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Capitulo 3: El Presidente Ha Sido Secuestrado.

Annie no puede dejar de llorar, abrazada a Noreen, se siente el ser más despreciable de la tierra, jamás  imagino que se convertiría en una delincuente, si su madre supiera lo lejos que llego, se avergonzaría de ella.

—Ya, mi querida Annie, no llores más —la consuela Noreen, abrazándola, acariciando dulcemente su cabello, como si fuera su abuela.

—No puedo creer estar haciendo esto, Noreen, secuestrarán a una persona, tendré que cuidar de él, estoy siendo cómplice de un secuestro—llora desconsoladamente

—Annie... No le harán daño, tienes que pensar en eso, solo serán unos días y luego tendrás el dinero para el tratamiento de tu madre. Sé que es una locura, que está mal, en otras circunstancias te aconsejaría que no lo hicieras, pero no tienes otra alternativa, mi niña.

—Lo sé, Noreen, lo sé, solo espero que mi madre no se entere de esto, porque su desilusión hacia mí, se la llevara antes que el cáncer.

John esta en su habitación, preparando sus valijas, mañana muy temprano viajan para la ciudad capital, con Max, su vicepresidente y mejor amigo, sus asistentes y demás compañeros del partido político. Desde muy joven siempre fue enemigo de las guerras, recuerda las historias que su abuelo le contaba de niño, la guerra en su país natal y como había huido de ellas, por eso necesita la unión de los demás mandatarios internacionales, para terminar con el conflicto bélico y traer paz, refugio y contención a las personas que ven como única salida, huir de su país.

En ese momento, su teléfono celular comienza a sonar, John deja lo que está haciendo y atiende la llamada de un número desconocido  :

—Hola, ¿Quién habla? —pregunta, la mayoría de los presidentes tienen asistentes que toman las llamadas por ellos, pero a John le gusta hablar directamente con las personas

—Señor presidente, por su propio bien no asista a la convención por la paz, no ponga en riesgo su vida, de lo contrario se arrepentirá —acto seguido se corta la llamada , dejando a John muy confundido, ¿Qué fue eso?  ¿una amenaza de muerte? No es que sea la primera ves qué recibe una desde que esta en el poder, pero está vez sonó demasiado convincente. John vuelve a tomar su celular y marca el número de Max

—Hola John —saluda su amigo, del otro lado del teléfono —¿Ya estás preparando tus valijas? ¿Terminaste el discurso?¿Necesitas Ayuda?

—Max... escucha—El presidente comienza a relatarle lo sucedido a su amigo.

—¡Oh, por Dios John! ¿Qué piensas hacer? —pregunta preocupado, siempre le ha interesado la seguridad de John, sin embargo, sabe que su amigo es un poco terco y no va a ser fácil convencerlo de que no asista a la convención.

—Iré Max... No permitiré que esos delincuentes se salgan con la suya —contesta, el presidente, muy seguro.

—John, por favor, estarás poniendo en riesgo tu vida—Max intenta hacerlo cambiar de opinión, sin éxito.

—Descuida, Max. Hablaré con el jefe de seguridad,

—¡John! Aunque tengas más guardaespaldas no podrás evitar un atentado, ¿Recuerdas al presidente de Estados Unidos? Por favor amigo, no arriesgues tu vida—exclama Max, preocupado por su presidente

—Olvídalo Max... No podrás hacerme cambiar de opinión.

—Lo se, m*****a sea, lo intente, déjame qué hable personalmente con el jefe de seguridad. Así me quedaré más tranquilo.

—Gracias por preocuparte por mi, Max, confío en ti.

Al día siguiente, Annie regresa a casa, del basural, un rato antes de almorzar, debe hacer la comida para su familia. Pero cuando abre la puerta, se sorprende al ver que su madre ya ha preparado el almuerzo  y están esperándola para comer. Annie sorprendida y feliz se acerca a la mujer y la abraza con mucho cariño.

—Mamá! No sabes lo feliz que me hace verte levantada y de ánimo.

—Hola mi niña, hoy has trabajado muy duro. Era lo menos que podía hacer por ti, ahora siéntate y come, Marcus y yo estábamos esperándote, ¿A donde estabas? —pregunta Sabina, su madre.

—Mamá... Estaba ayudando a Noreen con algunas cosas, sabes que esta muy cansada.

—Si, pobre amiga mía, está sola, vieja, no tiene a nadie que la ayude, gracias a Dios que te tenemos a ti, Annie, eres la luz de nuestros ojos.

—Y ustedes son la mía —Annie no sabe como empezar la conversación, debe contarle a su mamá que estará lejos por un mes, en la ciudad y que Noreen vendrá a cuidar de ella, sabe que si Sabina se entera de la verdad jamás dejaría que arriesgue su libertad por ella—Mamá, hay algo que debo contarte.

—Dime, mi niña —dice Sabina, mientras enciende la pequeña televisión qué se encuentra en su casa, y pone el canal de noticias.

—Mama... Necesito irme a la ciudad... Por un mes —confiesa Annie, titubeando, sorprendiendo a Sabina, qué abre los ojos de par en par.

—Annie... ¿Otra vez has decidido irte? —pregunta su madre algo triste.

—Si mamá, necesito conseguir un trabajo digno, dónde pueda ganar lo suficiente para tu tratamiento.

—Hija, por favor... No cometas una locura por mi culpa.

—Mamá, no es tu culpa, es mi decisión, quiero darles una buena vida a Marcus y a ti... Merecen mucho más que un trailer abandonado.

—Annie, ¿Cuando te iras? —pregunta Sabina, desconsolada por la partida de su hija. Sabe que nada la hará cambiar de opinión, cuando se le mete algo en la cabeza, es inútil persuadirla, es la viva imagen de su padre.

—Mañana mismo mama, tengo una entrevista de trabajo, pero descuida, Noreen vendrá a cuidar de Marcus y de ti.

—Hija, eres lo más valioso que tenemos, le agradezco tanto a Dios tener una hija como tu —si su madre supiera que será cómplice de un secuestro, sin dudas, dejaría de pensar lo mismo.

—Ten mucho cuidado, Annie, no caigas en estafas, o en trata de mujeres, la ciudad es muy peligrosa.

—Estaré bien, mamá, no te preocupes por mi —La muchacha se acerca a su madre y le da un tierno beso en la mejilla —los voy a extrañar mucho —confiesa, cuando una pequeña lagrima rueda por sus mejillas.

En ese momento, ambas mujeres les llama la atención el pequeño aparato encendido. Un periodista está dando un comunicado sobre el presidente de la nación.

—¡Noticias de último momento! ¡El presidente John Meyer acaba de ser secuestrado horas antes de comenzar la convención de la paz! ¿Será esto una advertencia para el mandatario? En minutos seguiremos informando.

Annie no puede creer lo que esta escuchando... ¿Podra ser una casualidad? Rememora las palabras de Michel... Es una persona muy importante, no quieren hacerle daño, solo que no deben permitir que se presente a la convención por la paz. Siente que las piernas le flaquean y su cuerpo comienza a temblar.

—¿Sucede algo, Annie? –pregunta preocupada, tomándola de la mano.

—No, mamá, solo me sorprendi,— ¿Qué pasará si la persona que debe tener en cautiverio es nada más y nada menos que el presidente de la nación, John Meyer?

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