Damián Lennox Sangre corría por sus dedos, su bonito rostro y pegaba las hebras de sus cabellos a su cara, se veía tan sucia y llena de rojo. Además opaca en muchas zonas. Sin embargo el brillo en sus ojos resplandecía como enormes rayos de luz. Y la determinación en ellos me dejó saber que no importaba lo que dijéramos, ella lograría sus objetivos aunque tuviera que hacerlo sola y valiéndose por sí misma.Pero yo no le negaría nada, no cuando ahora el lazo nos unía y aunque no estaba completo, podía sentir a través de él la necesidad de venganza que ella sentía en cada poro de su piel, en cada vena de su cuerpo, en casa partícula de su sangre. Yo le daría todo lo que ella me pidiera. Incluso ir a la guerra contra el mundo entero si así lo quería.
Eva North No había arrepentimientos para lo que había hecho. Pero aun podía sentir la sangre pegada en mi cuerpo aun después de que me había bañado muchas veces. Fui a esa manada, envié una clara señal de guerra, maté personas y aun después de regresar a casa el dolor seguía ahí. Agudo, constante, incesante ¿cuándo había sido la última vez que me había tomado el tiempo de sentirme así? Lo había olvidado. Pero, esta vez, no había forma de que lo ignorara, no cuando me había enterado de la verdadera causa de la muerte de mis padres. Todo culpa de él, de un solo hombre, Holand Payton. El hombre que me había hecho la vida un martirio volvía para hacérmela pedazos una y otra vez. Me había alejado de todos, porque simplemente no quería que me vieran en ese momento tan vulnerable, llena de debilidades. Podía haber evolucionado, haberme hecho más fuerte, más inteligente, lo que fuera. Pero aún seguía siendo yo, esa humana que le dolía algo como la muerte de los únicos seres que se molesta
Damon Lennox Cuando desperté, ambos se habían ido. Cada uno lo había hecho por separado, porque un olor se encontraba más persistente que el otro. Sintiéndome más bien de lo que me había sentido en semanas, me levanté de la cama e hice mi rutina matutina antes de bajar a desayunar. Mientras lo hacía, sopesaba las opciones. Eva quería vengarse, quería hacer pagar al hombre que había destruido su vida de todas las formas posibles. Y si bien, podríamos matarlo solo a él, él era un alfa ahora. De alguna manera había construido todo para quedarse al poder y su pueblo, si él lo demandaba, tendría que ir a la guerra por él. Algo que yo quería evitar, porque el derramamiento de sangre, por más cruel que yo fuera, nunca sería mi primera opción. Mi propia gente moriría, personas inocentes también lo harían. Eva lo sabía, pero desde su punto de vista no había otra opción. Y tal vez si la había, solo había que escarbar un poco más, aunque nos estábamos quedando sin tiempo. —Se te va a enfr
Eva North Dereck llegó apresurado y algo sudoroso. Me apuró para que me vistiera porque teníamos cosas que hacer y yo me cambié antes de salir con él de la casa hacia un lugar que desconocía. —Te explico en el camino —dijo simplemente. —Ya estamos en el camino, ahora puedes hablar —le pedí mientras apresurábamos el paso por el bosque para llegar hasta donde nos esperaban. —Damian y Damon transportaron a la hermana de Payton a una cabaña a las afueras del bosque, quieren hablar con ella para sacarle información y poder buscar una mejor forma de derrocar a Holand sin tener que matar gente inocente, pero resulta que ella o está en shock por algún trauma o está en trance y cualquiera de las dos opciones no es buena. —Puedo saber qué es lo que realmente tiene. —Si, por eso he venido a buscarte, sabemos que en sus clases para cazadores les enseñan a separar la magia, la hechicería y simples reacciones naturales por fallos biológicos en las criaturas. —En efecto, así sabemos si tenemos
Damian Lennox Las cosas estaban tensas. Algo pasaba alrededor de nosotros que no nos dábamos cuenta. Pero eso no lo tomaría cómo excusa para no disculparme con Eva, para no intentarlo, aunque fuera. Por eso le había escrito una carta. Le escribí una carta en dónde expresaba cada uno de mis sentimientos, le explicaba mis conductas y me comprometía a mejorar para que nada de eso aconteciera nuevamente. Quería ser mejor, mejor para ella. Por eso la seguí hasta la cascada a la que sabía que iría, esa mañana se lo había dicho a Dereck y él había sido lo suficientemente amable como para decírmelo cuando le pregunté. Quería tener tiempo con ella a solas, poder disculparme y recurrir a cualquier medio posible para que me perdonara. Ambos estábamos sufriendo por esta unión inconclusa, necesitaba con mucha necesidad volver a sentir su piel y que ella me impregnara con su esencia para yo tener su olor. Cuando la encontré, ella estaba sentada en la orilla, sobre una piedra y con los pies en
Damon Lennox Podía sentirlo en carne propia, y no se sentía como una traición, se sentía como un desplazamiento y era una tortura. Damian y Eva estaban consumando su unión y con cada segundo que pasaba, podía sentir un canal conectándose alrededor de mí, pero yo solo estaba conectado a Damián, mientras que el lado hacia Eva estaba en silencio. Y ese vacío me asfixiaba, me mareaba. Y aunque me lo merecía, sabía que me lo merecía por la forma tan cruel en la que la había tratado. Me lo merecía por no haberle dado su lugar desde el primer día en el que la conocí. Odiaba a los de su especie, sí, pero la mía le había hecho igual o más daño y ella nunca me juzgó, siempre dejó el beneficio de la duda hasta que no lo soportó más y huyó. Yo había provocado todo esto y aunque ella no me quisiera cerca, seguiría intentándolo hasta el último de mis días. Porque ella era todo lo que quería y necesitaba en mi vida. Mi alma gemela, mi media mitad. Buscando algo con lo que entretenerme para sac
Eva North Me había pasado todo el día con Damián. No fue una sola vez la que nuestros cuerpos se encontraron. Almorzamos, cenamos juntos incluso y cuando llegué a casa me sentía plena, plenamente feliz, aun con todas las cosas que tenía encima, aun con todos los problemas que tenía que resolver. Pero al menos esa parte de mi vida estaba mejorando poco a poco. No me apresuraba, pero sabía que pronto todo empezaría a estar mejor. Entonces recordé a Damon. Esa línea vacía en mi alma que necesitaba ser arreglada. Me hubiese gustado poder simplemente olvidarme de él, quedarme con Damián y enfrentar lo que fuera juntos. Pero no podía, porque en mi alma se sentía algo inconcluso, había estado destinada para los dos, los tres éramos una unión, un lazo que debía ser completado. Por eso, después de ducharme y volver a comer algo salí en su búsqueda, suponía que él estaba en la casa de la manada y cuando llegué, sentía su olor por todos lados, solo que sus latidos iban muy lento, como si est
Eva North Solo fui a casa a colocarme mi armadura, tomé mi daga de plata y el carcaj con mis flechas y mi arco. Debía recorrer una larga distancia para poder llegar a la casa de la hechicera que conocía. Un par de horas en la dirección correcta y estaría entrando en sus territorios sin que me diera cuenta. Iba armada porque tenía que alejarme demasiado de la manada y conociendo la ruta que debía tomar, habían muchos peligros con los que podría encontrarme a esas altas horas de la noche. Pero esas eran las preferidas de ella, así nadie sabía con certeza quien la visitaba, porque no estábamos expuestos a la luz diurna del día. Esa mujer era experta en lo que hacía, era lo suficientemente buena como para que la hermandad de cazadores la considerara su hechicera de confianza, algo que si muchos hombres lobos se enteraban, intentarían despellejarla viva tal vez. Pero ella sabía como guardar sus secretos de la forma correcta. Al llegar a la vieja casa toqué dos veces antes de abrir la