Declararse en la quiebra hubiese sido lo más saludable para ese momento, pero la familia no estaba dispuesta a asumir una vergüenza de tal magnitud. Un plan, un macabro plan vino a su mente y fue en ese momento que pensó en tener un hijo. De seguro esa pequeña personita creciendo en su vientre haría del magnate un hombre dulce y cariñoso, nublándole el juicio y permitiendo una unión entre ellos, la cual esa mujer emplearía a favor suyo.

Con esto en mente dejo de lado su tratamiento anticonceptivo que le había acompañado por tanto tiempo y asustada por perder el abdomen plano, los senos elevados que la caracterizaban se escurría en las sabanas de su amante ocasional varias veces por semana, soportando el asco que para ese punto ya le tenía, todo por el bien de un futuro costoso y soleado.

Su arduo trabajo al fin dio frutos y en escasos meses la menstruación dejo de llegar, fue con rapidez al médico quien le confirmo sus sospechas, en ese punto se encontraba feliz no por ser madre sino