Miró las marcas que aún tenía Niall en las muñecas y también en los tobillos. Habían tenido que encadenarlo para controlar la furia de su lobo al despertar y pensar que el lazo con su compañera estaba roto, al creerse abandonado. Finn era más racional, pero igual, se destrozaba la piel peleando co
— Porque ustedes me engañaron – comenzó su confesión, ella también tenía agravios en el corazón — Escuché la conversación que tuvieron en el despacho con su padre, donde les decía, que desde el inicio, ustedes me fueron a liberar con la idea de utilizar mis poderes. — ¡Me dijeron que nunca me for
— Además, tus poderes saldrán, quieras o no, algún día no podrás controlarlos – Niall agregó pellizcándose el puente de la nariz — Solo queríamos darte nuestra fuerza para que lo dominaras y “eso” no te hiciera daño, que pudieses controlarlo primero. No solo para encontrar ese dichoso Dragón, sino
Rose no estaba para nada asustada. Se estaba excitando como hace meses no lo hacía. Ni siquiera en las ocasiones que se consolaba a sola en su pequeño apartamento, pensando en ellos dos y solo lograba un orgasmo vacío. Todo su cuerpo traidor se rendía a sus Alfas, no lucharía más, no tenía sentid
Las caderas de Maell se comenzaron a menear dentro de esa caliente cavidad, tomándola más y más profundo. “Mmm… amo tu polla Maell” los pensamientos calenturientos de Rose se escapaban de su mente enloqueciendo a los gemelos. «Mmm, joder amor, Rose te he extrañado nena, te he extrañado al punto qu
De repente un dedo de Niall comenzó a colarse en su trasero, que estaba acostumbrando a estar ocupado también, Rose movía hacia atrás las caderas chocando sus nalgas con los muslos de Niall, pidiendo más y más fuerte, gimiendo como loca en la mente de sus Alfas. Sonidos de sexo rudo, húmedo, deseos
Metros y metros bajo tierra, un pequeño laboratorio secreto seguía funcionando. Ni siquiera los nuevos dueños eran conscientes de esta investigación privada. Milo miró el enorme huevo dorado metido dentro de la cápsula de experimentación. Había tenido que recurrir a la ciencia humana porque no c
Salieron al estacionamiento subterráneo donde un Mercedes negro, discreto, pero lujoso, los esperaba. Niall la sentó en el medio del asiento trasero y cada uno se sentó a su lado. — Vamos al edificio X – Maell le dio las instrucciones a un hombre corpulento y silencioso que hacía de chofer y luego