Era claro que por donde miraba, Siena se había ganado enemigos, y que quizás eso solo sería el principio de su infierno personal sin querer ganárselo por voluntad propia.—Asher, no te preocupes por él, se le pasará el enojo. Siena, no te preocupes por Ashly, ella es y fue siempre así. No tomes en serio sus palabras, ¿está bien?— dijo Katherine mientras sujetaba las manos de Siena entre las suyas; por alguna razón, se alegraba de que todo saliera a la perfección y de que las decisiones de su tío y padre que los crió se habían asegurado de poner las cosas en su lugar.—Está bien, no te preocupes por eso. Está dolida, lo comprendo, créeme— respondió Siena, ocultando la molestia que sintió hace segundos. Pero ante los ojos de Asher, nada se escapaba; él podía ver a través de ella. Sin embargo, decidió disimular su preocupación por ello.—Bien, ahora que todos se fueron, explícame ¿por qué decidiste enfrentarte a Samuel?— La pregunta de Asher dejó asombrada a Siena.—Creo que fue el momen
El joven enviado por el nuevo socio de la empresa estaba siendo exhaustivo en cuanto a los compromisos que tendría Giovanni cuando debía asumir su puesto como el nuevo socio.Con la ayuda de Ashly, Giovanni estaba siendo socio de esa empresa no porque lo necesitara, sino porque se encargaría de acercarse a Siena, la heredera de la familia.Mientras el joven que estaba reunido con Asher, el personal de Giovanni seguía cada movimiento de la heredera, cada lugar, cada reunión estaba bien estudiada. Nada importaba sino cumplir el pedido de Ashly, la nueva adquisición del gran hombre de negocios oscuro de la ciudad.De regreso a la ciudad, Siena estaba siendo perseguida por los hombres de Giovanni. Tenían la estricta orden de no atentar contra la mujer antes de estar seguros de cómo llevar a cabo el ataque para asegurarse de que no sobreviviera. El plan de aquel hombre era acercarse a Siena, no solo por su herencia, sino porque podía usarla contra Asher, quien se había convertido en un ver
Ashly, atrapada entre las manos de Giovanni y la pared, se convertía en un enigma. Su voz apenas audible sugería un juego de poder, donde las cartas ocultas podían cambiar el curso de la situación en cualquier momento. Giovanni, con un gesto brusco, liberó a Ashly y la apartó de la pared. La atmósfera en la habitación se relajó ligeramente, aunque la tensión seguía flotando en el aire. Ashly, ahora en el suelo, levantó su mirada hacia Giovanni, reconociendo la libertad física pero consciente de que estaba atrapada en una red más compleja de mentiras.—Te perdono esta vez, Ashly, pero te dejo claro que estás en deuda conmigo. No toleraré traiciones — dijo Giovanni frunciendo el ceño.—Gracias, Giovanni. Entiendo — respondió Ashly levantando la mirada con cautela.—Pero que quede claro, a partir de ahora, me perteneces a mí. Deberás obedecerme en todo momento y no interferir en mis próximos objetivos. ¿Entendido? — sentenció Giovanni cruzando los brazos.—Entendido — expresó Ashly asint
Giovanni, disfrutando de su posición de poder, concluyó la conversación con una advertencia. —Katherine, las cartas están sobre la mesa. La deuda debe saldarse, y yo estoy aquí para cobrarla. A menos que encuentren una suma considerable en un tiempo muy corto, la empresa pasará a ser mía. Espero que comprendas las implicaciones— dijo Giovanni.La sala quedó en silencio, con Katherine enfrentándose a la realidad devastadora de la deuda y las amenazas de Giovanni, quien se retiró dejando a la familia Crosetti sumida en una situación límite.Katherine salió del edificio de la empresa, con el eco de las duras palabras del nuevo propietario resonando en su mente. El aire frío de la tarde envolvía su figura, pero no comparado con la heladez que sentía en su interior.Caminó con pasos vacilantes hacia su auto, donde el refugio de metal se convirtió en su santuario momentáneo.Al cerrar la puerta, se dejó caer en el asiento del conductor. Con las manos aún temblorosas, agarró con fuerza el v
— Asher, ¡por favor, necesito tu ayuda! ¡Es la empresa! —dijo angustiada ella.El corazón de Asher se apretó ante las palabras de su hermana. Sin decir una palabra, tomó su chaqueta de la silla, listo para salir de la habitación donde Siena reposaba. Al abrir la puerta, se encontró con los dos guardias que vigilaban la entrada, cada uno con la orden específica de no abandonar su puesto.— Lo siento, señor. La seguridad de su esposa y suya es nuestra prioridad— dijo uno de los guardias listo para seguirlo.Asher, sintiéndose atrapado entre el deber hacia su esposa y la urgencia de la situación familiar, buscó una solución.—Necesito salir, es una emergencia. Por favor, vigilen que nadie entre en la habitación hasta que vuelva— ordenó Asher.—Sí, señor... —respondieron ambos para quedarse en aquel lugar y así vigilar a la esposa de su jefe.La dualidad de su deber hacia Siena y su familia pesaba sobre él mientras intentaba encontrar una solución para llegar a su hermana en apuros.La ll
La figura de Asher, el hermano ejemplar que todos admiraban, se recortaba contra las luces tenues de la noche, destacando en un entorno que parecía no estar a la altura de su integridad.Areu, con la mirada fija en el ceño fruncido de Asher, se debatía internamente entre la lealtad fraternal y la necesidad de no inmiscuirse en los asuntos que no le concernían directamente. La escena era un fuerte contraste con la imagen que solía proyectar, un joven despreocupado que disfrutaba de la vida sin mayores responsabilidades. Sin embargo, algo en la expresión de Asher le hizo cuestionar su actitud de indiferencia.Asher, saliendo de un lugar que claramente no encajaba con su carácter y moralidad, representaba el lado de la familia que Areu había optado por ignorar. La decepción marcaba los rasgos de su hermano, y aunque Areu se resistía a involucrarse en los asuntos personales de Asher, una voz interior le recordaba la importancia de la fraternidad y el apoyo mutuo.Desde la seguridad de su
Mientras Siena se sumergía en el camino hacia la recuperación, fuera de las paredes del hospital, en el mundo de las sombras y las intrigas, Ashly se sumía en una creciente histeria. La noticia de que su peor enemiga había sobrevivido al ataque la sumergió en una espiral de desesperación y furia. Nada había salido como ella había planeado, y esa realidad era como una gota más que desbordaba el vaso de su ya frágil cordura.La mente de Ashly, una vez afilada como un puñal, ahora se deslizaba hacia la paranoia. Cada día que Siena se recuperaba, Ashly veía cómo sus propias expectativas y maquinaciones se desmoronaban. La idea de que Siena pudiera regresar, más fuerte que nunca, la atormentaba. La rabia y el resentimiento se apoderaban de ella, convirtiéndola en una sombra de su yo anterior.La realidad que enfrentaba Ashly no era solo la supervivencia de Siena, sino la confrontación con sus propios errores y malas decisiones. La maquinadora había subestimado la fuerza y la tenacidad de s
La sala de reuniones resonó con la intensidad de las palabras de Asher, quien no dudó en plantear una verdad incómoda ante Giovanni, el nuevo accionista mayoritario de la empresa Crosetti. Su voz, firme y llena de determinación, cortó el silencio que había envuelto la sala.—Aunque seas el socio mayoritario, debes saber que las decisiones eran de quien ocupa la silla presidencial. Aunque hayas contado con la ayuda de Ashly para quitarle el lugar a Areu y a mi hermana Katherine, eso no te dará el poder de decidir sobre la empresa — sentenció Asher, su voz resonando con una mezcla de desafío y desesperación contenida.La afirmación de Asher iba más allá de un simple recordatorio de la estructura jerárquica de la empresa. Revelaba las maquinaciones detrás de la toma de decisiones, subrayando la importancia de la figura que ocupaba la silla presidencial. La tensión en la sala se podía cortar con un cuchillo mientras Asher continuaba hablando, sus ojos fijos en Giovanni.El estruendo de su