Narrado por Selena AguilarHe vivido mi vida de la forma que quiero por mucho tiempo. Soy difícil de complacer, de retener y de enamorar. Para mí los hombres siguen patrones fáciles de adivinar y decepcionantes de presenciar, por lo que tomarse en serio a uno, es una inutilidad. Los hombres no merecen ni tu tiempo, ni tu esfuerzo, ni tus sueños.Mi experiencia no es dada desde la nada o desde un resentimiento banal. Es dada desde la experiencia y la sabiduría que mi edad me ha dado. No te obsesiones con ninguno, saca cualquier tipo de ganancia de este y ponle una fecha límite.Con no te obsesiones, me refiero a no enamorarse. Con saca cualquier tipo de ganancia, no me refiero específicamente a regalos o dinero, sino cualquier cosa positiva que puedas, diversión, experiencias nuevas, risas, aventuras, nuevos amigos. Y la condición más importante, ponle una fecha límite. No sueñes con un futuro, no sueñes con estabilidad, no sueñes con que la forma en la que las mujeres aman será corres
Narrado por Selena AguilarCon el pasar de los días, mi estado de desconcierto sobre la actitud de Lemuel hacia mí no ha mejorado. Todavía me encuentro en una extraña condición en la que pienso en él con constancia y en la que peligrosamente he fantaseado con cosas imposibles por la índole de nuestra relación.En otra fantasía incoherente me encuentro conmigo al pendiente del horno del negocio. Ver los bollos hacerse en el calor, induce a mi mente a pensar en que llevaba dentro de mí a la hija de un verdadero hombre. Del tipo que no me armó escenas incoherentes de celos al saber de mi embarazo de supuestamente otro hombre. Del tipo que me dio esa cantidad absurda de dinero que todavía no me he atrevido a tocar.—¿Qué pasa si sí le digo la verdad? ¿Querrá… que vivamos juntos como una pareja formal? ¿Podría… llegar a amarme?Mi reacción es inmediata ante tal fantasía, alzo mi mano para darme una buena bofetada.—Reacciona Selena. Deja de fantasear. Ilusa.—Te buscan Selena — me grita de
Narrado por Lemuel Brown He postergado la lectura del sobre que tengo sobre mi escritorio por un único motivo. Es imposible que el examen de ADN que me hice con Selena dé positivo. Estoy firmemente convencido de que será un negativo que le costará a ella procesar. Como a mí me está costando procesar que quiera continuar una relación con una mujer como Selena. Tal vez si tuviera 20 años menos, tal vez si no fuera amiga de la esposa de mi hijo, tal vez si no tuviésemos perspectivas diferentes de la vida, lo nuestro podría funcionar. Pero ese no era el caso. Selena era joven, libre, energética, salvaje y atrevida. Para ella las acciones no parecían tener consecuencias, y los riesgos valían la pena. La ligereza con la que hablaba de sí misma, la facilidad con la que se burlaba de mí sin caretas, y su indudable energía sexual, me hicieron vivir grandes momentos. Eso estaba calculado la noche que tuvo el atrevimiento de desnudarse en mi cama para exigir lo que quería de mí. Lo que no es
Narrado por Selena AguilarDesde que Lemuel me escribió para encontrarnos en su oficina por la prueba de ADN, me preparé para lo peor. No para lo mejor que me podría pasar y me terminó pasando. Mi zorro plateado tuvo varios minutos de negación ante lo innegable, pero al aceptarlo hasta me pidió vivir con él en plan oficial.Era un sueño, una fantasía, que me hubiese dicho esto. Siempre tan responsable, maduro y un tilín inexpresivo. Era tiempo de confesar que lo amaba con desesperación y que si de por sí, era una mujer apasionada, con tal compromiso de su parte, mi deseo sexual me dominó.Mi mente se nubló, ni le presté atención a mi panza, a que estábamos en una silla incómoda, todo lo que quería era tenerlo dentro de mí. Lo cual tuvo un precio muy alto.Que Leonel me viese montando a su padre mientras le chupaba el pulgar como si le estuviese mamando otra parte de su anatomía. Desearía que esta escena fuese una cosa del pasado, un momento vergonzoso lejano, no obstante, es el presen
Sabía en cierta instancia que cuando te casas, lo haces con la familia de tu esposo. Pero ¿era normal este nivel de compenetración en el que me había metido con los Brown? Sospechaba, deducía que no. Porque no existe poder en esta tierra que me convenza de que esto era normal. Estoy casi abrazando el brazo de este sofá en la oficina de Lemuel, siendo un testigo involuntario de la pelea de padre e hijo ante el embarazo de Selena. —¿No podías buscarte una de tu edad papá? — pelea Leonel. —Nos unieron las circunstancias, lo demás es historia. ¿O pretendes que no me haga responsable de mi hija? — charla Lemuel. Leonel anda molesto, Lemuel anda hablando con una tranquilidad y dominio de otro planeta. —¿Cómo podrás hacerte responsable de esa niña? ¿Sabes cuánta energía consumen los niños? ¿A cuánta edad le llegarás? —Te recuerdo que tuve experiencia contigo Leonel, con mis nietos y que la energía me sobra a pesar de estar a un paso de una casa de retiro según tú — ni una nota alterada
Camino apresurada por el bosque con el desespero en la garganta y la mayor tensión posible en la mano que sostiene esta linterna. Los rayos del sol se han ido apagando y la noche se está apoderando de nosotros. Así era, tras horas de búsqueda a Leah, todavía no dábamos con ella.Nadie sabía de su paradero o a dónde podía haber ido. Nadie la había visto salir de la mansión, a nadie le había insinuado que saldría, además todos los autos en el estacionamiento estaban completos, incluyendo los suyos. Tampoco las cámaras de seguridad habían captado que algún taxi la hubiese esperado en la entrada o había registro de que alguno hubiese accedido a la propiedad. De lo único que había registro era de cómo Leah con sus propios pies había entrado en el bosque.—¡Leah! ¡Leah! — continuo en mi búsqueda por mi suegra.Al fondo escucho otras voces llamándola. También escucho que llaman mi nombre.—No te alejes de nosotros Lucía. ¡Vuelve!Pero no hacía caso a quien fuese me estuviese llamando, y es q
Narrado por Leah BrownSi alguien me preguntase cuál fue el momento más feliz de mi vida, diría que también fue el más doloroso de esta. Casarme con Misael Khan. ¿Cómo la alegría puede encerrar tanta desgracia a escondidas? En ello era experta mi familia, los envidiados y elogiados Brown. Yo nunca fui una niña feliz, ni una joven feliz, tampoco fui una mujer feliz. Era de esperarme que no lograría ser ni una esposa feliz, ni una madre feliz.Durante mi juventud rehuí de la presencia de mi madre Leonor y me refugié en las alas protectoras de mi padre Robert. La verdad era que odiaba a mi madre, la llegué a odiar tanto porque le resentía y quería castigarla por todas esas noches llamando a su puerta sin una respuesta, por todos esos estúpidos actos escolares a los que no podía asistir por su maldito alcoholismo, por la soledad que me hizo vivir.En ese entonces estaba cegada por el exceso de afecto que mi padre me ofrecía. Para él yo sí era importante, él si tenía tiempo para mí, yo era
Narrado por Leandro Brown Si tuviese un dólar por cada vez que mi madre me había sacado de mis casillas, tendría una pequeña fortuna exclusivamente de esa fuente. Lo cual no era una certeza agradable, ni que me gustaría presumir. Aun así, aquí estoy, llegando a la guarida de los lobos para un enfrentamiento más. —¿Estás seguro que no quieres que me baje contigo? — cuestiona Sergio. Este había conducido por mí en el trayecto de mi hogar al de Misael. Tampoco había sido sencillo montarme en el auto dejando atrás a Lucía. Esta protestó sin descanso con que no viniese, pero ella no podía entender la magnitud de esto. —Estaré bien. A Misael no le convendría que no saliese de esa casa. O eso espero — comento. —De querer tranquilizarme, no lo has hecho. Recuerda que tienes a tu mujer embarazada, no arriesgues más de lo que puedes — me aconseja. —Sí, sí — digo saliendo del auto — Si no salgo en una hora, preocúpate. Doy esa última advertencia a Sergio para escuchar otra queja preocupada