oscuridad —vociferó el lobo humanoide, el sonido era grueso y extendido. —¡Siempre es lo mismo con ustedes! —enfureció Bastián, sin permitir que su expresión oculte ese sentimiento—. Llegan estas fechas y se vuelven un grano en el culo… —masculló casi para sí mismo esta vez. Seguido de un largo y desganado suspiro que soltó mientras metía un par de proyectiles dentro de su ri
Gratter resopló con fuerza y giró un poco la vista en dirección a su espalda.—¡¿Esos de ahí atrás te parecen que tienen algo que ver con tu estúpida venganza?! —gritó con furia, haciendo referencia a sus hermanos caninos. —¿Esos? —Bastián hizo un esfuerzo con su cuello apresado para poder mirar a los cadáveres—. Me robaron mis ovejas… —luego continuó con cierto tono de burla—. Digamos que los maté por gusto… —concluyó al mostrar una pequeña sonrisa. —¡ERES UN HIJO DE PUTA! Las venas se marcaron por los músculos del brazo que el hombre lobo levantó para fulminar a su enemigo. Un puñetazo capaz de partir un árbol al medio ciertamente es una potencia que el cráneo de Bastián no podría soportar. Sin embargo, este no parecía estar bajo ninguna presión. Todo lo contrario, la pequeña sonrisa se incrementó al darse cuenta que su provocación tuvo efecto. Tanto fue el gozo de acertar aquella mofa que dicha sonrisa creció, y creció, hasta desgarrar los labios más allá de sus límites La piel
—Estás tardando demasiado —se quejó Asher mientras veía bajar por las escaleras del pórtico a Nila, a las espaldas de esta la puerta de la mansión Lestter se cerró con premura. De inmediato se percató de que ella traía puestos los tenis y los pantalones joggers que se le habían prestado, pero además, se permitió la libertad de tomar una sudadera negra con algunos diseños rojos en los brazos—. ¡Oye, yo no te dije que podías usar eso! —exclamó el muchacho un poco molesto al ver que habían tomado una de sus prendas favoritas. —Pues te jodes por dejarme sola en tu cuarto… —respondió Nila con cierto tono de satisfacción, como si hubiera consumado una especie de venganza contra el chico que la rechazó. Al bajar el último peldaño quiso saber— No iremos en esto, ¿Verdad? —preguntó refiriéndose al enorme caballo que el hijo de los terratenientes sostenía por las riendas. —Los lobos siempre se adentran en el bosque y me temo que este es el vehículo más eficiente para ese terreno —respondió Ash
El tropel de la yegua rompió la tierra, hundió el barro y moldeó el camino hasta el bosque con la forma de sus herraduras. Los jóvenes que iban sobre la espalda del animal, no solo vibraron por la fuerza de la carrera, sino que además la cercanía de sus cuerpos les hizo estremecer desde la carne hasta el alma. Asher mantuvo su pecho pegado a la espalda de Nila, al tiempo que su mejilla rozaba suavemente el cabello de ella. Al darle la espalda al muchacho, y también debido a la concentración de este puesta en el sendero, la chica no reprimió sus anhelos de contacto, y hundió la espalda en el pecho de él todo cuanto le fuera posible. Aquella cercanía extrema le obligó a soltar un sincero y extenso suspiro, salió de manera autónoma, le hubiera sido imposible contenerlo aún poniendo hasta la última gota de su voluntad. El paisaje rural no solo se abría frente a ellos coronado con una hermosa acuarela de nubes grises, además parecía engullirlos dentro, el caballo se hacía pequeño en medi
Los pelos sobre el lomo del licántropo se erizaron y mostró sus fauces antes de soltar un profundo rugido que consiguió estremecer hasta la vegetación circundante. El efecto de la plata comenzó actuar dentro de su brazo, Gratter pudo sentir en su propio ser como su fuerza mermaba, no le fue en absoluto difícil deducir que debía actuar rápido y quitarse la bala de su interior. Hundió sus filosas uñas dentro de la herida, justo por encima del bíceps, y ayudándose con su grandes y fuertes dedos se abrió paso por la carne hasta percibir el objeto, tocar el metal puro le produjo un terrible malestar. Sin embargo, la fortaleza de Gratter le permitió sobreponerse tanto al dolor físico como a la plata. Cualquier otro hombre lobo habría caído rendido desde el primer impacto. Bastián yacía a un costado de toda esa escena, su transformación seguía presente, aunque poco a poco iba recobrando la forma humana. El sol ya había causado mucho daño en su cuerpo y le era completamente imposible moverse
12La habitación matrimonial de la mansión Lestter era uno de los cuartos más amplios. Nila ya lo conocía, cuando la curiosidad nocturna no le permitió quedarse quieta y encontró a los esposos amándose con desenfreno. Pero ahora Erick también descubrió aquel espacio. Tanto el matrimonio, como el hijo, los mayordomos y los huéspedes, todos estaban allí congregados alrededor de la cama matrimonial, donde reposaba Bastián que había recobrado su forma humana. Completamente inconsciente, con graves heridas en todo su cuerpo y serias dificultades para mantener el ritmo cardiaco. Deva fue la más expresiva en aquel pesar, pues todo su maquillaje se encontraba desgastado por las lágrimas y aún le costaba contener algunos sollozos que se escapaban de manera automática. Sostenía la mano inerte de su esposo mientras se mantenía sentada en el colchón junto a él. —Amado mío… —dijo la esposa con voz suave al tiempo que su pulgar acariciaba la mano de Bastián—. Le arrancaré el corazón al responsab