Eva North Dereck llegó apresurado y algo sudoroso. Me apuró para que me vistiera porque teníamos cosas que hacer y yo me cambié antes de salir con él de la casa hacia un lugar que desconocía. —Te explico en el camino —dijo simplemente. —Ya estamos en el camino, ahora puedes hablar —le pedí mientras apresurábamos el paso por el bosque para llegar hasta donde nos esperaban. —Damian y Damon transportaron a la hermana de Payton a una cabaña a las afueras del bosque, quieren hablar con ella para sacarle información y poder buscar una mejor forma de derrocar a Holand sin tener que matar gente inocente, pero resulta que ella o está en shock por algún trauma o está en trance y cualquiera de las dos opciones no es buena. —Puedo saber qué es lo que realmente tiene. —Si, por eso he venido a buscarte, sabemos que en sus clases para cazadores les enseñan a separar la magia, la hechicería y simples reacciones naturales por fallos biológicos en las criaturas. —En efecto, así sabemos si tenemos
Damian Lennox Las cosas estaban tensas. Algo pasaba alrededor de nosotros que no nos dábamos cuenta. Pero eso no lo tomaría cómo excusa para no disculparme con Eva, para no intentarlo, aunque fuera. Por eso le había escrito una carta. Le escribí una carta en dónde expresaba cada uno de mis sentimientos, le explicaba mis conductas y me comprometía a mejorar para que nada de eso aconteciera nuevamente. Quería ser mejor, mejor para ella. Por eso la seguí hasta la cascada a la que sabía que iría, esa mañana se lo había dicho a Dereck y él había sido lo suficientemente amable como para decírmelo cuando le pregunté. Quería tener tiempo con ella a solas, poder disculparme y recurrir a cualquier medio posible para que me perdonara. Ambos estábamos sufriendo por esta unión inconclusa, necesitaba con mucha necesidad volver a sentir su piel y que ella me impregnara con su esencia para yo tener su olor. Cuando la encontré, ella estaba sentada en la orilla, sobre una piedra y con los pies en
Damon Lennox Podía sentirlo en carne propia, y no se sentía como una traición, se sentía como un desplazamiento y era una tortura. Damian y Eva estaban consumando su unión y con cada segundo que pasaba, podía sentir un canal conectándose alrededor de mí, pero yo solo estaba conectado a Damián, mientras que el lado hacia Eva estaba en silencio. Y ese vacío me asfixiaba, me mareaba. Y aunque me lo merecía, sabía que me lo merecía por la forma tan cruel en la que la había tratado. Me lo merecía por no haberle dado su lugar desde el primer día en el que la conocí. Odiaba a los de su especie, sí, pero la mía le había hecho igual o más daño y ella nunca me juzgó, siempre dejó el beneficio de la duda hasta que no lo soportó más y huyó. Yo había provocado todo esto y aunque ella no me quisiera cerca, seguiría intentándolo hasta el último de mis días. Porque ella era todo lo que quería y necesitaba en mi vida. Mi alma gemela, mi media mitad. Buscando algo con lo que entretenerme para sac
Eva North Me había pasado todo el día con Damián. No fue una sola vez la que nuestros cuerpos se encontraron. Almorzamos, cenamos juntos incluso y cuando llegué a casa me sentía plena, plenamente feliz, aun con todas las cosas que tenía encima, aun con todos los problemas que tenía que resolver. Pero al menos esa parte de mi vida estaba mejorando poco a poco. No me apresuraba, pero sabía que pronto todo empezaría a estar mejor. Entonces recordé a Damon. Esa línea vacía en mi alma que necesitaba ser arreglada. Me hubiese gustado poder simplemente olvidarme de él, quedarme con Damián y enfrentar lo que fuera juntos. Pero no podía, porque en mi alma se sentía algo inconcluso, había estado destinada para los dos, los tres éramos una unión, un lazo que debía ser completado. Por eso, después de ducharme y volver a comer algo salí en su búsqueda, suponía que él estaba en la casa de la manada y cuando llegué, sentía su olor por todos lados, solo que sus latidos iban muy lento, como si est
Eva North Solo fui a casa a colocarme mi armadura, tomé mi daga de plata y el carcaj con mis flechas y mi arco. Debía recorrer una larga distancia para poder llegar a la casa de la hechicera que conocía. Un par de horas en la dirección correcta y estaría entrando en sus territorios sin que me diera cuenta. Iba armada porque tenía que alejarme demasiado de la manada y conociendo la ruta que debía tomar, habían muchos peligros con los que podría encontrarme a esas altas horas de la noche. Pero esas eran las preferidas de ella, así nadie sabía con certeza quien la visitaba, porque no estábamos expuestos a la luz diurna del día. Esa mujer era experta en lo que hacía, era lo suficientemente buena como para que la hermandad de cazadores la considerara su hechicera de confianza, algo que si muchos hombres lobos se enteraban, intentarían despellejarla viva tal vez. Pero ella sabía como guardar sus secretos de la forma correcta. Al llegar a la vieja casa toqué dos veces antes de abrir la
Eva North Todo el camino de regreso solo iba pensando, pensando en todos los hechos de las últimas semanas, de los últimos meses. Mi sed de venganza, mi poca importancia por personas inocentes que morirían en batalla, mi pequeño despliegue de poder quemando aquella casa de la manada. Había estado cavando la tumba de cientos de personas, había estado trazando la separación de cientos de familias con mis ideas de destruir toda una manada por el daño que me hicieron. Pero era tan simple como deshacerme de la hierba mala. Era más sencillo deshacerme de Holand Payton, hacerlo pagar por sus castigos, darle toda una vida de cautiverio mientras sacaba a flote una manada herida, una manada a la que dañaron, a la que destruyeron. Era mi oportunidad de darles una mejor vida a todas esas personas. Era mejor ese camino a la guerra. Al llegar a la manada fui directo a la casa en la que habían dejado a la pequeña rubia. Ella estaba durmiendo cuando entré, pero despertó casi de inmediato cuando
Damon Lennox Damian estaba lo suficientemente lejos como para llegar a tiempo al llamado de Eva, Por eso me pidió a mi que fuera a socorrerla. Corrí a través del bosque hasta el lugar en el que sentía su olor y desde mucho antes pude escuchar los gritos de la muchacha rubia. Parecía desesperada, como si se estuviera enfrentando a su mayor miedo en esos momentos, pero cuando entré, solo encontré a Eva cerca de la puerta y a ella en la cama, mirando hacia la ventana mientras gritaba. —No hay forma de que se calme, no importa lo que le diga, sigue gritando desesperada. —Hay que sedarla —deduje. Pero no teníamos nada a mano para hacerlo. —¿Qué le pasó? —le pregunté por encima de los gritos. —Nada, solo llegué anoche con el brebaje y se lo di a tomar, despertó toda histérica. Ella me dijo que si no se calmaba y recuperaba la consciencia sola debíamos llevársela. —Debes estar bromeando —ella negó eufóricamente. Y viéndose sin más remedio, se acercó a la muchacha y le dio un golpe
Eva NorthEstábamos en el despacho de Damon. La muchacha dormía plácidamente sobre el sofá ya que Liam se había encargado de administrarle un verdadero sedante.Entonces era nuestro turno. Damon y yo comenzamos a explicar todo lo que él había leído, lo que me había dicho la bruja y lo que posiblemente tendríamos que hacer con la rubia.Sabía que era un riesgo sacarla de la manada, no sabíamos como era su hechizo, como realmente se rompía, el brebaje solo reveló la profundidad del mismo porque ella ni siquiera había podido ser coherente por unos segundos. Ni uno siquiera.—¿Entonces me dices que esto está escrito? Una historia ya contada pero que se tiene que contar de nuevo.—Algo así —contestó Damon.—Creo que debemos llevarla a la casa de la bruja lo más antes posible. Así sabemos que tan grande es la amenaza, de donde viene realmente. Porque si dejamos que haya otro ataque de roguers sin que la manada esté lo suficientemente recompuesta, podríamos perderlo todo.Todo aquello lo hab