Rubén acababa de regresar de su “misión secreta”, como Sergio había bautizado al asunto del que él no había querido hablarle, salió sin mayores explicaciones aprovechando que los demás revisaban el armamento de los Morelli que llegó y nadie lo detuvo. No es como si alguno hubiese tenido la autoridad o la intención de atravesarse en el camino de un Rubén Salazar en modo terminator, pero que el jefe se fuera solo, sin guardias ni respaldo, era peligroso e inusual.Todo el camino estuvo movido por la esperanza, igual que los últimos tres días. La ilusión de encontrar a Rosalin en ese lugar era lo único que mantenía las piezas de sus ser juntas, y se aferraría a ella por el tiempo que fuese necesario. Sin embargo, esa tarde tampoco estaban allí.Cuando Javier vino a él arriesgando su propia vida para contarle lo que sucedía a su alrededor, Rubén ya sabía que el cabecilla de todo era Rolando y ya había hecho su duelo al respecto, lo atribuyó a una ambición desmedida y a los encantos irresi
—Señora Rosalin, soy yo.Javier susurró advirtiendo a la mujer que pretendía estar dormida y que dio un brinco fuera de la cama al escucharlo.—¿Ya se fueron?—La mayoría, quedan unos pocos, tenemos que ser muy silenciosos. Póngase esto, fue lo más pequeño que pude conseguir.Javier le entregó ropa y zapatos y ella comenzó a vestirse sin importarle que él la viera en ropa interior, el pudor era la menor de sus preocupaciones en ese momento, pero Rosalin sonrió cuando él le soltó la cadena sin levantar la vista y luego lo vio girarse respetuosamente y hacer guardia en la puerta. Le había llevado un pantalón deportivo negro y una camiseta de hombre que le quedaba holgada, pero funcionaban mil veces mejor que su vestido. Los zapatos serían la parte más incómoda, pero ajustando bien los cordones podría caminar, incluso si estaba segura de que se llenaría los pies de ampollas. Finalizo su atuendo de huida con una gorra y una sudadera también negras.—Estoy lista, Javier.—Señora Rosalin, n
—No pueden hacerle daño a la señora, Rolando y su perra la necesitan viva.—Eso lo sabemos. No debiste hacer esto, Javier. —dijo uno de los hombres con algo parecido al pesar.—Son ustedes los que no debieron traicionar al jefe. Lo van a pagar caro y lo saben. Déjenla ir, llevándome a mí será suficiente para que Rolando sepa que ustedes actuaron.—Lo que hace tu noviecito Víctor quedará en nada al lado de lo que el jefe va a hacerte. —se burló otro hombre mirándolo de arriba a abajo.—El único jefe que conozco es Rubén Salazar. Rolando no es más que un perro traidor al que mi noviecito, como lo llamaste, disfrutará destazando.—Bájenla y súbanla al otro auto.Mientras los hombres discutían sobre auxiliar a sus compañeros heridos en el choque o dejarlos ahí antes de que llegara la policía, justo cuando iban a abrir la puerta y sacarla, Javier tomó el arma que tenía en la espalda y comenzó a disparar gritándole que se fuera. Rosalin terminó de pasarse al asiento del conductor y movió el
Rubén sentía que el corazón le trepaba por la garganta y se le quería salir. Estaba manejando como un loco por la carretera desde que le avisaron que sí se trataba de su Rosalin y de Javier, y que venían heridos. Escuchar que ella se había desmayado le convirtió la sangre en hielo liquido que lo paralizaba, le dolían los dedos por apretar el volante y veía borroso, nunca antes en su vida había sufrido de tanta ansiedad como en ese momento.Algunos metros atrás lo seguían otros vehículos y una ambulancia en la que iba Víctor muy preocupado, el único informe que recibió fue que ambos estaban cubiertos en sangre, pero nada más, no tenía ni la menor idea de la cantidad o gravedad de heridas que pudieran tener y él estaba solo, era el único médico en el lugar y su prioridad debía ser la señora. Incluso si su corazón quería atender primero a Javier.Poco antes de llegar al tercer puesto de control el vehículo que los traía se detuvo cuando vio la caravana acercarse, los cuatro autos se esta
La mano de Rubén se apoyó en la parte trasera de la cabeza de Rosalin, anclándola a ese beso del que ninguno quería escapar. A Linda le encantaba eso, amaba la manera de su hombre de tomar todo de ella, se sentía como si estuviera completa y su mente dejó de pensar en cosas sin sentido, ahora solo podía concentrarse en las sensaciones de su cuerpo.No pudo evitar gemir y envolver los brazos en el cuello de Rubén tratando de acercarlo más. Ese beso era alucinante y la derritió por dentro, el fuego se encendió en su vientre y sintió una oleada de excitación recorrerla. Ella se echó hacia atrás apenas lo suficiente para separar sus labios y Rubén la miró desconcertado y un poco asustado.—Hazme tuya, cielo.—Oh, preciosa, tú ya eres mía. Para siempre. Te juro que no nos volveremos a separar.Rosalin iba a responder algo, pero Rubén no la dejó, sus labios tomaron los suyos de nuevo en otro beso apasionado, estaba vertiendo todos los sentimientos reprimidos durante esos días en ese beso, é
Rosalin durmió más de lo que se esperaba, al parecer toda la tensión y estrés almacenado durante esos días por fin le pasaron la factura y Rubén solo superó el susto que le dio al no poder despertarla luego de que Víctor la revisara nuevamente, le tomara ecografía a sus bebés y confirmara que todo estaba bien, medicamente hablando ella estaba sana, emocionalmente podría ser una historia diferente que tendrían que ver luego.Javier permaneció inconsciente también durante todo el día debido a los sedantes que le habían administrado para poder atender sus heridas, por un milagro del cielo ninguna de las balas tocó órganos vitales o una arteria principal, le tomaría tiempo, pero iba a recuperarse, su nueva jefa le había salvado el trasero y él se avergonzó un poco cuando tuvo que contar lo que había sucedido.Sergio pensó que tendría que amarrar a Rubén para que no le moliera los huesos al moreno por haberse llevado a Rosalin a la boca del lobo y no a una casa de seguridad, pero contrario
A Rosalin le costó un poco ubicarse cuando despertó y estaba sola en esa enorme cama. Era de noche y no estaba segura de si ella no había dormido nada o había dormido demasiado, no encontraba un solo reloj a la vista.Estaba vestida con un pijama de maternidad que la hizo sonreír. Rubén la estaba esperando y preparó lo que ella iba a necesitar, esta vez sin la ayuda de Jazmín o Margarita. El recuerdo de sus amigas le apretó el corazón, necesitaba saber exactamente qué había ocurrido antes de comenzar a desmoronarse, porque si era cierto que todas las personas que le importaban habían muerto, no estaba segura de que pudiera soportar esa pena tan grande.—Mi amor…Rubén la atrapó en sus brazos asustándola un poco porque estaba tan perdida en sus pensamientos que no lo sintió llegar a su lado, así que se dejó mimar un poco con esa manera que tenía Rubén de hacerle olvidar que existía un mundo afuera de sus brazos. Luego de un baño y una buena comida vino la conversación a la que le tenía
Víctor abrió los ojos como un niño asustado y Rosalin soltó una carcajada, algún disparate se construía en esa cabecita y a ella le causaba mucha gracia. Saber que había una pareja como esa dentro del círculo de confianza la había sorprendido, pensó que eran demasiado machistas para aceptar con tanta naturalidad una relación romántica entre dos hombres, sin embargo, por la manera en la que todos se comportaban, algo le decía que esa historia debía ser interesante para recibir el respeto de todos.—Javier entregó su vida por mí, así que no fui valiente o generosa al salvarlo, yo solo estaba reclamando algo que me pertenece y nadie puede quitarme —Rosalin se acercó mucho a Víctor con una sonrisa traviesa—. Tú tienes su corazón, pero los dos vamos a compartir su cuerpo, cuando Javier esté sano de nuevo le pediré a Rubén que me lo entregue. No pienso prestárselo.—Mis hombres no son juguetes. —alega Rubén llegando con ellos y el tono jocoso con el que lo dice le devuelve el color al rostr