Samara RogersDejo a mis hijas en la guardería, salgo de allí y veo en mi cartera que para este día no me queda dinero más que para comprar lo necesario de la comida, así que me apresuro a caminar para no llegar tarde a mi trabajo, porque me queda bastante lejos.En ciertos puntos corro para llegar lo antes posible, hasta que logro ver el hospital, veo la hora y con alivio veo que llegaré justo a tiempo.Cuando entro a mi turno, me cambio de ropa lo antes posible y cuando voy saliendo para cumplir con mi jornada, mi supervisor me dice con una expresión cabizbaja.—El señor Cainnan te está buscando.—¿No sabes para qué? —le pregunto aún agitada por la carrera para llegar hasta aquí.—No, pero parece molesto porque llegaste tarde.—Llegué tres minutos antes, no puede decir que llegué tarde, está en el sistema… —camino decidida a su oficina, tratando de no permitirle que me acuse de algo que no es verdad. Llamo a su puerta y oigo su voz desde dentro decirme que pase. Empujo la puerta y m
Lily LloydMe miro al espejo con una sonrisa al ver lo hermosa y sofisticada que me veo, llevo un vestido blanco ajustado a mi cuerpo, pero sin exagerar. La maternidad me cambió la figura, pero aunque ahora no soy tan delgada como antes, mi cuerpo está tonificado por los días de ejercicio.Meto mis pies en los tacones de trece centímetros y ahora sí que no queda nada de la Lily Smith que conocieron en el pasado. Mi cabello ahora es de un rubio claro que se ve bien, voy con lentes de contacto de color marrón y el maquillaje ciertamente me hace ver más madura.No, nada de lo que veo allí es como la antigua Lily Smith.—¿Estás lista, tesoro? —me pregunta mi padre y se acerca para hacerme girar—. Estás hermosa, cariño. Totalmente irreconocible.—Pero él seguro lo notará, no es que me haya hecho cirugía.—Puede ser, pero Beatrice Lloyd no se parece en nada a Lily Smith —me dice con una enorme sonrisa y salimos de mi cuarto para irnos a la casa de los Huxley.—Y dime, ¿cómo va la investigac
Lily LloydLa cercanía con Jake hace que el corazón se me acelere de una manera que no quisiera, pero es inevitable. Me pierdo en sus ojos como la primera vez, cuando nos conocimos en aquel callejón, sólo que esta vez parecen apagados y con una pena enorme a cuestas.Debo reconocer que encontrármelo nuevamente no ha sido como yo pensaba, porque creí que al menos iba a sentir odio por él, pero sólo me produce una tristeza enorme. Veo cómo se acerca lentamente para besarme y yo me remuevo en sus brazos con delicadeza para evitarlo, él reacciona y me dice.—Lo siento, iba demasiado rápido —esa voz ronca no me sirve para reponerme, pero me toca hacerlo de todas maneras. Me ayuda a incorporarme y me arreglo el vestido, que se ha manchado en la parte inferior con el vino que ha saltado, y vemos que mis pies también están mojados—. ¡Dios, que desastre he hecho!—No importa, ¿tú estás bien? —le pregunto sin saber exactamente de dónde sale la pregunta y siento que es más profunda de lo que apa
Samara RogersLos días se me pasan lentos, angustiantes y agotadores. No he conseguido un nuevo trabajo y estoy mermando mis ahorros sin poder controlarlo, así que mi alimentación la he reducido sólo a lo necesario para que alcance todo lo posible y así priorizar las necesidades de mis hijas.Al menos no tengo grandes deudas y si mantengo una economía austera los ahorros pueden alcanzar un mes más.Llego a la guardería donde las gemelas están tan felices como siempre, las abrazo para recargarme de esperanza, una que voy a necesitar mañana para logra encontrar un trabajo en lo que sea, pero al no tener referencias todo se vuelve más difícil, porque el único que puede darlas es el mismo infeliz que me corrió por querer dejarme abusar.Llegamos a la casa, las gemelas dejan sus mochilas colgadas y se sientan frente a la televisión a esperar a que les prepare algo de comer, pero noto a Willow algo extraña y no dudo en preguntarle qué le sucede.—Willow, ¿te pasa algo bonita?—No, mami —me
Jake HuxleyA pesar de querer ver de nuevo a Beatrice, he tratado de mantenerme lo más alejado posible, porque al mismo tiempo que esa mujer me llama, me hace recordar que no quiero nada con ninguna para no pasar lo mismo de antes.Me dejo caer en el sofá de mi mansión dispuesto a quedarme allí o donde me pille la noche, porque a mi cama no quiero ir, se me hace un desperdicio ocupar un espacio que ni siquiera disfruto, hasta que el teléfono me saca de mi autocompasión.“Hola, tío, ¿cómo tas? —la voz de mi sobrina me saca una sonrisa instantánea y le respondo animado.—Ahora mucho mejor de oír a mi sobrina hermosa, ¿y tú cómo estás, preciosa?“Ben, felí, poque manana teno oba y quero ivitate.—¡Pero por supuesto que iré a tu obra, preciosa! Ahora mismo cancelo todas mis reuniones y me iré a Oxford. Es más, te invitaré a comer, ¿te gusta la idea?“¿Amguesa?—Lo que tú quieras, mi vida, dame con mamá —escucho un ruido y le digo a mi hermana—. ¿A qué hora es?“A las cinco de la tarde, pe
Jake Huxley—Vamos, Jake… levántate, cariño, vamos —la voz dulce de mi hermana me hace reaccionar un poco, sólo lo suficiente para ponerme de pie, la miro con la angustia hablando por mí y le digo.—Tengo que ir por ellos.—¡No, Jake! —pero es demasiado tarde porque yo ya he echado a correr hacia el otro extremo de la parte trasera del escenario. Los veo en medio de la multitud en los brazos del hombre que ríe con ellos.Trato de pasar por entre todos, pero entre los adultos y los niños no puedo lograr alcanzarlos. Cuando consigo salir del teatro los veo montarse en una camioneta y aunque corro, ellos se van de allí sin que siquiera pueda ver las placas del auto.—¡Maldición! —digo tirándome el cabello y dejando que las lágrimas caigan con desesperación. Pero de pronto una figura me llama la atención en medio de la multitud y decido seguirla, mis pies se van solos por la calle y cuando veo que la chica se acerca a la parada de autobús con su bolso, corro hacia ella, la tomo por el bra
Samara RogersMi situación se hace cada vez más insostenible, sólo he conseguido trabajos de medio tiempo que no me dan lo suficiente y como si fuera poco, me han botado luego de los días de prueba al contactar con mi antiguo empleador y por supuesto que ese idiota les está dando terribles referencias.Ahora entro a un bar que no me queda tan lejos de casa, lo que me sería útil porque queda también cercano al jardín de mis gemelas. Al entrar veo que están ordenando las mesas, ya que abren en un poco más de una hora.—¡Está cerrado! —grita un hombre regordete en cuanto oye el sonido de la puerta cerrarse. Sin embargo, cuando se da vuelta su expresión de desagrado cambia completamente a una que me gusta muchísimo menos—. ¿Disculpe, señorita, dígame, qué se le ofrece?—Allá afuera tiene un letrero anunciando que necesita una camarera y quisiera saber si el puesto todavía está disponible.—Por supuesto, todavía tengo un puesto disponible y la necesito de manera urgente. Dígame, ¿tiene exp
Lily Lloyd—¡Esto está mal! —exclamo con frustración y Mitch me mira preocupado.—¿Hay algún problema con el documento o con el proceso?—¡¡Conmigo, Mitch! Conmigo… —apoyo los codos en el escritorio y entierro mi rostro entre mis manos—. Yo soy la que está mal y no me puedo concentrar.—¿Puedes decirme algo que no sepa? —separo mis manos y lo veo a través de ellas—. Desde ese encuentro fuera del teatro no has hecho más que perderte en tu mundo y no sé si es porque estás ansiosa por encontrar a tu gemela o porque quieres saber qué demonios le pasó a Huxley.—Por las dos —él levanta una ceja y suspiro recostándome en el sillón—. Pero más por lo de Jake.—Yo creo que por hoy hemos terminado.—Mitch, son las diez de la mañana.—Exacto, de aquí a Londres son como… dos horas de viaje, por lo que te sugiero salgas ahora mismo de aquí para que llegues temprano, hables con él y te regreses antes de la cena.—No puedo irme así nada más, debo avisarles a mis padres para organizar quién recoge a