William estuvo ingresado más de un mes en el hospital porque, aunque en principio sus lesiones no resultaron de gravedad, sí le dejaron algunas secuelas que tardaban en sanar.En cuanto el embarazo de Kath se normalizó y dejó de estar en riesgo de perder a los bebés, ella tomó el control de la casa, de la seguridad y de cuidar a su marido.Por más que Will se quejó, que exigió que dejaran de ocultarle las cosas y que gritó a diestro y siniestro que él era el jefe, ni todos sus gruñidos lograron que los problemas interfirieran en su recuperación.Después del incidente, Bella fue detenida, pero la mujer tenía tanto miedo que no quería hablar ni decir los motivos que la habían llevado a provocar el accidente de su esposo.Al final, fueron los mensajes de su teléfono los que delataron a su cómplice, pero antes de que saliera su orden de captura, los padres de ella habían denunciado su desaparición.En ese momento Shirley se encontraba en búsqueda y captura por intento de homicidio, pero n
—¡Ya estamos en casa! —dijo Kathleen saludando a los empleados que se habían acercado a recibirlos con mucha alegría.—Que bueno que ya hayan llegado, estábamos muy preocupados por usted señor Hudson. —Apareció Clarisse, Kath llevaba semanas sin verla, los guardias le habían prohibido ir al hospital.—Yo también me alegro de estar en casa —contestó William.—Señor Hudson, que bueno que no haya estirado la pata y que su esposa y los bebés estén bien. Pasamos mucho miedo cuando se desmayó. La tendría que haber visto cuando se enteró del accidente…—Raimon, ¿por qué no vas a traerme unas flores para la habitación de William? Anda, ve y calla —murmuró Kathleen, pero su esposo muy interesado no le dejó marchar.—Ah, Raimon, mi empleado preferido y el más hablador de todos. No necesito flores, mejor ven, me hace falta una charla de amigos.El jardinero miró a Kath y a Will sin saber bien a quién obedecer.—Ve, Raimon, se rindió Kath.Tarde o temprano William se enteraría de lo cerca que hab
Cuando Kath llegó a la mansión de los Hudson acompañada de sus guardias, fue el mismo mayordomo que llamó por teléfono el que abrió la puerta.—Señora Hudson, que bueno que decidió venir, ¿y su marido? —el hombre la dejó pasar a ella y fue a pedirle a los guardias que se quedaran en el exterior, pero Benjamín dio un paso al frente—. Es mejor que esperen fuera, es un asunto delicado —dijo el mayordomo.Kath no sabía qué pensar de la actitud de Thomas, realmente parecía muy nervioso, pero ella no pensaba arriesgarse a entrar a esa casa sin ellos.—Mis guardias vienen conmigo, o nos vamos todos y el asunto se queda sin solucionar. No sé qué prefiera, pero sin ellos no entro —ordenó Kathleen con voz grave y decidida.Thomas se frotó las manos y la miró implorante.—Está bien, señora Hudson, pero a la habitación solo pasará usted, ellos esperarán en el pasillo. No quiero problemas, yo llamé al señor Hudson sin tener autorización y no quiero que eso me cause inconvenientes. Es mi puesto de
Kath intentó negarse, pero después de presenciar la muerte de Elena y de verlo llorando de esa forma, no fue capaz de decir que no.—Está bien —musitó sin estar muy segura.—No es buena idea —murmuró Benjamín y ella asintió porque sabía que tenía razón.James miró a su guardia con fijeza, como si quisiera decir algo que para nada era lo que su boca pronunció después.—No le voy a hacer daño, solo quiero disculparme con ella en nombre mío y de mi madre que ya no puede hacerlo —la voz se le rompió al mencionar a su madre y Kath no pudo evitar de nuevo compadecerse. Ella sabía bien lo que era eso—. Pueden estar presentes. No hay problema.Salieron de la habitación y James le pidió que esperaran un momento en la sala de visitas mientras él se ocupaba de todos los trámites para darle descanso a su madre.—Que llanto más falso —escuchó como Benjamín le decía a otro de los guardias—. No hay quien pueda creerse que de verdad lo siente.—No todo el mundo expresa su dolor de la misma forma —los
—Amor, no sabía que ya estabas despierto —pronunció Kath con nerviosismo y eso solo provocó que William la mirara con más intensidad.—Me alegro de haberme despertado, así podré saber de qué te tiene que informar mi hermano. ¿Qué haces hablando con él, Kath? —Por un momento los celos lo cegaron y el corazón se le comenzó a acelerar en respuesta.Agarró una silla y se sentó cuando la vista se le oscureció por unos instantes.—¡Will! —gritó su esposa y se acercó con rapidez para ayudarlo—. ¿Estás bien?Cuando se recuperó, William la miró y solo pudo ver en ella preocupación.No había en su mirada esa hipocresía que, con el tiempo y lo ocurrido, aprendió a ver en Shirley.Su esposa era muy transparente en ese sentido, no podía ocultar lo que sentía y todo se mostraba en sus expresiones y en su mirada.Intentó calmarse y que los demonios del pasado no llegaran de nuevo.Era Kath la que tenía frente a él, no era ni Shirley ni ninguna de las exparejas que lo traicionaron en el pasado.La qu
Después de que su marido se enterara de lo ocurrido el ambiente de la casa no volvió a ser el mismo.Pasaba las horas encerrado en su mente y Kathleen era incapaz de llegar a él.No quiso asistir al velorio y tampoco deseó saber nada sobre si el cuerpo sería enterrado o incinerado.Las únicas palabras que pronunció fueron: «que ya de nada servía».—Está muy mal el señor Hudson —le dijo Mariana esa mañana después de obligarla a desayunar.Con tanta tragedia hasta el apetito había perdido, cosa rara en Kathleen que vivía para comer.—¿Cómo quieres que esté? Tú al igual que yo sabes lo que duele la muerte de una madre. Yo casi no pude vivir el duelo porque mi padre quedó en silla de ruedas y sin importar cómo estuviera tuve que hacerme cargo de todo.—Pobre señor Hudson —intervino Clarisse—. Que el diablo tenga a Elena en su infernal gloria.—¡No eres más bruta porque serlo más sería difícil! —gritó Raimon desde el jardín.Las tres mujeres lo miraron sorprendidas.—Está mal escuchar conv
—Will, no puedes hacer esfuerzos —lo reprendió cuando su esposo bajó la mano hasta la unión de sus piernas y sintió sus dedos meterse bajo su ropa interior. Jadeó al sentirlo, pero intentó detenerlo—. No puedes… No puedes —intentó hablar, pero él no se detenía.—Puedo y lo estoy haciendo —insistió—. Si me provoca una muerte prematura, será la mejor muerte de todas. Vamos, cariño, tú también quieres.—Sí, quiero, pero no por los motivos que lo estás haciendo. —Su expresión se puso tan seria que William se detuvo.—¿Por qué no me dejas morir feliz? Quiero morir haciéndole el amor a mi esposa, es mi último deseo y mi único motivo para llevarlo a cabo.—¡Deja de bromear con esas cosas! Lo estás haciendo para evadir tu dolor, yo lo hice trabajando y tú…—Yo busqué una opción mucho más deliciosa, pero si no quieres, me tocaré. —Will se desabrochó el pantalón y mostró lo animado que estaba.—¡No te atreverás! Esto no es serio, tú… Es que tú… No es normal pasar de estar desecho a estar así, c
James disimuló lo mal que le sentó que su hermano lo hubiera dejado en la calle esperando en lugar de dejarlo pasar apenas llegó.La dramatización que iba a hacer le iba a costar mucho, pero era importante que William creyera en sus mentiras.Sabía que no sería fácil.Habían sido demasiados años de traiciones como para que su hermano lo pasara por alto, pero confiaba en su capacidad para manipular y en el deseo de ese idiota por ser amado por su familia.Ahora que la vieja ya no estaba se aprovecharía de eso.Se haría el mártir y rogaría perdón.La humillación valía la pena, porque cuando más confiado estuviera él le daría el golpe de gracia.Necesitaba que le permitiera acercarse para así también ir ganándose la confianza de Kathleen.Por lo que vio la noche que lo sorprendió en casa de su madre, no era una mujer rencorosa.Pudo percatarse de que su intento por parecer un hombre destruido por la muerte de su madre, la conmovió y eso pensaba usarlo para ganarse la compasión de esa muj