Annie no puede dejar de llorar, abrazada a Noreen, se siente el ser más despreciable de la tierra, jamás imagino que se convertiría en una delincuente, si su madre supiera lo lejos que llego, se avergonzaría de ella.
—Ya, mi querida Annie, no llores más —la consuela Noreen, abrazándola, acariciando dulcemente su cabello, como si fuera su abuela.—No puedo creer estar haciendo esto, Noreen, secuestrarán a una persona, tendré que cuidar de él, estoy siendo cómplice de un secuestro—llora desconsoladamente—Annie... No le harán daño, tienes que pensar en eso, solo serán unos días y luego tendrás el dinero para el tratamiento de tu madre. Sé que es una locura, que está mal, en otras circunstancias te aconsejaría que no lo hicieras, pero no tienes otra alternativa, mi niña.—Lo sé, Noreen, lo sé, solo espero que mi madre no se entere de esto, porque su desilusión hacia mí, se la llevara antes que el cáncer.John esta en su habitación, preparando sus valijas, mañana muy temprano viajan para la ciudad capital, con Max, su vicepresidente y mejor amigo, sus asistentes y demás compañeros del partido político. Desde muy joven siempre fue enemigo de las guerras, recuerda las historias que su abuelo le contaba de niño, la guerra en su país natal y como había huido de ellas, por eso necesita la unión de los demás mandatarios internacionales, para terminar con el conflicto bélico y traer paz, refugio y contención a las personas que ven como única salida, huir de su país.En ese momento, su teléfono celular comienza a sonar, John deja lo que está haciendo y atiende la llamada de un número desconocido :—Hola, ¿Quién habla? —pregunta, la mayoría de los presidentes tienen asistentes que toman las llamadas por ellos, pero a John le gusta hablar directamente con las personas—Señor presidente, por su propio bien no asista a la convención por la paz, no ponga en riesgo su vida, de lo contrario se arrepentirá —acto seguido se corta la llamada , dejando a John muy confundido, ¿Qué fue eso? ¿una amenaza de muerte? No es que sea la primera ves qué recibe una desde que esta en el poder, pero está vez sonó demasiado convincente. John vuelve a tomar su celular y marca el número de Max—Hola John —saluda su amigo, del otro lado del teléfono —¿Ya estás preparando tus valijas? ¿Terminaste el discurso?¿Necesitas Ayuda?—Max... escucha—El presidente comienza a relatarle lo sucedido a su amigo.—¡Oh, por Dios John! ¿Qué piensas hacer? —pregunta preocupado, siempre le ha interesado la seguridad de John, sin embargo, sabe que su amigo es un poco terco y no va a ser fácil convencerlo de que no asista a la convención.—Iré Max... No permitiré que esos delincuentes se salgan con la suya —contesta, el presidente, muy seguro.—John, por favor, estarás poniendo en riesgo tu vida—Max intenta hacerlo cambiar de opinión, sin éxito.—Descuida, Max. Hablaré con el jefe de seguridad,—¡John! Aunque tengas más guardaespaldas no podrás evitar un atentado, ¿Recuerdas al presidente de Estados Unidos? Por favor amigo, no arriesgues tu vida—exclama Max, preocupado por su presidente—Olvídalo Max... No podrás hacerme cambiar de opinión.—Lo se, m*****a sea, lo intente, déjame qué hable personalmente con el jefe de seguridad. Así me quedaré más tranquilo.—Gracias por preocuparte por mi, Max, confío en ti.Al día siguiente, Annie regresa a casa, del basural, un rato antes de almorzar, debe hacer la comida para su familia. Pero cuando abre la puerta, se sorprende al ver que su madre ya ha preparado el almuerzo y están esperándola para comer. Annie sorprendida y feliz se acerca a la mujer y la abraza con mucho cariño.—Mamá! No sabes lo feliz que me hace verte levantada y de ánimo.—Hola mi niña, hoy has trabajado muy duro. Era lo menos que podía hacer por ti, ahora siéntate y come, Marcus y yo estábamos esperándote, ¿A donde estabas? —pregunta Sabina, su madre.—Mamá... Estaba ayudando a Noreen con algunas cosas, sabes que esta muy cansada.—Si, pobre amiga mía, está sola, vieja, no tiene a nadie que la ayude, gracias a Dios que te tenemos a ti, Annie, eres la luz de nuestros ojos.—Y ustedes son la mía —Annie no sabe como empezar la conversación, debe contarle a su mamá que estará lejos por un mes, en la ciudad y que Noreen vendrá a cuidar de ella, sabe que si Sabina se entera de la verdad jamás dejaría que arriesgue su libertad por ella—Mamá, hay algo que debo contarte.—Dime, mi niña —dice Sabina, mientras enciende la pequeña televisión qué se encuentra en su casa, y pone el canal de noticias.—Mama... Necesito irme a la ciudad... Por un mes —confiesa Annie, titubeando, sorprendiendo a Sabina, qué abre los ojos de par en par.—Annie... ¿Otra vez has decidido irte? —pregunta su madre algo triste.—Si mamá, necesito conseguir un trabajo digno, dónde pueda ganar lo suficiente para tu tratamiento.—Hija, por favor... No cometas una locura por mi culpa.—Mamá, no es tu culpa, es mi decisión, quiero darles una buena vida a Marcus y a ti... Merecen mucho más que un trailer abandonado.—Annie, ¿Cuando te iras? —pregunta Sabina, desconsolada por la partida de su hija. Sabe que nada la hará cambiar de opinión, cuando se le mete algo en la cabeza, es inútil persuadirla, es la viva imagen de su padre.—Mañana mismo mama, tengo una entrevista de trabajo, pero descuida, Noreen vendrá a cuidar de Marcus y de ti.—Hija, eres lo más valioso que tenemos, le agradezco tanto a Dios tener una hija como tu —si su madre supiera que será cómplice de un secuestro, sin dudas, dejaría de pensar lo mismo.—Ten mucho cuidado, Annie, no caigas en estafas, o en trata de mujeres, la ciudad es muy peligrosa.—Estaré bien, mamá, no te preocupes por mi —La muchacha se acerca a su madre y le da un tierno beso en la mejilla —los voy a extrañar mucho —confiesa, cuando una pequeña lagrima rueda por sus mejillas.En ese momento, ambas mujeres les llama la atención el pequeño aparato encendido. Un periodista está dando un comunicado sobre el presidente de la nación.—¡Noticias de último momento! ¡El presidente John Meyer acaba de ser secuestrado horas antes de comenzar la convención de la paz! ¿Será esto una advertencia para el mandatario? En minutos seguiremos informando.Annie no puede creer lo que esta escuchando... ¿Podra ser una casualidad? Rememora las palabras de Michel... Es una persona muy importante, no quieren hacerle daño, solo que no deben permitir que se presente a la convención por la paz. Siente que las piernas le flaquean y su cuerpo comienza a temblar.—¿Sucede algo, Annie? –pregunta preocupada, tomándola de la mano.—No, mamá, solo me sorprendi,— ¿Qué pasará si la persona que debe tener en cautiverio es nada más y nada menos que el presidente de la nación, John Meyer?Max no puede creer lo que acaba de suceder, las amenazas fueron ciertas, sigue sin poder entender como John fue secuestrado, a pesar de haber doblado en números la seguridad, la terquedad de su amigo fue más fuerte , decidió salir sin guardaespaldas a correr, diciendo que serían unos minutos, que no pasaría nada y ahora no hay rastros de él, si le pasa algo a John, no podría soportarlo, ni perdonárselo nunca. Ya ha puesto en funcionamiento a la policía y a los grupos militares, encontrará al presidente como sea, a costa de su propia vida.Los periodistas se han hecho un festín con las noticias, los teléfonos de la casa presidencial no dejan de sonar buscando información y los mandatarios de todo el mundo han enviado su ayuda, para encontrar a John con vida, solamente queda dar con esos malnacidos y encerrarlos en la cárcel por el resto de sus vidas.Michel se encuentra en el lugar donde permanecerán encerrados durante un mes con la persona secuestrada, Annie está allí acompañándolo, c
—¡Suélteme, por favor, me está haciendo daño! —John queda estupefacto al escuchar la voz de una mujer detrás de esa máscara y suelta violentamente su muñeca, sin dejar de gritar.—¡No te lo volveré a repetir, quítame estas cadenas! —John intenta forcejear con dichas cadenas, pero comienza a hacerse daño.—¡Deténgase, por favor, se está lastimando! —exclama Annie, muy preocupada.—¿Crees que te haré caso? No puedo creer que siendo una mujer te prestes para semejante acto, libérame, no sabes lo que estás haciendo. Si me dejas ir, me olvidaré de todo esto —John intenta persuadir a la mujer que tiene adelante, sin éxito.—Lo siento, señor presidente, pero no puedo hacerlo, solo debe tranquilizarse, no le haremos daño, se quedará aquí durante unos días y luego será liberado—explica Annie.—¿Durante unos días? ¿Cuántos exactamente? —pregunta furioso.—un mes, señor... —Responde muy asustada, lejos de él, sin dudas mañana tendrá un buen moretón en su muñeca.—¿Estás loca? ¿Un mes aquí? Olvíd
—Claro que si, señor presidente —exclama Annie, sentándose junto a él, sobre la cama—espero que el desayuno sea de su agrado.—Con el hambre que tengo me comería una vaca entera —responde John, algo más tranquilo que el día anterior, seguramente se dio cuenta de que no le servía de nada luchar —¿ya desayunaste? Puedes comer de aquí, si quieres.—Descuide señor, no tengo apetito —la culpa que siente en este momento es tan fuerte que le ha cerrado el estómago, hace días que no prueba bocado.—No puedo ver tu rostro, pero creo que no te encuentras bien.—No se preocupe señor presidente, me siento bien—contesta Annie, intentando ser convincente.—Dime... ¿Cómo está tu muñeca? —John sostiene la mano de la joven y puede ver un enorme hematoma sobre su muñeca —Oh por Dios, lo lamento mucho, soy demasiado fuerte y tu muy pequeña, no quería hacerte daño.—Mi muñeca estará bien señor, en unos días dejará de molestar.—Solo John, por favor —exclama, odia que todo el tiempo lo estén llamando con
Varias horas después, una vez terminada la cena, Annie toma la bandeja con comida y se dirige a la habitación del presidente.Al ingresar, se acerca a él y nota que está profundamente dormido, deja la bandeja en la mesa junto a la cama y se queda observándolo detenidamente.Si le hubiesen dicho que existía una persona tan increíblemente hermosa, no lo hubiese creído. Annie no puede creer sus pensamientos, en estos momentos, no puede decir que se ha enamorado de él, pero sí que la atrae de todas las maneras posibles, se siente tan extraña cuando esta frente a él y no es solamente miedo, la emoción que siente en ese momento. Se había criado con muchos vecinos varones, pero siempre los veía como amigos, yendo al basural a buscar un poco de comida, nunca había sentido lo que siente por el presidente. Annie se golpea la cabeza, regañándose así misma, fuera o no fuera amor lo que siente , él jamás se fijaría en ella, no solamente por sus orígenes, sino por su edad, ella apenas es una niña,
—¿Cómo podría hacer eso, señor presidente? —pregunta Annie sorprendida. Sabe que son personas muy poderosas, capaz de hacerle daño a Marcus y a su madre.—Escucha... Hagamos un trato, Noreen, no te haré daño, no volveré a insultarte, no intentaré huir, a cambio de que averigües quien está detrás de todo esto, o traigas información... prometo protegerte pase lo que pase... ¿Aceptas? —manifiesta John, mientras le brinda su mano derecha para cerrar el trato. Después de pensarlo unos segundos Annie acepta, no sabe si esta haciendo lo correcto, pero últimamente no lo está haciendo así que no le queda otra opción que aceptar el trato con el presidente.—Acepto, señor presidente —Annie le brinda su mano y cuando ambas se estrechan puede sentir una corriente eléctrica qué recorre todo su cuerpo ¿Por que siente estas cosas? ¿Acaso se ha vuelto loca?John no pasa inmune a ese contacto, siente algo que le es incapaz soltar la mano que tiene entre las suyas, esa mano callosa, lastimada, pero suav
—¡Oh, por Dios! —Exclama Annie, asustada llevándose instintivamente las manos a su rostro, dándose cuenta de que el presidente acaba de descubrir su identidad —Señor presidente... yo—esta tan nerviosa que las lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas sin poder controlarlas.John no puede creer lo que esta viendo, es que es imposible... Su secuestradora es... Solamente una niña. Sin embargo, nunca había visto a una niña tan increíblemente hermosa, maravillosa, dueña de un cabello castaño claro ondulado y unos ojos celestes impresionantes, que podría perderse en ellos por horas, de donde salió esta belleza de mujer, que no puede dejar de mirarla.—Así que no te llamas Noreen —manifiesta John cuando logra por fin que las palabras salgan de su boca.—Lo siento, no quería mentirle—Annie baja su mirada, avergonzada —tenía miedo de que descubriera mi identidad, pero ya no puedo esconderme de usted.—Hicimos un trato, no tienes porque tener miedo de mí —le recuerda John, sin poder dejar de
—¿A que se refiere con asesinarlo? —pregunta Michel conmociónado, ¿Qué fue lo que paso? Hasta hace unos días querían que tenga los mejores cuidados, ahora quieren deshacerse de él.—¿Acaso no sabes lo que es matar a alguien? —exclama MMG indignado, que mala suerte tuvo de haber encontrado unos imbéciles para secuestrar al presidente.—Si señor, solo que hace unas semanas nos dijo que lo cuidemos bien y ahora... Me está pidiendo que acabemos con él, secuestrar y asesinar no es lo mismo, estamos hablando del presidente de la nación.—Michel desde el principio te dije que los protegería, solo tienes que matarlo y deshacerte del cuerpo, no es muy difícil.—Entiendo, señor.Max no sabe qué hacer, estos días como presidente, al estar desaparecido John, es un caos, nunca se imaginó que fuera tan difícil. Esta en su despacho preparando un discurso, ya que en unas horas, debe dar una conferencia de prensa a todo el país, comentando los avances en la búsqueda de John, no son muchos, pero hay al
—¿A qué te refieres con eso, Annie? —pregunta John confundido, observándola detenidamente.—No lo se, solo se que he escuchado esa voz en otro momento.—Quizás lo has visto en la televisión, Max me acompaña a todos los viajes y muchas veces ha dado conferencias de Prensa en mi lugar—confía tanto en él, sin dudas se siente una persona Privilegiada al tener un amigo como Max, sobre todo en la política, donde la amistad es algo que no todo el mundo la tiene.—No creo, no miro mucha televisión, hay algo extraño en él.—¿Qué queres decir, Annie?—Olvídalo, seguro son ideas mías, comamos o se enfriará la comida.—Tienes razón—John toma sus cubiertos y comienza a cortar el pollo, luego, junto a una rodaja de papa, se lo introduce en la boca, saboreándolo con mucha nostalgia, cerrando sus ojos. Annie observa la situación, preocupada.—¿Estás bien?—Si, Annie... No te imaginas lo que esto Significa para mí —confiesa John, siendo vulnerable por primera vez con ella, algo que no es muy normal en