Rachel se puso de pie, sin decir nada, mientras por dentro su corazón comenzaba a latir a toda prisa.Una vez salieron de la pequeña sala de interrogatorios menores o de rutina, como en su momento la había llamado Victor Cole, ambos se encaminaron por un largo pasillo de la estación de policía, en dirección a la sala de interrogatorios en la que se encontraba Caroline. Las luces fluorescentes del pasillo titilaban de vez en cuando, creando una atmósfera que la inquietaba, hasta que finalmente llegaron a la sala de observación, una habitación oscura con un gran vidrio unidireccional que daba hacia el cuarto en el que se encontraba Caroline, esperando para ser interrogada.Logan ya estaba allí, de pie, junto a un oficial, con los brazos cruzados y una tensa mirada en su rostro. Al escuchar que la puerta se abría, se volvió hacia Rachel y Victor y, durante un breve instante, Rachel y Logan compartieron una breve mirada que lo decía todo: había rabia, pero también un pequeño bálsamo de al
El oficial se inclinó levemente hacia adelante, presionándola.—Bien, continúa. ¿Qué pasó después?Caroline tragó saliva con dificultad, y su voz se tornó mucho más frágil; tanto que costaba oírla a través de los altavoces de la cabina.—Joseph fue quien ideó todo. Él sabía cómo hacer que todo pareciera un accidente. Es el que sabe cómo sabotear la empresa, como desviar el dinero y, cómo hacer que Logan y Rachel parezcan incompetentes. Pero… siempre todo salió mal. Ellos dos nunca se rindieron y siempre han encontrado la manera de arreglarlo todo en la empresa, aunque no dudo que Joseph deje de intentar lo que se ha propuesto… En cuanto a lo de ahora… —repuso, sin atreverse a mencionar lo que habían hecho con Lorelai y lo que habían intentado hacer con su pequeño hijo—, también fue él quien lo planeó todo.Rachel sintió una mezcla de rabia y de satisfacción. Habían estado luchando contra una tormenta invisible, pero se habían mantenido de pie, como los juncos contra el viento. Esa era
Rachel salió de la estación de policía en silencio, con la mente sumida en un torbellino de pensamientos que amenazaban con estrangular su cordura.Mientras se encaminaba a la mansión en la que vivía con Logan, se sintió envuelta por un intenso frío que nada tenía que ver con el clima. Sentía que las paredes en torno a la vida de Logan y, por ende, de su propia vida, habían comenzado a desmoronarse. Sin embargo, no iba a rendirse. Sí, claro que podría lavarse las manos y dejar todo a cargo de Logan, después de todo, eran sus propios problemas familiares; pero ella no era así y, al fin y al cabo, ese hombre era el padre de su futuro hijo.Instintivamente, se llevó una mano al vientre, sin apartar la vista de la carretera, rogando al cielo que nada de todo lo que había vivido en el último tiempo hubieran afectado al bebé.Cuando por fin llegó a la villa de Logan, todo parecía calmado. Cualquiera que mirara aquel sitio pensaría que el mundo continuaba girando de manera normal. Sin embarg
Una hora más tarde, mientras Rachel se encontraba recostada en el sofá de la sala, con las manos sobre el vientre, dormitando de vez en vez, pero incapaz de dormir más de diez minutos seguidos, la puerta principal de la mansión se abrió de golpe y ella se puso rápidamente de pie, con las manos tensas por puro instinto, hasta que luego escuchó una voz familiar:—Rachel, estoy en casa. —Era Logan, que había llegado antes de lo que ella había previsto.—Estoy aquí, en la sala —respondió ella, tratando de ocultar el temblor en su voz, y se sintió un poco más tranquila cuando lo vio atravesar la puerta de la sala, aunque la tensión era evidente en su rostro.Logan se acercó a ella con pasos firmes, con la bolsa de sushi en su mano, y su expresión suavizándose ligeramente, aunque no del todo. Una vez se encontró frente a ella, ambos se miraron fijamente, en silencio. Parecía que las palabras no eran suficientes para abarcar todo lo que sentían y habían vivido en las últimas horas. Sin embar
Las luces de la oficina de «Focus Light» parpadeaban intermitentemente, el ataque había afectado incluso las computadoras que se encargaban de la energía del edificio, y estas parecían reflejar la tensión que se palpaba en el aire.La oficina de Logan era un hervidero de gente, los técnicos se habían establecido allí, ya que él quería estar al tanto de todo lo que sucediera. Hombres y mujeres iban y venían entre las improvisadas estaciones de trabajo, hablando en voz baja pero rápida, cada uno intentando resolver lo que parecía el colapso total de los servidores.Logan, por su parte, se había sentado detrás de su escritorio, con los codos apoyados sobre el mismo, y las manos enterradas en su cabello. Frente a él, tenía una pila de documentos que esperaba que él revisara, pero su mirada estaba fija en la pantalla de su computadora, donde el mensaje de advertencia, rojo como la sangre, continuaba parpadeando.Sabía lo que eso significaba: Joseph había atacado de manera precisa la column
Cherry continuó acercándose a él, sin inmutarse, observando el caos que lo rodeaba, sin que su sonrisa vacilara.—Oh, tranquilo, cariño, lo sé. Es un momento pésimo, de hecho —respondió, mientras jugueteaba con un bolígrafo que encontró sobre el escritorio—. Pero, a veces, los malos momentos son los mejores para tomar decisiones de suma importancia.Logan se cruzó de brazos, sintiendo el peso de la conversación, antes incluso de que esta comenzara.—¿Qué quieres? —repuso, con un tono tan afilado como una navaja suiza.—Vine a hacerte un favor —respondió la joven, sin perder la calma—. No me malinterpretes, no soy una santa. —Sonrió—. Pero pensé que podría ayudarte a resolver uno de tus problemas antes de que las cosas se pongan… realmente feas en tu vida.Logan la miró con suma desconfianza. Era consciente de que Cherry quería algo. Ella jamás había hecho «favores».—No sé de qué problema hablas. ¿Cuál de todos? Tengo demasiados —repuso, sin apartar la vista de ella.Cherry inclinó la
Logan inspiró profundamente y soltó el aire con lentitud, consciente de que se encontraba en una encrucijada. Podía intentar resistirse, pero con el caos que Joseph había desatado en su vida, su margen de maniobra era mínimo, por no decir inexistente. Si Cherry filtraba aquellas fotografías o los demandaba, a él y a Rachel, por suplantación de identidad, podría destruirlo por completo, en un abrir y cerrar de ojos.Suspirando, Logan bajó la cabeza, pensando en sus opciones, antes de finalmente decir en voz baja:—Ya te dije que no puedo darte ese dinero, Cherry. Y mucho menos ahora —repuso y se humedeció los labios, alzando nuevamente la mirada hacia ella—. Sin embargo, sí puedo ofrecerte algo, si lo que quieres es dinero. No será mucho, pero es algo…Los ojos de Cherry brillaron, captando sin inconvenientes el cambio en su tono.—Sigue —dijo, con un renovado interés.Logan se enderezó, con la mandíbula en tensión. Sabía que, de todos modos, lo que le propondría le podría acarrear pro
Las primeras luces del amanecer apenas se filtraban por los enormes ventanales del edificio de Focus Light, pero Rachel ya había llegado, antes que Logan, como siempre. Esa mañana, había decidido dejarlo descansar. Si bien el sabotaje a los servidores había sido medianamente controlado, Logan había llegado a la mansión bien entrada la madrugada y no pensó despertarlo tan temprano.Sin embargo, ella, sin saber qué hacer en la mansión, había decidido ir a la empresa, con la intención de organizar todo lo necesario para las secretarias, antes de que las oficinas se llenaran de la acostumbrada actividad.Pero esa mañana, había algo diferente en el aire.Al salir de su oficina, la cual seguía compartiendo con Logan, algo le llamó la atención de inmediato. Había una tensión sutil, pero palpable, que flotaba en el aire. Las secretarias y asistentes personales de los miembros de la junta la habían saludado como de costumbre, pero había algo en sus miradas que no fue capaz de distinguir de inm