Tres años después…***Lily LloydSalgo de mi oficina con una carpeta entre las manos a la que no dejo de mirar, porque lo que me encuentro allí es una barbaridad. Llamo a la puerta de Mitch, él responde que pase y en cuanto me ve, se despide de quien está tras la línea.—Te dejo, mira que vienen a matarme. Si no respondo el siguiente llamado, ¡llama a Scotland Yard!—¡No me jodas, Mitch! —le digo molesta lanzando la carpeta a su escritorio.—¡Dulcifícame el tono, preciosa! ¿Para eso te acompañé a las terapias, para que me agredas verbalmente? —me dice con un puchero y yo levanto mi puño.—¡Puedo agredirte de otra manera!—¡¡AUXILIOO…!! —comienza a gritar, pero yo le tapo la boca, lo que él aprovecha para lamer mi palma.—¡¡Asco, asco!! —me limpio la mano y me dejo caer en la silla—. Mitch, eso no está bien.—¿En serio? —me dice tomando la carpeta, la ve y se ríe a carcajadas—. ¿Quieres más?—¡¡Claro que no!! Vamos, ¿es que no lo ves? Sólo soy una recién egresada que está haciendo su
Jake HuxleyMiro el bolígrafo que hago girar sobre una hoja de papel en medio de la junta directiva, pensando qué estará haciendo Lily ahora y si habrá abortado a los hijos de Will. Recuerdo que por esa fecha tuve un sueño premonitorio, uno que se ha repetido un par de veces más desde que ella se fue.Siempre pensé que ese sueño era acerca de mí, pero he llegado a entender que sólo es una manera de mi subconsciente para atormentarme por todo lo que les hice.—Y esa es la manera en que podemos recuperar las cifras que teníamos hace dos años —escucho decir a nuestro director de finanzas. Pero la verdad es que no he oído nada, así que me pongo de pie cabreado y digo sin emoción al salir.—Quiero esta presentación en mi oficina en quince minutos —todos se ponen de pie para marcharse a sus trabajos y Will entra conmigo a mi oficina cerrando la puerta, me voy al bar que tenemos en la oficina, pero como siempre, en lugar de servirme un merecido vaso de whisky, me decido por agua.—¿De nuevo
Samara RogersDejo a mis hijas en la guardería, salgo de allí y veo en mi cartera que para este día no me queda dinero más que para comprar lo necesario de la comida, así que me apresuro a caminar para no llegar tarde a mi trabajo, porque me queda bastante lejos.En ciertos puntos corro para llegar lo antes posible, hasta que logro ver el hospital, veo la hora y con alivio veo que llegaré justo a tiempo.Cuando entro a mi turno, me cambio de ropa lo antes posible y cuando voy saliendo para cumplir con mi jornada, mi supervisor me dice con una expresión cabizbaja.—El señor Cainnan te está buscando.—¿No sabes para qué? —le pregunto aún agitada por la carrera para llegar hasta aquí.—No, pero parece molesto porque llegaste tarde.—Llegué tres minutos antes, no puede decir que llegué tarde, está en el sistema… —camino decidida a su oficina, tratando de no permitirle que me acuse de algo que no es verdad. Llamo a su puerta y oigo su voz desde dentro decirme que pase. Empujo la puerta y m
Lily LloydMe miro al espejo con una sonrisa al ver lo hermosa y sofisticada que me veo, llevo un vestido blanco ajustado a mi cuerpo, pero sin exagerar. La maternidad me cambió la figura, pero aunque ahora no soy tan delgada como antes, mi cuerpo está tonificado por los días de ejercicio.Meto mis pies en los tacones de trece centímetros y ahora sí que no queda nada de la Lily Smith que conocieron en el pasado. Mi cabello ahora es de un rubio claro que se ve bien, voy con lentes de contacto de color marrón y el maquillaje ciertamente me hace ver más madura.No, nada de lo que veo allí es como la antigua Lily Smith.—¿Estás lista, tesoro? —me pregunta mi padre y se acerca para hacerme girar—. Estás hermosa, cariño. Totalmente irreconocible.—Pero él seguro lo notará, no es que me haya hecho cirugía.—Puede ser, pero Beatrice Lloyd no se parece en nada a Lily Smith —me dice con una enorme sonrisa y salimos de mi cuarto para irnos a la casa de los Huxley.—Y dime, ¿cómo va la investigac
Lily LloydLa cercanía con Jake hace que el corazón se me acelere de una manera que no quisiera, pero es inevitable. Me pierdo en sus ojos como la primera vez, cuando nos conocimos en aquel callejón, sólo que esta vez parecen apagados y con una pena enorme a cuestas.Debo reconocer que encontrármelo nuevamente no ha sido como yo pensaba, porque creí que al menos iba a sentir odio por él, pero sólo me produce una tristeza enorme. Veo cómo se acerca lentamente para besarme y yo me remuevo en sus brazos con delicadeza para evitarlo, él reacciona y me dice.—Lo siento, iba demasiado rápido —esa voz ronca no me sirve para reponerme, pero me toca hacerlo de todas maneras. Me ayuda a incorporarme y me arreglo el vestido, que se ha manchado en la parte inferior con el vino que ha saltado, y vemos que mis pies también están mojados—. ¡Dios, que desastre he hecho!—No importa, ¿tú estás bien? —le pregunto sin saber exactamente de dónde sale la pregunta y siento que es más profunda de lo que apa
Samara RogersLos días se me pasan lentos, angustiantes y agotadores. No he conseguido un nuevo trabajo y estoy mermando mis ahorros sin poder controlarlo, así que mi alimentación la he reducido sólo a lo necesario para que alcance todo lo posible y así priorizar las necesidades de mis hijas.Al menos no tengo grandes deudas y si mantengo una economía austera los ahorros pueden alcanzar un mes más.Llego a la guardería donde las gemelas están tan felices como siempre, las abrazo para recargarme de esperanza, una que voy a necesitar mañana para logra encontrar un trabajo en lo que sea, pero al no tener referencias todo se vuelve más difícil, porque el único que puede darlas es el mismo infeliz que me corrió por querer dejarme abusar.Llegamos a la casa, las gemelas dejan sus mochilas colgadas y se sientan frente a la televisión a esperar a que les prepare algo de comer, pero noto a Willow algo extraña y no dudo en preguntarle qué le sucede.—Willow, ¿te pasa algo bonita?—No, mami —me
Jake HuxleyA pesar de querer ver de nuevo a Beatrice, he tratado de mantenerme lo más alejado posible, porque al mismo tiempo que esa mujer me llama, me hace recordar que no quiero nada con ninguna para no pasar lo mismo de antes.Me dejo caer en el sofá de mi mansión dispuesto a quedarme allí o donde me pille la noche, porque a mi cama no quiero ir, se me hace un desperdicio ocupar un espacio que ni siquiera disfruto, hasta que el teléfono me saca de mi autocompasión.“Hola, tío, ¿cómo tas? —la voz de mi sobrina me saca una sonrisa instantánea y le respondo animado.—Ahora mucho mejor de oír a mi sobrina hermosa, ¿y tú cómo estás, preciosa?“Ben, felí, poque manana teno oba y quero ivitate.—¡Pero por supuesto que iré a tu obra, preciosa! Ahora mismo cancelo todas mis reuniones y me iré a Oxford. Es más, te invitaré a comer, ¿te gusta la idea?“¿Amguesa?—Lo que tú quieras, mi vida, dame con mamá —escucho un ruido y le digo a mi hermana—. ¿A qué hora es?“A las cinco de la tarde, pe
Jake Huxley—Vamos, Jake… levántate, cariño, vamos —la voz dulce de mi hermana me hace reaccionar un poco, sólo lo suficiente para ponerme de pie, la miro con la angustia hablando por mí y le digo.—Tengo que ir por ellos.—¡No, Jake! —pero es demasiado tarde porque yo ya he echado a correr hacia el otro extremo de la parte trasera del escenario. Los veo en medio de la multitud en los brazos del hombre que ríe con ellos.Trato de pasar por entre todos, pero entre los adultos y los niños no puedo lograr alcanzarlos. Cuando consigo salir del teatro los veo montarse en una camioneta y aunque corro, ellos se van de allí sin que siquiera pueda ver las placas del auto.—¡Maldición! —digo tirándome el cabello y dejando que las lágrimas caigan con desesperación. Pero de pronto una figura me llama la atención en medio de la multitud y decido seguirla, mis pies se van solos por la calle y cuando veo que la chica se acerca a la parada de autobús con su bolso, corro hacia ella, la tomo por el bra