Después de cenar y organizar la cocina llevé a Luisa arriba, le quité la ropa y la fui a bañar, jugué un rato con ella en la tina, a ella le encanta jugar con el agua y yo aprovechaba eso para que gastara energías y así se pudiera dormir mas rápido; Luisa empezó a frotarse los ojitos, en señal que ya tenía sueño, tomé el paño y la saqué del agua, quité el tapón de la tina para desaguar. Salí del baño y acosté a Luisa en la cama para poder colocarle el pañal, una vez puesto la vestí con su pijama.
Cargué a la niña entre mis brazos y comencé a acurrucarla y cantarle canciones de cuna, mientras caminaba por la habitación al darme vuelta noté que Matthew estaba parado en la puerta observándome con una gran sonrisa, me sonroje por la forma en que me miraba, decidí darle la espalda de nuevo para poder terminar de dormir a la pequeña quien ya estaba cerrando los ojos, de un momento a otro Matt se acerca y me abraza por detrás y se movía al mismo ritmo que yo, me dio un beso en la mejillMe desperté al sentir que tomaron mi mano y me la besaron, al abrir mis ojos observé a Matthew tomado de mi mano y mirándome con una sonrisa, al ver bien noté que tenía en mi dedo anular un hermoso anillo con un pequeño diamante, mi vista de nuevo se encontró con el rostro de Matt y le sonreí.—Se que es algo inesperado —me dice— pero no puedo quedarme más tiempo callado, todo este tiempo contigo me ha hecho sentir bien y sé que eres la mujer indicada para mí, no mentí ese día en el hospital cuando dije que quería que fueras mi compañera de vida y mucho menos mentí ayer cuando dije que eres mi prometida, bueno me adelanté a los hechos, solo falta tu respuesta a esta pregunta... ¿quieres ser mi esposa?Me quedé en silencio escuchando todas esas palabras que me estaba diciendo Matthew y me pareció que era el momento más perfecto y hermoso que me podía ocurrir en la vida, me había enamorado y quería pasar el resto de mi vida con Matt.—Dejame pensarlo —le dije una vez que term
Miré mi reloj y noté que aún faltaba para que Alejandra llegara, así que decidí pasarme primero por el apartamento para organizar todo y limpiar; llegué, barrí y limpie el piso, le cambie sabanas a las camas, limpie el baño y deje todo impecable, veo la hora y me quedaban unos minutos, así que decidí darme una ducha, hacía mucho calor y estaba sudada.Llegué al terminal y veo que ya Alejandra había llegado, se encontraba sentada en una banca y en frente de ella estaba su maleta, estaciono el carro, bajo y camino hasta donde se encontraba mi amiga.—¡Abby! Amiga ¿cómo estas? —me dice Alejandra levantándose de la banca y me da un abrazo.—Ay Ale, te he extrañado mucho —le digo correspondiéndole el abrazo— ¡estas hermosa! —digo separándome de ella y observándola, llevaba un vestido de color amarillo con flores en la parte baja.—Gracias amiga, yo también te he extrañado, me tienes abandonada.—No digas eso, lo que pasa es que han ocurrido muchas cosas, pero ven —digo tom
Me desperté con el sonido de la alarma, saco mis pies de la cama y me siento, mis ojos intentan adaptarse a la luz del sol que entra por mi ventana; Alejandra y yo nos acostamos tarde hablando de todo un poco, nos pusimos a buscar nombres para el bebé, aun no sabíamos el sexo pero buscamos opciones para ambos y así se nos fue la hora hasta que nos rindió el sueño. Una vez despierta me levanté y me dirigí al baño para cepillar mis dientes y darme una ducha, al salir me vestí y me dirigí a la cocina para preparar el desayuno.Preparé unos sándwiches y jugo de naranja natural, al terminar me dirigí a la habitación de Alejandra para avisarle que tenía que ir a trabajar.—Ale, ale —la llame cuidadosamente.—¿Mmm? —empieza a estirarse en la cama.—Ya Matt va a venir a buscarme, te dejé un sándwich y jugo de naranja para que desayunes.Me iba a salir de la habitación cuando Ale de un respingo se sienta en el borde de la cama y me llama.—¡Espera Abby! —me dice
—Me vine para darte espacio —me dice mientras rodea su brazo por mi cuello y caminamos hacia las escaleras.—Tus palabras me llegaron como hoja que lleva el viento —le digo mientras subíamos— gracias por tu consejo.—No es nada, para eso están las amigas, por mas que sea tu no tienes experiencia y por eso es que te da vergüenza este tipo de cosas.—Y tu eres muy experimentada —le digo con algo de sarcasmo mientras río, llegamos al apartamento y entramos, nos fuimos a mi habitación y nos sentamos en la cama para seguir hablando.—Pues tanta que ya tengo un bebé a bordo —dice agarrando su enorme panza— pero la experiencia más importante no la tengo, que es cuidar de un bebé.—Tranquila, que eso lo aprenderás pronto —le digo mientras paso mi mano por su panza.—¿Como es que tu sabes tanto de niños si no tienes ninguno? —pregunta curiosa.—Pues, a mi simpre me han gustado mucho los niños y al nacer mis dos sobrinas me apegue a ellas y las atendía mucho, son gemelas,
Pasó una semana, Alejandra decidió quedarse un tiempo conmigo antes de regresar a casa de su madre, pues había decidido que daría a luz en el pequeño pueblo donde había crecido, ya que, su mamá era quien la podía ayudar en aquellos días en que más necesitaba ayuda, más que ella era primeriza, aún le faltaba mucho por aprender, como bañar a un bebé cuando aún tiene el cordón umbilical, si el bebé sufre de cólicos no sabría que hacer, en las noches cuando tenga que amamantar, necesitaba a alguien con mucha experiencia y de confianza, y la más indicada era su madre.—Abby, ¿qué te parece Alondra Estefanía? —dice Alejandra entrando a mi habitación, se acuesta en la cama boca arriba y en sus manos tenía un libro de nombres para bebés.—¿Cómo dices? —digo algo desconcertada, pues me había agarrado por sorpresa, pues me encontraba arreglando la ropa en mi clóset.—El nombre de mi hija —dice ella colocándose de lado para mirarme— Alondra Estefanía, me gustan ambos nombres y,
—Feliz cumpleaños amor —me dice Matt y se acerca para darme un beso en los labios— te compre estas rosas —me entrega el ramo, yo lo tomo y lo acerco hasta mi rostro para oler las flores.—Gracias amor —le digo con una sonrisa desbordante— son hermosas, me encantan.Todos los allí presentes nos estaban mirando, incluida Alejandra, sus miradas desbordaban ternura, yo me intimide en ese momento, no me gustaba ser el centro de atracción, Ale entendió y dejo de mirar y le hablo a todos.—Bueno, bueno, bueno, ¿que creen que esto es un show? Sigan con lo suyo y dejen de mirar para acá.—Ale, Sheee, no seas así —le digo acercándome a ella, se que me quería ayudar pero me daba más vergüenza si armaba un espectáculo.—Lo siento amiga, pero es que se pasan de chismosos —me dice ella en un susurro— y se que este tipo de cosas te incomodan porque no estás acostumbrada.—Gracias, pero déjalo así —le digo y le abrazo para agradecerle.Matt pidió otra silla y se sentó jun
—No me mires así —le digo algo apenada.—Es que es imposible no mirarte, realmente eres hermosa.No supe que decir en ese momento, solo pude sonreír ante aquel comentario, Matthew se acercó hacia mi y subió una de sus manos hasta mi mejilla derecha y comenzó a acariciarla delicadamente con su dedo pulgar.—Tu hermosura se puede comparar con la belleza misma del universo, hasta podría decir que el mismo cielo te envidia, por tener esa belleza que se compara con el, pero que apreciamos aún más de cerca y podemos palpar con nuestras manos.—Que hermosas palabras —le digo sonriendo y tomando entre mis manos la suya— eres aquello que tanto anhele tener y que pensé que nunca iba a tener, pero ya veo que la vida me dio la oportunidad de poder conocerte y llegar a amarte como nunca antes he amado.Ese era nuestro momento, aquellas palabras me salieron tan fácilmente de mi corazón, cosa que al ser una chica tímida y reservada no creí que algo así iba a salir de mi boca, pero y
Iban transcurriendo los días, Matthew últimamente se encontraba muy ocupado en la empresa; por lo poco que me contó, estaba concretando un negocio muy importante con un cliente, el tipo era algo exigente, pero eso era algo que le gustaba mucho a Matt ya que, decía que así se notaba más la seriedad de aquel hombre.Matthew llegaba tarde a casa, y aunque se encontraba cansado siempre se tomaba un tiempo para ver a Luisa dormir un rato, se sentaba en una silla en la habitación de la niña y la observaba, yo me acercaba a él y le empezaba a dar masajes, acariciaba su cabello hasta que se relajaba, conversaba un rato con él, esas noches como se hacía tarde Alejandra y yo teníamos que quedarnos a dormir en su casa para que él no tuviera que salir a llevarnos, porque aunque le insistía en que podría prestarme el Chevette para irnos a casa el me decía que no, me decía que a esa hora podría andar un borracho en la calle y podríamos tener un accidente y él no quería que eso sucediera.