Pasan los minutos y de pronto siento que el tiempo parece volar.Desde que regresé a mi habitación, he estado con la mente hecha un desastre.Las palabras de Julie sobre no tener pareja para ir a la gala se repiten en mi mente una y otra vez.Es que me indigna que algo tan estúpido como pensar en que ni siquiera recuerdo si yo tenía pareja, me pone la cabeza mal y me da cierto sabor de desazón, como si por alguna razón sintiera que debo sentirme culpable por no recordarlo.Me acuesto boca arriba en la cama y trató de buscar en los rincones de mi mente.Intento encontrar alguna imagen, algún sonido o algún olor… Algo que me recuerde alguien, cualquier persona, de mi pasado.No es justo sentirse así.Ni siquiera sé porque estoy aquí… Y a pesar de que han sido tan buenos conmigo, quisiera salir corriendo y encontrar a las personas que me conocían antes de este suceso.Estoy seguro de que tengo una historia.Estoy seguro de que alguien allá afuera debe estarme buscando, ni siquiera sé qué
— ¿Qué avanzáramos?... Pero ¡¿qué es lo que te pasa?!—le grito molesta a Carlos y él sigue manteniendo su rostro impactado.Oh, ¿ahora no se puede creer mi reacción?¿Qué esperaba el idiota?¿Qué le comiera la boca?—Creí que me estaba enviando señales, Dina…— responde él tartamudeando en un tono de voz que no había usado nunca conmigo.— ¡Nunca te envié señales! ¿Qué no ves que estoy luchando por encontrar a mi esposo?... ¡¿Cómo crees que voy a estar pensando en tener algo contigo?! ¿O que simplemente te estoy enviando señales de algún tipo para qué? ¡sí sólo eres mi amigo y no me interesas otra manera!—le gritó molesta, sintiéndome verdaderamente enfurecida porque si quiera se le ocurra pensar que en mi situación yo esté intentando algo con él.Imbécil.—Pero, ¿qué quieres que te diga entonces? ¿Que malinterpreté todas las veces que te fuiste conmigo en el auto?, ¿Y todas la veces que te quedaste hasta tarde que en el taller conmigo trabajando? ¿Y que dices de la risa y los momento
El cansancio de la caminata del día anterior me abruma y mis piernas duelen para el momento en que llego a la Comisaría.Tomo asiento en el área de espera y me doy cuenta de que soy la única esperando.El tiempo comienza a pasar y nadie me indica que pase a algún cubículo.Los oficiales pasan de aquí para allá sin siquiera mirarme y mi desesperación aumenta a niveles infinitos.Entre el Tic Tac del reloj y contar cuántas donas se han comido los oficiales que veo pasar, se va una hora entera en la que no sé nada sobre el caso de Daniel y me comienzo a exasperar.¿Me están ignorando, acaso?¿Están de alguna forma fingiendo que no me ven?Veo a un oficial caminar frente a mí y me pongo de pie.Mi movimiento hace que me note en milisegundos.—Oficial, ¿cómo está?... Me gustaría saber el estado actual del caso de mi esposo. — le digo, agradecida con el cielo de haber conseguido su atención.— ¿Cuál es el nombre de su esposo?—pregunta sin mucha ceremonia.—Daniel Carnelutti. —digo rápidamen
Observó la hoja que me entregó la mujer que vino hace algunos minutos.Tiene la dirección de un departamento y un nombre.GIOVANNI BIANCO, se lee en ella. El nombre está impreso en letras entre doradas y plateadas.Decidida a conocer a mi nuevo jefe, camino hacia la dirección que está indicada en la tarjeta.Subo un par de pisos y para mi sorpresa me consigo con un taller que es tres veces más grande que el taller en el que he estado trabajando desde que llegué.En el fondo del taller puedo apreciar un increíble escritorio de madera, detrás del escritorio se encuentra sentado un hombre bastante musculoso de cabello castaño claro y piel blanca como la nieve.—Buenas, soy Dina Carnelutti… Vengo porque recibí esta tarjeta de parte de la señora Rose. —digo y levanto la tarjeta en mi mano, al tiempo que el hombre levanta la mirada de su trabajo.Lo primero que me impresiona es la expresión de su rostro, luce va bastante asombrado y sus ojos color miel parecen ser oro líquido al momento en
¿Quién será esa mujer que suena tan mágica y maravillosa que describe este hombre?, me pregunto bastante asombrada.Para el momento en que estamos comenzando organizar todo el desastre que hicimos en el taller, se escucha como el teléfono del escritorio suena y mi jefe lo atiende, sin esperar a que yo cruce la habitación hasta dónde está el teléfono.—Hola, sí… ¿Dígame?... Sí, con él habla… ¿En qué le puedo ayudar?—pregunta tajante y lo veo asentir. —Sí, estoy a cargo de las modelos y la mujer que va a ser la imagen de la gala… ¡¿Cómo que ella renunció?!... Pero ¿De qué está hablando? ¡Si yo mismo me encargué de que aceptará!... JODER. Voy a tener que contactarme con ella. —gruñe molesto y cuelga el teléfono con fuerza.Lo veo marcar los números con violencia y de repente suelta una sarta de groserías.—Joder, ¡ésta carcacha que no agarra bien los números! —gruñe y lo veo marcar los números desde cero, otra vez.Parece que esta vez sí marca bien, porque lo veo ponerse el auricular en
¿Por qué me castigas con estos sentimientos?¿Qué hice para merecer semejante tentación?Las cosas que podría enseñarle a Alhelí, si sólo pudiera... ¡Detente, Dereck!, pienso al tiempo que ella se mueve, impaciente.¿Y cómo no si te quedaste congelado como idiota?Siento que muero y ardo de los celos, de nada más imaginar que otro hombre pueda ver ese trozo de piel qué es mío.Porque jodida y definitivamente, esa piel es mía, pienso perdiéndome de nuevo en mis pensamientos.Alhelí es mía, solo estoy esperando que crezca un poco más que se dé cuenta de que puede escogerme, que tiene el derecho de escoger en un mar de gente.No quiero nunca que piense que nuestro amor es algo forzado o algo que tiene que ocurrir como agradecimiento por lo que he hecho por ella.Jamás.Deseo que Alhelí venga voluntariamente mis brazos.—Dereck, necesito ayuda con el broche. —me dice ella, trayéndome otra vez de regreso a la realidad.Yo reacciono y trago grueso al tiempo que comienzo mi trabajo con el b
Llego al lugar donde me pareció haber visto a Daniel, pero ya no está. Me quedo quietecita en el lugar y miro hacia los lados, fijándome en el panorama. Me fijo en cada detalle, en cada persona buscando como loca algún indicio, pero ningún hombre de los que me rodea es Daniel. Me comienzo a desesperar de nuevo, porque estoy segura de que el hombre que vi es mi esposo pero algunas personas notan mi actitud y me miran extraño, haciéndome detener mis impulsos. Cálmate, Dina. Cálmate que todos acá te están observando. DANIEL Suspiro, intentando detener mis impulsos de mandar todo a la mi3rda y regresar a la casa de Alhelí y Dereck. Julie se molestó cuando me solté el botón, así que para asegurarse de que no me lo voy a soltar, me indicó que debía usar una corbata. Una estúpida corbata, que según ella combina con lo que estamos usando. Pero la verdad es que sé que lo hizo para que no usara la camisa abierta, como yo quería usarla. Sé que no debo expresarme mal, ni estar molesto c
—Nosotros ya nos vamos, estoy bastante cansada. —dice Julie, quién realmente pensé que no sufría por los tacones que carga, pero qué en realidad parece que sí lo ha estado haciendo, sólo que tiene bastante aguante y no se queja.Jod3r, lo que hacen las mujeres por lucir las piernas, pienso imaginándome lo que debe doler usar tacones.Salimos de la fiesta y rápidamente subimos al auto.—Esperen un minuto, por favor, para notificar de que estamos retirando el auto de la fiesta y que no haya ninguna confusión de un robo. —dice el chofer y nosotros simplemente asentimos como respuesta. Durante unos minutos, Julie y yo esperamos sentados en el asiento trasero, sin siquiera compartir una palabra. Sólo mirando al frente del auto.Nuestro auto es el único que está afuera listo para arrancar.Observo por la ventana y noto que efectivamente Dereck y Alhelí también se están retirando de la fiesta. Los veo subir a un auto y el mismo conduce hasta detenerse detrás de nosotros.Nuestro conductor