La Mansión Stewart ocupaba un pedazo sustancial de tierra. Estaba allí el movimiento dentro de la quietud y la quietud dentro del movimiento. Hace cien años, las personas que vivían ahí eran respetadas por muchos.

El olor a sándalo estaba en el aire. El rostro del Viejo Amo Stewart estaba oculto por el humo. Las arrugas en su cara aparecían vagamente a través del humo.

Jane fue traída a la sala de estar. Se paró en medio de la habitación por un largo rato. Además del Viejo Amo Stewart, los sirvientes de los Stewart estaban parados a los lados, vestidos en monótonas túnicas chinas con las manos detrás de sus espaldas.

De repente Jane empezó a reírse sin sonido. Miró a su alrededor. Sus alrededores la hacían sentir como si estuviera en una corte criminal de tiempos antiguos.

El Viejo Amo Stewart le encantaba fumar pipas de agua. Se escuchaba el sonido discontinuo de las burbujas de la pipa. Sonaba intermitentemente.

Uno se paró detrás del Viejo Amo. Él y el viejo mayordomo esta