Días después, temía volver a tocar el tema. Analizándolo bien, no había mucho de donde escarbar. La única manera de saber más era preguntándole directamente, y por sus reacciones estaba casi seguro de que, además de que no me diría mucho –si no es que nada–, sólo conseguiría un conflicto. Y no me apetecía uno. Así que decidí dejarlo.
Un jueves a principios de mayo, después del entrenamiento de básquetbol, iba hacia la parada del autobús, cuando una voz femenina gritó mi nombre. La inconfundible Carolina. Me volví hacia ella. Venía dando saltitos hasta llegar a mí.
—Dijiste que me ibas a esperar.— dijo haciéndose la indignada.
—T
✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲ Un día mientras Jasmine desayunaba en una fonda acogedora, rodeada de personas a las que apenas entendía, un joven se le acercó. Hablaba inglés perfecto. Fue directo al punto: sabían quién era y qué tenía con ella. Repitió el mensaje de aquella nota, le tenía que entregar los archivos para poder seguir con su vida. Pero huir sin más simplemente ya no era una opción, sobre todo después de lo que había pasado en el viaje. Así que se mantuvo unos instantes en silencio, observando los marcados rasgos latinos del joven. Sabía que era incorrecto, pero su única salvación parecía ser aprovecharse de su inmadurez. Le preguntó si le gustaba ir a fiestas, ir a las playas o comprarse cosas. El joven se mostró confundido, evidentemente. Entonces Jasmine le ofreció una tentadora cantidad
No corrí tras ella después de eso. Me levanté y me di media vuelta, exhausto de tantas emociones. Si bien lo que había dicho me hizo enojar, había algo de razón en sus palabras. Éramos adolescentes, las relaciones eran efímeras, los sentimientos también. Me encontraba en una burbuja, de cierto modo, fascinado por aquellas historias dramáticas y llenas de emoción que contaba la ficción. Pasé el resto de la hora libre con mis amigos. Afortunadamente, casi siempre estaban alegres cuando lo necesitaba. Jorge nos enseñó un video con el que nos reímos tanto, que el asunto de Carolina había pasado a segundo plano. Se mantuvo así hasta mi última clase de aquel viernes primaveral. Lengua. No pude hablar mucho con Wendy durante la clase, pues ese día teníamos evaluación. Pero teníamos que quedarnos a terminar el último avance del proyecto semestral: una obra teatral. E
✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲✲ Pasó una hora antes de que Jasmine volviera a su cama. Las cenizas del trabajo de Beatrice se habían fundido con el viento hacía mucho. Jasmine seguía con la vista fija en el lugar donde habían partido, ahora observando las tenues estrellas, las delgadas nubes y la luna llena. Su mente repetía el día en el que cometió aquel atroz error, el día en el que asesinó a aquel hombre. Quería convencerse de que había sido por una buena acción, que era algo necesario. Pero nunca dejó de preguntarse qué hubiera pasado si sencillamente no hubiera intervenido... Años atrás, cuando apenas había conocido a Beatrice, Jasmine pasaba por fuertes problemas económicos. La única solución que vio en ese momento fue trabajar para la organización que se había robado su vida entera, prácticamente. Se había convencido de que sería algo temporal, d
Miraba a algún punto, sin realmente mirar nada. La noche anterior se repetía como un bucle temporal en mi mente. Estaba sentado en la sala de interrogatorios. Mis oídos ignoraban el bullicio del despacho donde trabajaba mi madre de fondo. Lo que realmente escuchaba eran los disparos, los gritos y el estruendo del barrote en la puerta de mi cuarto. Ni con un somnífero hubiera vuelto a conciliar el sueño la noche anterior. Esperé tortuosamente a que dieran las siete de la mañana, a solas, con miedo de hacer cualquier cosa. Pensé en salir, correr a casa de Alex, pero apenas pondría un pie fuera de la casa y me desmayaría del terror. No tenía señal ni internet, por lo que no pude comunicarme con nadie. La noche, lenta como tortuga, sólo hacía todo peor. El tic-tac del reloj que había en la cocina destacaba tanto entre el mortal silencio que cada segundo que pasaba era como un trueno en una tormenta.
✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧SCARLETT✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧A partir de esa mañana en la que Zacarías supo todo, se rompió la última barrera que nos distanciaba. Él comenzó a confiarme más cosas, así como yo le empecé a hablar de mi pasado. Parecía entenderme a la perfección, y me había confesado que le gustaba escucharme. Entonces dejé de medir mis palabras, y Zacarías me demostró que era la mejor caja fuerte humana. Me prometió por lo más sagrado, que era su hermano y yo, que no hablaría de lo que le había dicho con nadie, ni siquiera con José Luis. No tenía más opción que creerle, finalmente él ya lo sabía todo.No pasaron demasiadas cosas interesantes desde eso hasta el fin del semestre. Rutin
Pero no. La bala había dado en el concreto de la pared, a más de diez centímetros por encima de la cabeza de Elena. Una rápida sensación de alivio me llenó, para irse de inmediato cuando mi madre me miró fulminante, exigiendo que acertara. Y entonces la suerte me sonrió en el mejor momento. Un sexto lacayo entró apresuradamente y corrió hacia nosotros, gritando —¡Reina! ¡Reina! No sé cómo es que mi madre no lo aniquiló en ese instante. El hombre se detuvo a pocos metros de ella, jadeando por haber corrido. —Mi Reina, tengo noticias. Es sumamente importante. Es sobre el asesinato de nuestro Rey. Han encontrado al verdadero asesino. ¿Qué?
✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧TONY✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧ Habían pasado un par de horas desde que los forenses y los detectives se habían ido. Mis amigos también. Agradecí que ellos hubieran estado conmigo todo el día. —Tú confía en que encontraremos a tus papás, chaval.— había dicho José Luis. —Ellos no han hecho nada malo y nada malo tiene que pasarles. Es ley de vida. Apreciaba la intención de mi amigo, pero sus palabras no tenían mucha fuerza. No había absolutamente nada que me pudiera garantizar que mis padres estaban vivos, mucho menos en buen estado. Alex se había ofrecido a quedarse conmigo aquella noche, pero mi mente estaba demasiado abrumada y exhausta por las últimas veinticuatro horas. Los compañeros de mi madre insistieron en que no podía quedarme solo, pero Salazar hizo una excepción aquella vez.
✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧WENDY✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧ Siempre tuve la costumbre de comparar cuando escribía. Sobre todo con la naturaleza: las estrellas, el cielo, el mar, el viento o el fuego. Los ojos de Tony me recordaban a las estrellas supergigantes azules. De esas que tienen la energía suficiente para iluminar miles de años luz de oscuridad a su alrededor. Justo ahora, sus ojos me miraban con auténtica preocupación y deseo de ayudar. A pesar de que, juzgando por su aspecto y el de su sala, parecía que él tampoco la estaba pasando bien. Demoré unos minutos la explicación que le debía. Mi respiración agitada aún me impedía hablar y pensar con claridad decente. Aún me costaba asimilar que ya estaba a salvo. Me sentía como una intrusa en la casa de Tony, sin embargo, él no me había recibido como tal. Todo lo contra