— Espera… espera, eso es demasiado duro, tus escamas… — miraba la cola que se iba acercando temblorosa como si tuviese vida propia, casi a punto de tocar la piel sensible del interior de su muslo. — ¿Ahora tienes miedo?, ¿por qué no me dices entonces lo que deseo escuchar? Azura apoyó los codos a
Bajó la mirada para verla tratando de hacerse la difícil, pero por mucho que se mordiera el labio inferior, no podía aguantar los gemidos y él quería escucharla más, quería escucharla para siempre. — Aahhhh – Aysling echó la cabeza hacia atrás cuando sintió que esa enorme columna se clavaba más pro
— Y eso que no la querías y me odias mucho, me siento algo violado… mmmm tan dulce, me encanta – Aysling vio como Azura movió la cola llena de sus restos a su boca y la lamió tragando todo lo que ella acababa de soltar. — No, no hagas eso… — ¿Por qué no? — Es vergonzoso – le respondió más roja qu
— Ella se había aplicado algo a base de yerbas que ocultó tu olor, se sentía raro, pero no me quiso decir y no le pregunté ¿por qué Aysling estaba en esas condiciones Azura? Ella es una buena mujer, no sé cómo llegó a ese burdel, pero te puedo asegurar que fue engañada, ¿acaso, tú…? — Ni se te ocur
— ¡Acaba de pasar de una vez! – le gritó a su ama de llaves que esperaba en la puerta, no fuera a ser que alguno de esos adornos terminara en su cabeza. La señora tenía un fuerte temperamento, pero nunca la había visto tan enojada. — ¡Dime! ¿Está con ella, cierto? ¡Me dejó sola delante de todos po
— ¿Por qué no aceptas ninguno de mis regalos? ¿Acaso no son de tu agrado? ¿Qué deseas? Si no está en el palacio puedo mandarlo a buscar afuera, debe haber algo que…— se levantó de su asiento para ir caminando hacia ella. Por mucho que quisiera enojarse, su sola presencia lo hacía respirar satisfech
Azura solo pudo morder la bala y resignarse a su destino de conquistar a la esposa. — Ningún problema, a las siete estaré en tu palacio – le respondió bufando, pero nada molesto. — Bien, y trae también la cola – y con la misma salió impetuosa como mismo había entrado. Todos bajaron la cabeza con
Verle esos ojos bicolores, era una monstruosidad. Sin embargo, eso ya no era lo que pensaba esta Serene. “Charlie, lo siento hijo mío, fui la peor madre del mundo. Esta vez, intentaré devolverte algo del amor que nunca te di” Si Nagy y Michael estuvieran aquí, dirían, con seguridad, que esta era