"¿Tú hiciste esto?". Jane reprimió su ira. Sus ojos recorrieron el desorden en el suelo. Obviamente se preguntaba si el hombre que estaba frente a ella causó el desastre.

"Lo siento".

El hombre se disculpó en un susurro cauteloso, sus ojos llenos de culpa.

Sin embargo, Jane casi se ríe de la rabia. Mirando al hombre detrás del fregadero, solía ser demasiado orgulloso para admitir errores tan fácilmente, pero ahora, lo hizo rápidamente.

Sin embargo, en los ojos de Jane, había otro tipo de ira que provenía de las profundidades de su corazón. No solo ira, sino una ola de furia vaga que venía del corazón.

Ella no se dio cuenta, por supuesto, de que su ira en ese momento no estaba dirigida solo al hombre que había hecho tanto lío en su casa.

Miró al hombre con frialdad y sacó enfadada el teléfono de su mochila sin decir una palabra.

"Soy yo, Elior. ¿A qué hora llegarás?", le preguntó a la persona al otro lado de la línea. Una figura negra vino corriendo hacia ella desde un lado. El